martes, 12 de agosto de 2025

Tragedias Africanas: Port Said 2012

EPISODIO 4 [Por Diego Martín Yamus] A comienzos de los años 2010, una muerte de un joven en Túnez fue el detonante de una serie de revueltas sociales en el Norte de África y parte de Asia, recordada como la “primavera árabe”. La gente, harta de la mala situación social en varios países, empujó al final a los dictadores que la sometían. Todo quedaría en el ítem político. Desgraciadamente, el conocido fundamentalismo de esa zona llevó a que la primavera árabe generara una de las mayores tragedias del fútbol mundial. Esa primavera que era para liberación fue la que en Port Said (Egipto) se cobró la vida de 74 inocentes que sólo iban a ver un partido de fútbol, aquel nefasto 1 de febrero de 2012 entre Al Masry y el supercampeón del continente Al Ahly.

Las agitaciones comenzaron, se considera, el 17 de diciembre de 2010 cuando el joven vendedor ambulante Mohamed Bouazizi fue despojado por la policía de su mercadería y su dinero, y decidió inmolarse. El pueblo se levantó en protesta y tras su muerte, logró la renuncia del presidente Ben Ali, que gobernaba desde 1987. En otros lugares el triste hecho produjo un contagio y así el reclamo popular bajó del pedestal al libio Muamar Al Gaddafi, al sirio Bashar Al Assad, al líder en Yemen Ali Abdullah Salehy al argelino Abdelaziz Buteflika. Y en Egipto, aquel febrero de 2011 una gran masa se manifestó en la plaza de Tarir en El Cairo para destituir a Hosni Mubarak, mandamás desde 1981. Entre esa masa había muchos hinchas del Al Ahly, algunos gestores de la protesta, que dio resultado con la renuncia de Mubarak días más tarde. Supuestamente la paz volvía a esa tierra. Pero gente de otro popular club, Al Masry de Port Said, pensaba totalmente distinto. Y pensar distinto en estos países puede ser letal. Como lo sería menos de un año después en el estadio de esa ciudad, en el partido por la liga local de primera división.

Los locales y partidarios del depuesto Mubarak orquestaron todo para la catástrofe. Dos días antes del encuentro, subieron a YouTube una canción amenazante contra su rival. Ya ese miércoles, el mismo se demoró en arrancar media hora cuando invadieron adrede el campo, lo que repitieron en el entretiempo y, luego del primer gol visitante, en los tres de su equipo. Al mismo tiempo tiraron piedras y botellas, y hasta uno entró con una bengala. El árbitro decidió interrumpir las acciones, pero luego las reanudó. Al Masry dio vuelta el marcador con dos goles antes de los 83 minutos y varios fanáticos ingresaron detrás del arco de Al Ahly. El técnico portugués de los Diablos Rojos, Manuel José, advirtió a sus suplentes y ayudantes: “Ni bien pita el juez corremos al vestuario”. En tiempo agregado el ganador marcó el 3-1 final. Final del fútbol, comienzo de la pesadilla hecha realidad. Los enloquecidos hinchas volvieron a invadir la cancha y persiguieron a los visitantes tirándoles botellas y bengalas. Los futbolistas y sus entrenadores lograron llegar protegidos por la Policía, mientras los de Al Masry arremetieron contra los de Al Ahly y los asesinaron con cuchillos y palos, o arrojándolos de las tribunas, mientras los que querían escapar se toparon con las puertas cerradas y fallecieron por asfixia. No conformes con cometer sus locuras en el estadio, otros fueron detrás de las ambulancias que llevaban heridos al hospital, las abrieron y les quitaron la vida. El desastre se llevó 74 personas, 72 visitantes, un policía y uno del local, y entre 500 y 1000 heridos.

Un argentino fue triste testigo presencial de todo: Oscar Elizondo, un cordobés ayudante de Manuel José, era encargado de filmar los partidos para analizar los rivales. Esa noche José le pidió no hacerlo. Y cuando fue el cierre, corrió junto a los suyos y recibió un puntapié y cayó, pero se levantó y continuó al vestuario, no sin sentir una piedra que le rozó la cabeza. Estuvo con el plantel encerrado tres horas en el camarín ocupado por unos 500 hinchas visitantes y debió meterse en el baño a hablar con medios argentinos que lo llamaban a su teléfono; mientras tanto, cuatro jóvenes fallecían frente al plantel. Horas más tarde la delegación se fue en una tanqueta militar y luego un avión de ese rango los dejó en El Cairo.

El luctuoso hecho no sólo se cobró vidas inocentes, perjudicó al fútbol de Egipto, el país más ganador de África. Se suspendieron este y el siguiente campeonato. El primer ministro Kamal Ganzuri disolvió la Federación y removió al gobernador de Port Said. El presidente del Al Ahly Hassan Hamdy suspendió toda actividad deportiva, anunció no jugar más en Port Said por cinco años y 40 días de duelo, además de abrir una cuenta bancaria para compensar materialmente a las familias de las víctimas. Manuel José renunció y contó que vio un cartel en la tribuna local que decía “los vamos a matar a todos”. Criticó a la policía y al árbitro por no parar el partido. También el presidente del Al Masry, Kamel Abu Ali, y el entrenador, el glorioso Hossam Hassan, dimitieron. Otros tres grandes del fútbol egipcio, Mohamed Aboutrika, Mohamed Barakat y Emad Moteab, figuras del Ahly, decidieron retirarse. El mandatario de la FIFA Joseph Blatter envió condolencias a las familias y declaró “hoy es un día negro para el fútbol”. Mucho más ligeramente, el capitán del Masry Karim Zekri y su hermano Mohamed acusaron a la policía, los militares y el ex régimen por incitar a la tragedia, argumentando falta de controles en el acceso, luces apagadas y puertas cerradas del estadio.

