En 2006 Togo escribió su página más gloriosa en la escena del fútbol
internacional al clasificar por primera vez a un Campeonato del Mundo.
Independizado en 1960 de Francia, este país ubicado en el oeste del continente
africano entre Ghana, Benín y Burkina Faso y con costas al Atlántico tuvo doce
años después su participación debut en la Copa Africana de Naciones (CAN) en
Camerún 1972. Justamente a benineses y ghaneses dejó en el camino eliminatorio
pero en suelo camerunés los goles de Edmond Apeti Kaolo no bastaron para superar
la fase de grupos. Siguieron cinco apariciones más en la CAN (1984, 1998, 2000,
2002 y 2006) hasta que en la previa de Angola 2010 un atentado terrorista
provocó dolor y muerte más el posterior retiro del seleccionado togolés, que
debía intervenir en el Grupo B -con Cabinda como sede central- junto a Costa de
Marfil, Ghana y Burkina Faso.
Luego de Alemania 2006, donde Togo perdió sus tres compromisos en el
Grupo G -con Corea del Sur, Suiza y Francia- se mantuvo la base con Adebayor, el
arquero Agassa, Romao, Dossevi y Salifou como referentes. Y el último día de
mayo de 2008 comenzó el camino a la CAN Angola 2010 y al Mundial del mismo año
en Sudáfrica. Una misma eliminatoria iba a servir para definir los clasificados
para ambos certámenes. Con dos triunfos como local y dos caídas como visitante
ante Zambia y Swazilandia -hoy Eswatini- en el Grupo 11 clasificó como uno de
los mejores segundos a su CAN número siete. Ese segundo puesto sirvió también
para avanzar a la fase final del camino al primer Mundial en África. Sin
embargo, Togo solamente pudo ganar en la fecha inicial del Grupo A (1-0 a
Camerún con gol de Adebayor) y en el cierre de la zona (1-0 a Gabón con tanto de
Floyd Ayité) quedando tercero detrás de los Leones Indomables -clasificados- y
de los gaboneses. Marruecos terminó último.
El siguiente compromiso para Togo comenzaba el 10 de enero de 2010 en
Angola, donde las ciudades sedes elegidas para la CAN fueron Luanda, Benguela,
Lubango y Cabinda. El 11 de enero sería el debut ante Ghana en el Estadio
Chimandela de Cabinda. El campamento togolés se había establecido a principios
de ese 2010 en Pointe Noire (Congo), ciudad ubicada a unos 100 kilómetros de
Cabinda, que es un enclave angoleño situado entre la República Democrática del
Congo y el llamado Congo Brazzaville, una zona de conflicto desde 1975. A pesar
de que la recomendación del Comité Organizador era realizar los traslados en
avión Togo tomó otra decisión. En vez de hacer el trayecto por vía aérea (Pointe
Noire-Luanda-Cabinda) decidieron atravesar una zona conflictiva en autobús. Al
cruzar la frontera se les unieron las fuerzas de seguridad angoleñas que debían
escoltarlos a través del bosque, un área conocida como base de grupos que desde
hace años reclaman por la independencia de Cabinda.
Luego de 15 minutos por el bosque algunos jugadores escucharon algunos
tiros a lo lejos y hasta hicieron algunas bromas al respecto, según cuentan las
crónicas de esos días. Pero pronto el autobús se detuvo y los tiros estaban ahí
afuera y no se irían por más o menos media hora. El conductor Mario Adjoua
resultó herido y por eso el transporte dejó de avanzar para dar lugar al
enfrentamiento entre las fuerzas angoleñas y los rebeldes. "Siempre es un
recuerdo doloroso y trágico -dice ante la consulta de Sporting África el
periodista togolés Steven Lavon-. Es increíble pensar que un equipo iba a jugar
un partido de fútbol y terminó con muertos en su delegación. En ese momento
trabajaba en una emisora de radio y esa tarde estaba haciendo un programa de
presentación para los grupos de la CAN 2010. Acababa de terminar el programa
cuando escuché los primeros rumores. Encendí el televisor y la noticia estaba en
todos los canales de noticias. A partir de ahí fue todo pánico. La información
iba por todos lados".
Además del conductor fallecieron el Jefe de Prensa Stanislas Ocloo y
Amelete Abalo, entrenador asistente. “Hubo pistolas, ametralladoras… Estaban
armados hasta los dientes. Me dije: este es el final”, recordó años después uno
de los jugadores que iba en el micro. Rodrigues Mingas, el secretario general
del FLEC (Frente para la Liberación del Enclave de Cabinda) reivindicó la
responsabilidad en el atentado y poco después se emitió una orden de captura
internacional contra él.
Del plantel liderado por Adebayor -por ese tiempo figura del Manchester
City- el más perjudicado fue el arquero Kodjovi Obilale del Pontivy francés.
