miércoles, 30 de septiembre de 2020

Un país, una historia: Rwanda

Paul Kagame es el actual presidente de Rwanda y una figura que encierra cosas muy buenas para su país pero también críticas a su forma de gestión y a sus prácticas. De formación militar en los Estados Unidos, de muy pequeño tuvo que huir con su familia a Uganda por los enfrentamientos entre hutus y tutsis. Ya de grande creó junto a un amigo el Frente Patriótico Ruandés (FPR) que sería clave para el inicio de la reconstrucción ruandesa tras el genocidio que se dio entre abril y junio de 1994.

Por aquel entonces, aunque el fútbol era lo que menos importaba a los ruandeses, el seleccionado se encontraba en el puesto 168 de la clasificación de la FIFA. Tres años después del genocidio, Rwanda cayó a lo más bajo que conoció su historia futbolística. Diciembre de 1997 los tuvo en el puesto 172, el más bajo desde la afiliación de la Federation Rwandaise de Football Association (FERWAFA) a la FIFA. 

En el año 2000, Kagame se convierte en presidente en reemplazo de Pasteur Bizimungu y tres años después confirma su cargo en las primeras elecciones tras los sucesos de 1994. "Es un personaje polémico desde ya pero hay que recordar que agarró un país que prácticamente no existía. Rwanda había muerto y años después logró construir un país serio. Eso habla bien de él y la gente se lo agradece mucho. No es un santo pero los ruandeses valoran mucho la estabilidad y el crecimiento económico que logró después de semejante infierno", sostiene el periodista argentino Fernando Duclos (@periodistan_ en Twitter), quien visitó Rwanda hace unos años y lo cuenta en su libro Crónicas Africanas

Volviendo al fútbol, en 1998 el Rayon Sports se quedó con la Copa de Clubes de la CECAFA al vencer en la final al Mlandege FC de Zanzíbar. Dicha copa, exclusiva para los clubes de los países miembros del Consejo de Asociaciones de Fútbol para el Este y Centro de África, en 2002 cambiaría su nombre para pasar a llamarse Kagame Interclub Cup. Fue cuando la CECAFA atravesaba una situación económica difícil que el secretario general Nicholas Musonye recurrió a Kagame. Este puso los sesenta mil dólares que faltaban para que el torneo se lleve a cabo -y algo más también- y como agradecimiento los organizadores le pusieron su nombre a la competición. Sin embargo, las críticas no tardaron en llegar. "Esto es tan inaceptable como increíble. Un torneo regional que lleve el nombre de un presidente es innecesario. En primer lugar, el torneo cuenta con nueve países de toda la región. No es que Kagame sea una mala persona pero la CECAFA es más grande que una nación", se pudo leer en una editorial de un sitio ugandés por aquellos días.

En la primera edición bajo la nueva denominación, el APR ruandés quedó afuera en la fase de grupos y el campeón fue Simba (Tanzania) al imponerse 1-0 a Prince Louis (Burundí) en la final disputada en Zanzíbar. Si hasta esa edición solamente un club de Rwanda se había quedado con el certamen -Rayon Sports en 1998-, en los años siguientes otros dos clubes se consagrarían en la copa de su presidente: APR en 2004, 2007 y 2010 y Atraco FC en 2009. Un presidente que en 2003 confirmó su cargo en elecciones y que siempre reconoció la importancia de los deportes para Rwanda y los valores que ellos pueden darle a los ciudadanos.

En 2004, poco antes que se cumpliera la década del genocidio, el seleccionado ruandés pudo jugar su primera y a la fecha única Copa Africana de Naciones (CAN). "La satisfacción es enorme. Personalmente es un honor dar tamaña alegría a un país tan golpeado", había declarado el entrenador serbio Dujkovic al obtener el pasaje a Túnez 2004 y demostrar que la reconciliación y la unión del pueblo ruandés era posible y el fútbol era su ejemplo más concreto. El 24 de enero de 2004 en Rades, un exquisito tiro libre del zurdo Joao Rafael Elías ante el local, se transformó en el primer gol de Rwanda en la historia de la CAN. Finalmente fue derrota 2-1 en el arranque del Grupo A pero luego llegarían un empate en uno con Guinea y un triunfo de despedida 1-0 sobre la RD Congo, que dejó a los Amavubis a un paso de los cuartos de final. 

