martes, 20 de octubre de 2020

Un país, una historia: Senegal

El fútbol senegalés irrumpió en la escena mundial con gran fuerza en 2002, cuando los Leones de Teranga -apodo del seleccionado- llegaron hasta los cuartos de final del Mundial de Corea y Japón en una de las mejores actuaciones de un país africano en la cita. En aquel plantel solamente un jugador militaba en el campeonato doméstico: el arquero Kalidou Cissokho en el Jeanne d'Arc. Justamente este equipo (con 10 títulos) es el segundo más campeón de Senegal por detrás del ASC Diaraf (12) y por delante del AS Douanes (6). Sin embargo, hay un torneo que atrae más gente a los potreros y a los estadios senegaleses: los Navetanes.

Navetane es una palabra relacionada con el término wolof nawetane, que hace referencia a la temporada de lluvias. A nivel futbolístico estamos hablando de la liga senegalesa no oficial. Un torneo que nació en los años cincuenta y que se juega en todo el país con pequeños clubes que representan a los distritos de todos los rincones, desde las grandes urbes hasta las aldeas más remotas con enfrentamientos a pura pasión y puro color. Distrito versus distrito, vecinos versus vecinos: de eso se tratan los Navetanes. “El espectáculo es vibrante, desbordante, imprevisible. En el césped, pero sobre todo entre el público”, sostiene el periodista español Pepe Naranjo quien en 2017 presenció una de las etapas finales en Dakar, la capital del país que tiene 54 zonas con unos diez equipos en cada una.

Los partidos son mucho más que un evento deportivo. La gente canta, baila, toca instrumentos. En la actualidad la época de lluvias coincide con las vacaciones escolares. En Senegal, donde muchos jóvenes pasan el año fuera de sus pueblos, esto es importante. La época de lluvias supone la oportunidad de volver a casa, con tu familia y tus amigos de la infancia. Por eso es un momento perfecto para reunir a distintas generaciones de una misma comunidad. A los partidos va gente de todas las edades, pero los jóvenes son mayoría y viven los encuentros con muchísima pasión. Lo mismo ocurre en las ciudades, donde estos encuentros también acaban generando rivalidades entre barrios distintos”, comenta el historiador y escritor Eric García Moral.

Senegal está dividido en 14 regiones, con Dakar, Diuorbel y Thies como las tres más pobladas. Estas regiones cuentan con 45 departamentos y 103 distritos, todos los cuales divididos por zonas participan de los Navetanes. Por ejemplo a Sadio Mané -la máxima estrella del fútbol del país en la actualidad- lo descubrieron los ojeadores de Generation Foot en Dakar cuando Pape Dieng su entrenador en el  Navetane de Mbour -en la región de Thies- lo llevó a una prueba junto con tres compañeros. “Los senegaleses que juegan al fútbol, ​​sea cual sea la división o el club, han jugado alguna vez un Navetane”, dijo hace un par de años Alex Ndiaye, presidente de la Académie Foot Pro.

Los jugadores suelen ser estudiantes o desempeñarse en trabajos informales, por eso los Navetane son una buena opción para ser captados por clubes de la liga oficial o por ojeadores europeos. También hay un mercado de pases semiprofesional entre los equipos que juegan estos torneos. "Pero casi todos lo hacen por el viejo sueño de mostrarse, de asomar la cabeza, de triunfar", escribe Pepe Naranjo en el artículo "Cuando el fútbol es magia".
"No tenemos muchos medios materiales, pero aquí hay talento. Si todo va bien en dos años nos podremos convertir en un club deportivo y jugar la liga profesional”, comenta Libas Camara, entrenador de ASC Fann Hock -en uno de los barrios de Dakar-. Pero la actividad no se da solo en los barrios capitalinos, la competición se extiende por todo el país, miles de equipos representan el orgullo de los barrios y defiende los colores del lugar donde viven. "En mi pueblo he asistido a partidos de Navetane y el clima es muy lindo. Nos reunimos con amigos, familiares y conocidos y allí empiezan los bailes, las canciones y mucha gente luce los atuendos tradicionales", cuenta Komila Diatta sobre su experiencia en Youtou, un pueblo al sur del país perteneciente a la Región de Ziguinchor. 