Días después, Elizondo debió consultar a su psicóloga, Patricia Ramírez. Ésta le recomendó: —Cuánto antes denles descanso a los jugadores, traten de sacarlos de ese entorno y no hablar del tema hasta que estén más tranquilos. Deben tratar de evitar los síntomas del síndrome de estrés postraumático”. No era suficiente; su esposa Laura contó que él no podía dormir bien. Oscar describió: “Es que esos minutos en el vestuario fueron los peores de mi vida. Nunca había tenido la sensación de pánico que te hace reaccionar de forma casi instintiva. Fue horrible ver la gente ensangrentada, herida, oírla gritar. Son imágenes que me quedarán grabadas por siempre.” Y agregó: “Y cuando vi las imágenes del tren llegando con los cadáveres a El Cairo tomé real dimensión de lo que nos habíamos salvado. Pero ese tren con cadáveres no fue lo más duro, lo más duro fue ir dando el pésame padre por padre de cada una de las víctimas en el velatorio oficial que organizó el club.” Poco después se fue a su residencia en Chiclana de la Frontera, España: “Me agarró un bajón. Se me juntaron la ansiedad de querer volver a trabajar con la hipersensibilidad que me había quedado después de la tragedia. Lloraba por cualquier cosa”. Sin embargo, Elizondo manifestó entonces sus ganas de regresar a Egipto: “Volvería con los ojos cerrados. Me siento con ganas de volver. Lo que pasó ese día no empaña mi paso por Al Ahly sino que ahonda mi sentimiento para con el club”.

El 26 de enero de 2013, un tribunal de Port Said condenó a pena de muerte a 21 personas y a otras a diversas penas en prisión. Manifestantes protestaron al día siguiente y hubo 30 fallecidos y varios heridos en enfrentamientos con la Policía. Egipto vivió la peor derrota de su riquísima vida, sólo por el hecho de que unos pensaran diferente de otros. Todos los años, Al Ahly realiza un recordatorio de esos inocentes cautivos de aquella primavera árabe que supuestamente era de liberación. Y pensar que su gente entona en cada encuentro un cántico que dice: “El día que te deje de apoyar será sin dudas porque estaré muerto”. Una real tragedia, mucho peor que una derrota en un partido de fútbol.

miércoles, 6 de agosto de 2025

Comenzó la CHAN en triple sede

El sábado dio comienzo una nueva edición de la CHAN, el certamen similar a la CAN exclusivo para jugadores de las ligas domésticas africanas. Esta vez con triple sede (Tanzania, Uganda y Kenia), Senegal buscará revalidar el título aunque tendrá varios rivales de temer. En tres días de competencia ya hemos tenido 10 partidos y solamente uno de los anfitriones no pudo ganar en el debut. 
En el encuentro inaugural, disputado en Dar Es Salaam, Tanzania arrancó con el pie derecho en el Grupo B al vencer 2-0 a Burkina Faso con festejos de Abdul Hamisi Suleiman -de penal- y Mohamed Hussein. Kenia, en Nairobi y por el Grupo A, venció por la mínima a RD Congo -campeón en 2009 y 2016- con gol de Austin Odhiambo. Y el único local que perdió fue Uganda, al caer por goleada 3-0 con Argelia, por los goles de Ghezala, Meziane y Bayazid. En este mismo Grupo C, Guinea venció 1-0 a Níger con tanto de Mohamed Bangoura. 

En su segunda presentación, Tanzania volvió a ganar, esta vez 1-0 sobre Mauritania, con gol de Shomari Kapombe cerca de los 90 minutos. De esta manera, los tanzanos lideran el Grupo A con 6 unidades escoltados por Burkina Faso que se impuso 4-2 a República Centroafricana en un partidazo. Papus Ouattara adelantó a los burkineses pero rapidamente llegó un golazo de tiro libre en los pies de Sydney Tchibinda, para el primer gol de los centroafricanos en la historia de la CHAN. Abdoul Abass Guiro y Patrick Malo -ambos de penal-, y Abdoul Karim Baguian pusieron las cosas 4-1 y con el tiempo cumplido llegó el último descuento de Ange Zoumara. Esta zona la completa Madagascar, que en su debut había empatado sin goles con los mauritanos. 
El Grupo A también tuvo el estreno de Marruecos (2-0 a Angola con goles de Imad Riahi y Balanga, en contra). Y por último, en la zona D hubo victoria del campeón defensor Senegal (1-0 a Nigeria con festejo de Christian Gomis) y empate a uno entre Congo y Sudán: Musa Ali Hussein adelantó a los sudaneses y Carly Ekongo Landou puso el 1-1 con cinco minutos por jugar. 

Lo que sigue...
Jueves 7 de agosto: RD Congo vs Zambia y Angola vs Kenia
Viernes 8 de agosto: Argelia vs Sudáfrica y Uganda vs Guinea
Sábado 9 de agosto: Mauritania vs República Centroafricana y Tanzania vs Madagascar
Domingo 10 de agosto: Kenia vs Marruecos y Zambia vs Angola