Pero los logros de Rwanda y Kagame ligados al fútbol seguirían. A principios de 2011 el país albergó la CAN para menores de 17 años y, con mayoría de jugadores nacidos en 1994, se quedó con el subcampeonato al perder la final 2-1 con Burkina Faso. Ese segundo lugar valió la primera clasificación ruandesa a una competición de la FIFA: el Mundial de la categoría en México. La gran mayoría del plantel había sufrido la perdida de algún familiar o conocido los tiempos de machetes y muertes. En tierra azteca, comandados por el francés Richard Tardy, perdieron con Inglaterra y Uruguay y empataron con Canadá pero mostraron al mundo entero que eran el espejo de un pueblo que quiere mirar al futuro. Y, sobre todo, que quiere saborear el éxito en paz. “A algunas personas les parece un milagro que estemos aquí. Hablan de genocidio; es todo lo que saben de Rwanda. Pero estamos aquí representando a África como ruandeses. Esto significa mucho (...) Para mí, ponerme la camiseta de Rwanda ahora es un símbolo de que estamos avanzando. Somos el futuro del fútbol ruandés, llevándolo adelante", fue el análisis de Andrew Buteera, una de las figuras de aquel Sub 17.      

En 2016 Rwanda albergó la cuarta edición de la CHAN -similar a la CAN pero para jugadores de las ligas domésticas-. Pero el sueño se acabó en los cuartos de final cuando cayeron en el suplementario ante RD Congo, que sería el campeón. 

Las últimas noticias que vinculan al fútbol ruandés con Kagame tienen que ver con acuerdos de patrocinio con Arsenal (Inglaterra) y con PSG (Francia). Con los ingleses se acordó por tres años en 2018 para que luzcan en la manga de sus camisetas "VISIT RWANDA" con el objetivo de aumentar el turismo, la inversión y el desarrollo del fútbol en el país. Mientras que a fines de 2019 también se acordó por el mismo período con el campeón francés que destacó la colaboración como multifacética y con la posibilidad de permitir mostrar todo lo que Rwanda tiene para ofrecer y crear vínculos para contribuir al impresionante crecimiento del país. 

Estrategias en el país de un presidente que en su juventud jugó al basquet y al voley y al que le gustan los deportes en general. "El deporte es una herramienta poderosa porque conecta a las personas. Cuando se juega todos están felices de estar juntos, sin importar quien gane o quien pierda", sostuvo a principios de año Kagame. Un presidente que mientras tanto sigue teniendo una copa con su nombre para los clubes de la CECAFA. 

Fuentes: El 9 y Medio, CAF Online, New Vision, "Paul Kagame and Rwanda: Power, Genocide and the Rwandan Patriotic Front" de Colin Waugh, "Rwanda: Rebuilding of a Nation", de Ndahiro y Rwagatare, "Fútbol Africano: crónicas, historias e investigación" de Pancho Jáuregui, New Times y FIFA.com

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lunes, 28 de septiembre de 2020

Un español en la liga congoleña

En una interesante entrevista, el periodista español Martín Manchón dialogó con su compatriota Julio César Gómez. Este se encuentra en la República Democrática del Congo donde dirige al FC Simba que en pocos días comenzará su participación -debuta el 4 de octubre ante el Groupe Bazano- en una nueva edición de la liga local, que tiene siempre al TP Mazembe y al AS Vita Club como principales favoritos.  
Julio César Gómez será el único español que participe esta temporada en la Ligue 1 de la República Democrática del Congo. Lo hará tras firmar el pasado mes de agosto como entrenador del Simba, un club modesto con sede en Kolwezi. "Conozco la ciudad y me preguntaron que cuánto quería cobrar por dirigir al equipo. Les dije una cantidad elevada porque entrenar en la RD del Congo no estaba entre mis prioridades, pero llegaron. La propuesta me inspiró confianza y, teniendo en cuenta cómo estaba yendo 2020 y que me pagaban la mitad por adelantado, decidí aceptar", confiesa Julio César, gran conocedor del país tras sus repetidas visitas en busca de talento: "Ya había estado aquí seis o siete veces. Cuando organizaba los campus del Real Madrid en Estados Unidos conocí a muchas personas. Entre ellas un congoleño que me ofreció participar en un proyecto conjunto con el gobierno. Viajamos por el país buscando a los mejores para jugar un torneo internacional. Es increíble la cantidad de puertas que te puede abrir el Madrid". 