Para Mamadou Diallo, ex delantero de los Leones de Teranga -21 goles en 46 partidos-, "los Navetanes son muy importantes para el fútbol senegalés y todos hemos pasado alguna vez por ellos". Diafra Sakho, Tony Silva, El Hadji Diouf y Khadim N'Diaye son otros nombres conocidos que los jugaron. El último, arquero de Senegal en Rusia 2018, jugó de adolescente para el Saint-Louis Football Center en los Navetanes. “El nivel de la liga senegalesa es mejor, pero a nadie le importa (...) La gente está más interesada en los Navetanes, son mucho más intensos. Las rivalidades son inquietantes, los vecinos se provocan durante semanas antes del partido, es una locura", afirma.

Lo económico queda solo reducido al pago del transporte para los que vienen de otros barrios o remuneraciones un poco más elevadas si se ficha a un valor de otro club. Y como lo que más importa es ganar, dejar bien en alto la reputación en el barrio o en la ciudad, la mayoría recurre a distintos artilugios para quedarse con el triunfo. Es aquí donde aparece la figura del marabú, una especie de brujo, que aconseja hechizos y rituales a los jugadores: conjuros, amuletos, baños con líquidos especiales, versículos del Corán. Y hasta varios equipos cuentan con una comisión mística que coordina este importante aspecto de la competición.
A veces la pasión en exceso provoca que se den sucesos desafortunados, como la muerta de un fan en Pikine cuando un hincha del equipo contrario le lanzara una bomba incendiaria en la cara. O como aquella vez en 2016, en Louga -un pueblo de 80.000 habitantes- cuando tras un enfrentamiento de hinchadas falleció un aficionado y treinta personas resultaron heridas. Las cosas empeoran año tras año y, a pesar de todos los llamados a la deportividad y las suspensiones, la pasión de los fanáticos sigue siendo difícil de controlar.

Actualmente, y ante la situación del COVID-19 en el país -más de 15 mil casos y 319 muertes- la realización de los Navetanes está complicada. Aunque en un principio Amadou Kane -presidente de la Organización Nacional para la Coordinación de Actividades de Vacaciones- manifestó las intenciones de organizar los Navetanes aún ante las situaciones sanitarias reinantes, en el último tiempo se conocieron declaraciones de Mamadou Ndiaye Diome -presidente de la Association Sportive et Culturelle (ASC)- en las que manifestó como buena medida la idea de suspenderlos. "El movimiento Navetan encuentra todo su encanto en la popularidad y como resultado no sería interesante ni ideal retomarlo en este contexto del Covid-19 organizando partidos a puerta cerrada (...) Si financiera y técnicamente la Federación Senegalesa no pudo hacerse cargo de los protocolos para que vuelva la actividad en el fútbol oficial menos se podría hacer en los Navetanes para testear a todos los jugadores y respetar el protocolo sanitario'', declaró a fines de septiembre a la Agence de Presse Senegalaise. 

En este sentido, varios clubes participantes han expresado su opinión favorable para generar un parate en la disputa de los Navetanes. Por ejemplo Mouhamadou Faye -presidente de ASC Walidaan- sostuvo que será mejor realizar campañas intensivas de sensibilización mientras la situación se va normalizando. Una posición compartida por Amidine Diagne de Pikine Guinaw Rails y El Hadji Ngom al frente de ASC Pasteef. Todos abogan por una nueva fórmula dedicada a las actividades vacacionales en detrimento de las clásicas. Amidine Diagne -Pikine Guinaw Rails- y El Hadji Ngom -ASC Pasteef- también apoyan esta idea.

Será tiempo de esperar y poner puntos suspensivos antes de que se produzca el retorno de los Navetanes, una competición que en Senegal llena de pasión los barrios y los estadios. 


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