“Escuché el sonido de una ametralladora y en el mismo momento en que quise
moverme para esconderme, fue como si estuviera clavado en el asiento. Fue
entonces cuando me vi a mí mismo, tanto mi vientre como mi espalda estaban
sangrando. Entré en pánico y comencé a gritar: 'Me han dado, ayuda, quiero ver a
mis hijos. No quiero morir aquí'", recordó en una nota con la BBC en el décimo
aniversario de aquel trágico día.
"Estuvimos en medio de eso durante 30 minutos o incluso un poco más. El
autobús se detuvo y nos dispararon por media hora. Fue una de las peores
experiencias que he vivido", declaró Adebayor quien también afirmó ver una flota
de vehículos 4x4 que llegaron para llevarse al escuadrón escondido en el bosque.
Luego de un breve silencio los más perjudicados fueron llevados a un hospital en
las afueras de Cabinda.
La delegación llegó finalmente a la Villa Olímpica donde ya estaban los
planteles de sus otros rivales. Los marfileños Touré y los ghaneses Ayew se
acercaron a brindar su apoyo y conocer de primera mano lo que había sucedido.
Ahí comenzó a gestarse el siguiente dilema: ¿debía jugar Togo la CAN? Algunos
jugadores querían jugar como homenaje a los fallecidos, otros no estaban en
condiciones de hacerlo por la conmoción y el trauma de lo sucedido. “Un ser
humano en África no vale nada”, dijo Adebayor tras la imposición de la CAF a
jugar la CAN a pesar del ataque sufrido.
"El Estado togolés estaba preocupado por el estado de ánimo de sus
compatriotas. Sentían que después de experimentar tal conmoción, jugar al fútbol
no era lo primordial. Y especialmente jugar luego de las muertes era impensable
para el gobierno", agrega Steven Lavon, hoy miembro de la Association des
Journalistes Sportifs du Togo y de AIPS Media. Las autoridades togolesas en Lomé
terminaron interviniendo y ordenaron el regreso de toda la delegación a casa
para asistir a los funerales de los fallecidos y participar en las ceremonias de
duelo nacional. Esa decisión luego provocó una breve prohibición de la CAF por
una supuesta "injerencia gubernamental" en el fútbol. Pero al poco tiempo fue
revocada por recomendación de FIFA y Togo no tuvo que esperar cuatro años para
volver a competir.
El que peor la pasó en los años sucesivos fue Kodjovi Obilalé. Tras el
atentado el arquero fue operado en Angola antes de ser trasladado a
Johannesburgo para otra operación. Allí, pasó 48 horas en coma. Nunca pudo
volver a las canchas. Entre 2010 y 2016 lo operaron en ocho ocasiones y tuvo que
atravesar innumerables sesiones de fisioterapia. Gracias a eso pudo pasar de su
silla de ruedas a movilizarse con muletas. “Mi vida no es la misma después de
todas las cirugías. He tenido dolores frecuentes durante seis años, pero no
tengo otra opción. Este dolor es parte de mi vida diaria. Tengo que afrontarlo y
tratar de ocultar mi dolor todos los días. Pero la discapacidad no es algo que
se pueda ocultar a las personas", dijo en 2016 a Al Jazeera. Al principio sintió
que la CAF y la comunidad futbolística le daban la espalda, pero en el último
tiempo las cosas parecen cambiar. En agosto de 2020 la entidad madre del fútbol
africano le envió un cheque por 10.000 dólares y antes había sido invitado a la
final de la CAN 2019 en Egipto entre Argelia y Senegal. "Me gustaría agradecer
al presidente de CAF, así como a los señores Anthony Baffoe y Samuel Eto'o
quienes hicieron mucha campaña por mi caso dentro de CAF", declaró Obilalé a RFI en
el aniversario número 10 de la tragedia de Cabinda.
En Sudáfrica 2013 Togo pudo volver a una CAN. “Volvemos a la CAN después
de esa tragedia, de la que nunca podremos pasar página del todo; nos perseguirá
toda la vida. Pero también nos da fuerzas, porque defender nuestros colores será
una forma de rendir homenaje a todas las personas que resultaron alcanzadas
entonces por el tiroteo”, sostuvo Ayité por aquellos días en los que los
Gavilanes tuvieron su mejor actuación en la historia de la CAN al llegar hasta
los cuartos de final y caer ante Burkina Faso que sería subcampeón.
La vida futbolística de Togo siguió y seguirá pero esa tragedia quedará por siempre en la
memoria. "Las circunstancias y razones reales siguen sin estar claras. Este
evento nunca le había sucedido a Togo ni a otra nación durante una CAN.
Seguramente nunca entenderemos las motivaciones de quienes atentaron. Pero en
Togo seguimos llorando a los muertos y heridos durante este ataque", cierra el
periodista Steven Lavon.
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