Uno de esos torneos se disputó en Dubái. Julio César Gómez fue el encargado de dirigir al combinado congoleño, que arrasó. Desde ese momento, el español comenzó a ser reconocido en el país. "Cada vez que iba a una provincia me ofrecían dirigir a su equipo", recuerda Gómez, que rechazó cada una de las propuestas anteriores a Simba: "Entrenar en la RD del Congo nunca estuvo en mis planes". El madrileño, uno de los fundadores de la escuela Ciudad de Getafe, donde jugó sus primeros encuentros Achraf Hakimi, viajó el pasado mes de agosto hasta Kolwezi, situada en la provincia minera de Lualaba, proveedora de cobalto, cobre, estaño, radio, diamantes y coltán. "Representa el 40% del PIB de la RD del Congo", descubre Julio César, quien se ha encontrado un club cuyo mayor activo es su afición: "Entrenamos con dos o tres mil personas en la grada. Los partidos de pretemporada son a puerta cerrada y, aún así, vienen unas cinco mil personas y acabamos de inaugurar un estadio, el Dominique Dior, para 15.000 espectadores". Tras quedar en mitad de tabla la pasada temporada, Simba espera que la llegada de Gómez se traduzca en un salto competitivo: "El objetivo es colocar al club entre los mejores del país, pero no va a ser fácil. Aquí hay dos equipos muy fuertes: Mazembe y AS Vita Club. No solo a nivel nacional, también continental. Tienen una estructura profesional y es prácticamente imposible competir contra ellos. Debemos estar un escalón por debajo".  

A pesar de llevar ya varias semanas en la RD del Congo, Julio César Gómez no deja de sorprenderse: "El otro día uno de nuestros nuevos fichajes metió un gol impresionante. Se acercó a la grada a celebrarlo y le llovieron billetes. Caía dinero real de la grada. Es algo que jamás había visto. Aquí, cuando un jugador lo hace bien le dan dinero como propina. A mi me han intentado dar. Billetes pequeños, por supuesto. Es impresionante la manera que tienen de vivir el fútbol". En el lado negativo, Julio César destaca el modo en el que viven algunos futbolistas: "Nuestra estrella cobra 1.000 dólares, pero hay jugadores que no perciben más de 400. Viven en casas que le proporciona el club y no son las mejores condiciones para futbolistas profesionales". Por no hablar de la Covid-19: "Parece que no existe. Pocos llevan mascarilla y nadie guarda la distancia de seguridad. Están muy acostumbrados a lidiar con todo tipo de enfermedades". El español cree que, como la sociedad, el fútbol africano está en las antípodas del europeo: "Cada vez más, la gente va al campo como el que va al teatro. Y en las categorías más modestas a veces no hay ni aficionados. Las estructuras son profesionales, pero falta el soporte. En la RD del Congo sabes que la gente nunca va a fallar. Siempre habrá gente dispuesta a ir a animar al estadio".  

Hasta el momento, Julio César Gómez ha dirigido siete amistosos de pretemporada con pleno de victorias. Su buena racha, sin embargo, no frena las voces que se preguntan por qué fue un español en elegido para sentarse en el banquillo del Simba: "Dicen que cobro mucho para lo poco que conozco el fútbol congoleño. Que aquí se juega de otra forma. Son voces que estoy callando con victorias, pero no voy a ganar todos los partidos. Llegarán las derrotas y, entonces, volverán a aparecer las críticas". El técnico madrileño no pretende revolucionar el fútbol congoleño, pero sí mejorar una metodología anclada en el pasado: "El resto de equipos matan a los jugadores. Que si correr, que si saltar... Todo sin balón. Es como retroceder en el tiempo. Yo he traído un entrenamiento globalizado, todo con balón y en el que los jugadores imitan situaciones reales del juego. Les parece extraño, pero lo están valorando". Tan solo queda una semana para el inicio de la Ligue 1, momento en el que Julio César Gómez deberá demostrar que fue la elección correcta. "Esperan mucho de mí", manifiesta el español, cuyo salario será financiado íntegramente por el gobierno de la provincia: "Somos el equipo referencia de Lualaba".

