[Por Diego Martín Yamus] Hay jugadores que en sí mismos no son grandes apellidos para el mundo del fútbol, pero que para su país representan casi un sinónimo. En África sucede con frecuencia: Adebayor en Togo, Aubameyang en Gabón, Mariga en Kenia, Kallon en Sierra Leona. Es ése también el caso de Osvaldo Fernando Saturnino De Oliveira, un gran goleador angoleño más recordado como Jesús, símbolo de los Palancas Negras y de su liga.
El delantero fue referente de la nación del suroeste por una década. Nacido el 14 de enero de 1956 en la capital Luanda, comenzó de adolescente en el club del mismo nombre en 1974, para al año siguiente pasar al Benfica Luanda y en 1976 al Terra Nova. Pero su gran tiempo le tocó por 1977, cuando llegó al gigante Petro de la capital. Y hasta su partida en 1988, dejó grandes actuaciones, buena cantidad de tantos (máximo de la Girabola en 1982, 1984 y 1985) y contribuyó a cinco ligas, una Copa y una Supercopa local.
Era obvio que un valor así no abunda en lugares como el suyo, y fue entonces que para 1979 fue llamado a la selección, para la que actuó 48 veces con 18 conquistas. La primera, el 12 de julio a Santo Tomé y Príncipe en un 2-1 amistoso. La última fue el 22 de enero de 1989, en un 2-2 con la enorme Nigeria que casi es triunfo en la eliminatoria para el Mundial Italia 90. Por ese certamen hizo asimismo su última aparición con los rojinegros, contra las Súper Águilas el 12 de agosto (derrota 0-1), donde el ya veterano ingresó por el defensor Gerry a los 46 minutos.
Jesús terminó poco después su carrera en Portugal, primero entre 1988 y 1990 en el Varzim y en el 90 en el Oliveirense. En 1995 fue técnico interino de su Petro, guiándolo al título de la Girabola, y luego fue presidente de la Federación varios años, tras lo cual en 2006 decidió postularse a ese cargo, pero para conducir a su país. Era lógico que tal recorrido debía ser reconocido, y la Confederación Africana (CAF) lo hizo incluyéndolo en 2009 en la lista de las CAF Legends. Es que Jesús fue, tal como su apodo, una leyenda viviente y gloriosa.
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