[Por Diego Martín Yamus] Es uno de esos líderes emblemas de un pequeño país de África, como tantos otros jugadores alrededor del continente. Creyente y polémico, goleador con pocos títulos, símbolo de cada equipo que ha defendido con su talento. De todo un poco es lo que define a Sheyi Emmanuel Adebayor como una estrella del mundo surgida desde un rinconcito de África, en este caso Togo.
Los inicios de “la serpiente de Lomé”, uno de sus locos apodos, fueron difíciles. Por una enfermedad no pudo caminar durante sus primeros cuatro años. Ya curado, se crió futbolísticamente en Lomé, la capital del país occidental, donde había nacido un 26 de febrero de 1984. Tras jugar en la cantera del Sporting Lomé y el OC Agaza, fue visto y fichado por reclutadores del Metz francés, adonde debutó profesionalmente en 2001. Su capacidad ofensiva y goleadora lo llevó enseguida y con apenas 18 años a la selección de los Gavilanes, a la que prefirió por sobre la de Nigeria, y para la que marcó su primer gol el 12 de octubre de 2002 ante Mauritania en Lomé, que sirvió para ganar 1-0 por la fase previa de la Copa Africana de Túnez 2004. Descendió con el Metz pero continuó en la Ligue 2 hasta 2003, cuando fue transferido al Mónaco, en el que no tuvo tanta acción pero marcó y participó de la campaña del club en la Liga de Campeones de la UEFA, junto a Hugo Ibarra, Lucas Bernardi, Ludovic Giuly y Fernando Morientes, un buen equipo dirigido por Didier Deschamps que llegó hasta la final perdiendo 0-3 con el Porto de Mourinho en Gelsenkirchen (Alemania) partido donde Emmanuel integró el banco sin ingresar. Con Togo hizo muchos goles en las eliminatorias de la Copa Africana de Egipto y del Mundial Alemania 2006, a cuyas fases finales ayudó grandemente a clasificarlo, y aunque quedó afuera rápido, al menos lo hizo trascender internacionalmente con sus impensados logros.
Durante enero de ese 2006 pasó a Inglaterra, casi su segundo hogar con el primero de sus cuatro clubes, el Arsenal, donde también llegó a la final de la Champions perdida con el Barcelona de Messi y compañía y conquistó goles en varias competencias, pero también tuvo sus primeros roces y sanciones. Expulsado en la final de la Copa de la Liga ante el Chelsea tras una pelea con Frank Lampard y otros futbolistas, fue suspendido y multado por la Football Association. Meses más tarde, tuvo un choque con su compañero danés Nicklas Bendtner, que resultó lastimado y por el que Adebayor pidió disculpas al día siguiente. Igualmente, sus actuaciones lo consagraron como mejor jugador de la Premier League, mejor africano para la BBC Sport y, especialmente, el primer Balón de Oro para Togo, premiado por la CAF en enero de 2009. Para la nueva temporada, fue fichado por cinco años por el Manchester City, todo un nuevo logro en su vida.
Con la selección esta vez la pasó mal, primero con la eliminación del Mundial de Sudáfrica 2010 y sobre todo con los tristes hechos del 8 de enero de 2010. Emmanuel viajaba junto a sus compañeros hacia Angola para debutar en la Copa Africana, cuando el autobús fue baleado por rebeldes del Frente para la Liberación de la provincia angoleña de Cabinda, lo que causó heridas a dos jugadores y la pérdida del chofer y otras dos personas. Él, aunque destrozado por el hecho, colaboró en la atención a los damnificados. Por el atentado, Togo no jugó la CAN, fue insolentemente tratado por la CAF que lo suspendió para la Copa siguiente y el delantero decidió en ese momento retirarse de la actividad escribiendo una carta, donde resaltaba: “He reflexionado estos meses tras el ataque y aún estoy golpeado por las cosas de las que fui testigo aquella horrible tarde. Éramos sólo jugadores que íbamos a disputar un partido de fútbol representando a nuestro país y fuimos atacados por gente que quería matarnos a todos. Es un suceso que nunca olvidaré y que no quiero experimentar nunca más”.
Pero la Federación garantizó a Adebayor y a sus amigos la seguridad personal, y el astro retornó entonces en 2011 en una eliminatoria ante Guinea Bissau, aunque no pudo ir a Brasil 2014 pero sí a su segunda CAN, en Sudáfrica 2013, en la que arribó a cuartos de final convirtiendo ante Argelia. Mientras tanto, el Manchester City lo cedió al Real Madrid, donde en seis meses jugó sin continuidad pero anotó goles y colaboró para que la Casa Blanca le ganara a su enemigo Barcelona la Copa del Rey, aunque parezca mentira su único título internacional. Concluida esa mitad de temporada volvió a Inglaterra, donde fue nuevamente cedido, ahora al Tottenham Hotspur, en el que otra vez fue centro de polémicas: agredió a su antiguo compañero del Arsenal Robin Van Persie y fue suspendido, y Alexandre Song y Cesc Fábregas lo acusaron de que también fueron golpeados por él. Además, en un partido con los Gunners, y tras marcar un gol, se lo dedicó a la hinchada rival, que lo había hostigado con cantos racistas y contra su madre, por lo que otra vez fue apercibido, aunque luego volvió a disculparse. Pese a todo y a algunas lesiones, siguió haciendo y haciendo lo que mejor sabe, mover las redes contrarias, por lo que el Tottenham lo adquirió definitivamente hasta 2015, cuando dejó al club londinense y fue al Crystal Palace, con el cual fue finalista de la reciente FA Cup, el torneo más añejo del mundo, perdiendo en alargue 1-2 con el Manchester United, aunque no fue de la partida.
La otra gran faceta que lo distingue es su ferviente fe. Sobre esto manifestó: “Cada cosa que hago la pongo en las manos de Dios. Él es mi creador y quien me dio la chance de ser todo lo que hoy soy, y el único que me lo puede quitar. No hay nada más importante que Él para mí”. Y contó una historia que toca al corazón, en el tiempo que no podía caminar: “Mi madre me llevó por toda Africa buscando una cura. Estaba en la iglesia de rodillas rezando un domingo a las 10 de la mañana, y justo oía unos chicos jugando afuera a la pelota. De pronto, alguien pateó la pelota dentro de la iglesia, y el primero que se paró fui yo, porque quería conseguir esa pelota”. Obra de su fe. Esa fe en Dios lo llevó, como él dijo, a ser la gran figura que es hoy, cuando a los 32 años continúa defendiendo con pasión a su Togo, del que es máximo goleador. Y, sobre todo, su líder.
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