sábado, 26 de septiembre de 2020

Wanyama y el sueño Mundial de Kenia

Victor Wanyama es uno de los mejores jugadores de Kenia en los últimos años, con una carrera que incluye clubes como Celtic (Escocia), Tottenham (Inglaterra) o el actual Montreal Impact (Canadá). A nivel selecciones debutó con 15 años. “Recuerdo ese partido como si fuera ayer. Jacob Mulee, por entonces seleccionador, decidió darme unos minutos, y así empezó mi etapa con Kenia. Me hizo muy feliz, y me sentí muy orgulloso de lucir los colores de mi país”, recuerda. “Intenté aportar algo nuevo en aquel partido, pero en ese momento no tenía la experiencia necesaria. No fue una misión fácil en absoluto. Eso sí, aprendí mucho de aquella vivencia”, añade. 
El seleccionado keniata nunca fue de los principales del continente y en toda su historia jugó solamente seis ediciones de la Copa Africana de Naciones (CAN). Pero en ninguna pudo superar la fase de grupos. En Egipto 2019, con Wanyama como referente, Kenia volvió a una CAN tras quince años pero la suerte no cambió: perdió con los que serían campeón y subcampeón (Argelia y Senegal) y solo pudo superar a Tanzania por el Grupo C. “Sabíamos que contábamos con un grupo de jugadores capaces de conseguir grandes cosas y de clasificar para la fase final después de tanto tiempo”, apunta Wanyama sobre aquel hito. “También éramos conscientes de que era un torneo muy importante en el que no podíamos faltar. Después de haber participado en la última edición, ahora ya tenemos ganas de estar en la siguiente. Pero, la próxima vez, iremos a competir”. 

Tras el regreso a la CAN, ahora las elevadas ambiciones de Kenia se extienden también a la fase de clasificación para el próximo Mundial en Qatar, donde el combinado keniata ha quedado encuadrado en el Grupo E junto a Mali, Uganda y Rwanda. “Es un grupo difícil, y respetamos a todos los equipos. Uno no puede quejarse de la calidad de sus rivales en ningún torneo clasificatorio. Son contrincantes duros, sí, pero los partidos se deciden en la cancha, por lo que tendremos que ofrecer nuestra mejor versión para sacar buenos resultados y pasar a la siguiente ronda. Creo que Mali es la favorita, pero Uganda y Rwanda también son muy buenas. Cualquiera de esas tres podría clasificarse”, comenta. 

El capitán de Kenia no oculta su deseo de estar en la próxima Copa Mundial pese a lo complicado de la empresa. “Todo futbolista sueña con jugar un Mundial, y haremos todo lo posible por clasificarnos. Confiamos en que las cosas nos salgan bien y que podamos estar en Qatar 2022”, concluye.

Fuente: FIFA.com

jueves, 24 de septiembre de 2020

Refuerzos de peso para Futuro Kings

El máximo ganador de la liga de Guinea Ecuatorial es el CD Elá Nguema con 16 títulos. Muy lejos, con 5 y 4 títulos, lo siguen Akonangui FC y Renacimiento FC, ambos de Malabo. En los últimos años aparecieron Leones Vegetarianos -bicampeón 2017-18- y el Cano Sport Academy (campeón 2019). En la última temporada -se vio interrumpida el 16 de marzo por la pandemia del Covid-19- el Akonangui FC era líder en la zona continental seguido por Futuro Kings; mientras que en la zona insular lideraba Leones Vegetarianos escoltado por Cano Sport Academy con 11 fechas jugadas. El 8 de junio se dio por finalizada la temporada con la plaza de campeón vacante. 
Sin competencia internacional, en agosto resonó la llegada al Futuro Kings del arquero Felipe Ovono (referente del seleccionado y con pasado en Orlando Pirates -Sudáfrica- y Mekelle City -Etiopía-) y también del central Diosdado Mbele. “Tenemos un proyecto ambicioso, el de tener en nuestro club a los mejores jugadores del Nzalang Masculino, para potenciar nuestra liga nacional de fútbol y por lo consiguiente la selección de nuestro país. Esperamos formar la piedra angular de la Selección Nacional con nuestros jugadores”, declaró en la presentación el vicepresidente del club Rafael Mbá Abogo. 

Desde la cuenta de twitter la Roja de África, sostienen que "el club estaba moviendo influencias dentro de la FEGUIFUT para que determinaran que el Futuro Kings clasificara a Champions Africana. Algo dudoso ya que el Akonangui y Vegetarianos eran los equipos que más puntos habían obtenido entre todos los equipos de primera división". Sin embargo, "finalmente una comisión encabezada por todos los demás clubes se impuso a la federación e hicieron valer lo más lógico teniendo en cuenta que la liga se detuvo", agregan. 

Sin embargo, en los últimos días el Futuro Kings presentó tres refuerzo más de peso y miembros del seleccionado nacional: Kike Boula, Igor Engonga y Randy. Los tres confesaron a los medios de prensa que el proyecto del equipo azul de Mongomo ha sido clave para sus llegadas: “tarde o temprano tenía que volver a casa y Dios ha querido que sea temprano, estoy muy contento con las aspiraciones de este club”, dijo Kike Boula. “Venimos con las ganas de aportar nuestra experiencia en el equipo para intentar ganar los títulos posibles y si es posible hacer que el equipo participe en las competiciones internacionales”, secundaron, Igor Engonga e Ivan Randy. Los tres compartieron imágenes en sus redes sociales posando con su nueva camiseta y se conocieron los dorsales que utilizarán Randy el 8, Igor el 4 y Kike el 11.

Según informó ayer la FEGUIFUT, finalmente el Futuro Kings tendrá competencia internacional de clubes. El presidente de la entidad Gustavo Ndong Edu Akumu confirmó que el Akonangui será el representante de Guinea Ecuatorial en la Champions y el Futuro Kings hará lo propio en la Confederation Cup tras el retiro de Leones Vegetarianos. El presidente Bienvenido Ateba Mangue esgrimió motivos económicos de la entidad que no les permitirían afrontar el compromiso sumado al reciente fallecimiento del entrenador del equipo Jean Clause Kenzo, tras pelear contra una larga enfermedad.     

martes, 22 de septiembre de 2020

Un país, una historia: RD Congo

[FIRMA INVITADA/ @La_Okocha] ¿Se imaginan a los hermanos Lukaku abrazados, gritando un gol, ante una multitud enardecida que desborda las tribunas del Estadio de los Mártires, en Kinshasa? ¿o a Steve Mandanda levantando una copa África, envuelto en la bandera de la República Democrática del Congo? ¿o ver a N´Zonzi, Matuidi, Benteke y Batshuayi en fila, emocionados, entonando el Debout Congolais? Estas imágenes, irreales en la actualidad, pudieron darse tranquilamente. Estamos hablando de jugadores de primer nivel, figuras en sus equipos, que están unidos por una historia, un legado, una tierra: los une la República Democrática del Congo. 
Es que RD Congo pudo tener una de las selecciones más potentes de África. Podría ser esa potencia del continente negro que en cada mundial pone en aprietos a más de una selección grande. Podría ser la perla africana. Podría…pero no fue.

Imaginemos un once, con un hilo conductor: todos ellos son jugadores que triunfan en Europa, que representan a una selección europea, incluso que jugaron mundiales y Eurocopas, pero que nacieron en el Congo o tienen padres congoleños. 

Podemos pensar en el arco a Steve Mandanda (nacido en Kinshasa, representa a Francia, jugó dos mundiales y fue campeón del mundo en 2018); una línea de tres con Jason Denayer (representa a Bélgica, juega en el Lyon, su madre es congoleña), Presnel Kimpembe (PSG, campeón con Francia en 2018) y Eliaquim Mangala (hoy en Valencia, eligió representar a Francia, pero sus padres son del Congo). En el medio, Aaron Wan-Bissaka (Manchester United, jugó en la Sub 20 del Congo, pero luego optó por Inglaterra), Steven N´Zonzi y Blaise Matuidi (ambos campeones en el 2018 con Francia, ambos hijos de congoleños) como doble 5, y Jordan Lukaku (Lazio, padres congoleños, rechazó jugar en la selección africana y se decidió por Bélgica). Como enganche, Youri Tielemans (eligió a Bélgica por sobre la patria de sus padres congoleños). La dupla de ataque, el potente Romelu Lukaku (al igual que su hermano, optó representar a Bélgica) y el talentoso Michy Batshuayi (padres congoleños, optó por Bélgica).  

A ese once de gala le podríamos sumar a jugadores importantes como Christian Benteke (Crystal Palace, nacido en Kinshasa pero criado en Bélgica), Tanguy Ndombele (Tottenham, francés pero hijo de congoleños), Dedryck Boyata (Hertha Berlín, hijo de un ex futbolista congoleño) y los jóvenes emergentes como Benoît Badiashile (Mónaco), Christopher Nkunku (Leipzig), Denis Zakaria (juega para Suiza, padre congoleño) y Dodi Lukebakio (jugó un partido para la RD del Congo, pero luego representó a la sub 21 de Bélgica). 

Ese equipo de temer pudo ser el suspiro de muchos fanáticos del fútbol africano. ¿Qué llevó al Congo a perderse de estas estrellas? Aunque la pregunta sería, ¿Qué llevó a estas figuras a elegir otras tierras antes que la de sus ancestros? ¿Por qué tantos congoleños eligieron tierras belgas (sobre todo), francesas y hasta suizas e inglesas, para vivir y que nazcan sus hijos? La respuesta guarda la historia de un país desangrado por la dominación y la explotación europea, destruido por las guerras civiles y continentales. La historia de la República Democrática del Congo es una historia de saqueo, muerte y exilio. 

Congo: prohibido el paso, propiedad privada 
Para explicar rápidamente el exilio y el éxodo de tantos nativos congoleños, y el porqué del nexo con la región atlántica europea, podemos dividir la historia de la actual RD Congo en tres etapas: La era de Leopoldo, la época de la Colonia Belga y finalmente, la etapa de la independencia y los conflictos internos. 

La primera etapa es quizás, la más curiosa, pero también la más sangrienta. Todo un símbolo de la dominación y la vejación europea sobre el resto del mundo, pero principalmente sobre África central.  
Esta era va desde 1870 hasta los primeros años del siglo XX. Y usamos antes la palabra “curioso”, porque la región del Congo fue tomada como propiedad privada a manos del Rey Leopoldo II, monarca de Bélgica. Este hombre, conocedor de la necesidad que tenía su pequeño país europeo de imponerse comercialmente ante sus vecinos más poderosos, comenzó a ver con buenos ojos las tierras poco exploradas del corazón de África. Astuto e inescrupuloso, Leopoldo II contrató al explorador británico Henry Morton Stanley, un aventurero con fama de buen negociador, pero sobre todo de tener tan pocos escrúpulos como su nuevo jefe. Esta dupla logró, para 1884, hacerse dueña de toda la región conocida hasta ese momento como Reino del Kongo. La forma de adueñarse fue tan turbia como sus fines: en base a engaños y estafas a los jefes de las tribus, con contratos elaborados en francés o inglés, lengua desconocidas para los nativos. Aunque tampoco faltó el uso de la fuerza: un ejército belga pagado por Leopoldo acompañaba a Stanley en caso de que los engaños no funcionaran. 

Así fue que Leopoldo consiguió adueñarse de la tierra, a la que llamó, casi irónicamente, Estado Libre de Congo. Y a pesar de que había avanzado sobre estas tierras en nombre del Reino de Bélgica, Leopoldo II se había asegurado de que los contratos firmados cedieran las tierras a su nombre. Sí, Leopoldo II era dueño de un país. 

Bajo una pantalla de filantropía y actos humanitarios, el Rey de Bélgica produjo un genocidio sin precedentes: millones de congoleños fueron esclavizados, miles fueron mutilados como castigo o simplemente como modo de coerción. Otros miles fueron asesinados. ¿El motivo? La producción de marfil y caucho. Con el saqueo de estos productos, Leopoldo II se erigió como uno de los monarcas más ricos del planeta, a la vez que posicionó a Bélgica en el mercado mundial. 

De coto privado a Colonia Belga 
Para fines del siglo XIX, las atrocidades que sucedían en el Congo comenzaron a llamar la atención del mundo. Diferentes organizaciones sociales empezaron a denunciar las matanzas, las mutilaciones y el trabajo esclavo. Bélgica comenzaba a tomar una imagen muy negativa con sus pares europeos. No tanto por los crímenes cometidos, ya que era un rasgo común de la relación de las potencias del viejo continente para con sus colonias. Lo que molestaba en la comunidad europea era el poco disimulo y la ostentación de estos crímenes. 

Leopoldo II cayó en desgracia. Ya no era el filántropo ni el gran conquistador. Ahora era una piedra en el zapato que Bélgica debía sacarse. Así comienza la segunda etapa: la de la Colonia Belga. En 1904, Leopoldo II fue obligado por el parlamento a ceder la propiedad del Congo a nombre del Reino de Bélgica. Formalmente, pasaba a ser colonia. 

Los primeros años de esta nueva vieja colonia fueron iguales de prósperos para Bélgica, pero significaron una disminución en cuanto a los maltratos y las vejaciones. Ya sea por una mayor piedad, ya sea por quitarse de la mirada del mundo, las autoridades belgas a cargo del Estado Libre del Congo cesaron con los castigos y las mutilaciones. Obviamente, la esclavitud y el saqueo continuaron, pero ahora de manera moderada, aunque sea para aparentar humanidad. 

Durante el periodo de dominio colonial, fueron surgiendo diferentes movimientos civiles y políticos, que al ritmo de los movimientos independentistas y socialistas del mundo, empezaban a sacudir los cimientos del dominio europeo. Ruidos de rotas cadenas resonaban por África Central. Se comenzaba a gestar la tercera etapa para el Congo. 
Independencia y guerra entre hermanos
Presionado por la mayoría de los organismos internacionales y sin capacidad de dominar los diferentes movimientos independentistas, Bélgica aceptó finalmente otorgar la soberanía territorial al Estado Libre del Congo. El 30 de junio de 1960 se firmó el acta de independencia y se proclamó este nuevo estado soberano del África. 

Dos de los principales líderes políticos que encabezaron los movimientos de independencia durante la colonia, fueron elegidos como máximas autoridades del primer gobierno auténticamente congoleño: Joseph Kasa-Vubu sería el Presidente y Patrice Lumumba sería el Primer Ministro. 

Todo parecía encaminar a la paz y la autonomía congoleña. Pero la calma duró muy poco. Desde la asunción del nuevo gobierno, comenzaron a reflotar viejas internas, distintos sectores que antes coexistían durante la colonia, empezaron a disputarse el poder del nuevo país. 

Lumumba era la cara de la independencia, de la defensa de los derechos civiles y de la unión panafricana. Eso molestaba mucho a las potencias mundiales, que temían perder influencia y dominio sobre el Congo y toda la región. Un nuevo líder surgía con el apoyo de Bélgica, la Comunidad Europea y los EEUU: Joseph-Désiré Mobutu. 

Mobutu era el Jefe del Ejército Congoleño. Hombre frío, violento y armado. Una figura que siempre disputó el poder con Lumumba. Y era el hombre elegido para que el Congo no se embarcara en una epopeya de soberanía económica. 

El ejército, encabezado por Mobutu, derrocó de su cargo a Patrice Lumumba, al que después de torturar varios días, asesinó el 17 de enero de 1961. Comenzaba la dictadura de Mobutu. 

Si bien ocupó formalmente el cargo de Primer Ministro, Mobutu era el amo y señor del Congo. En 1965, oficialmente asumió el poder central proclamándose Presidente, en unas elecciones poco transparentes, pero que a la postre se convirtieron en el último acto eleccionario que viviría el Congo en casi 32 años. 

Una vez establecido en el poder, Mobutu dio un giro radical, sobre todo en su relación con Bélgica, las potencias europeas y EEUU, que lo habían apoyado para llegar al poder. Lejos de mostrarse como un aliado, comenzó un proceso de nacionalización de muchas industrias y empresas, y a mostrar un discurso y actitudes antiimperialistas y pro africanas. En un contexto donde la mayoría de los países del África eran manejados y explotados por las potencias, Mobutu propiciaba un regreso a las raíces de la cultura africana. 
Para demostrar este panafricanismo, Mobutu tomó dos medidas simbólicas que acompañaron la nacionalización de empresas: primero, llamó a abandonar los nombres con origen colono o mestizo, y tomar los nombres originarios. El mismo pasó a llamarse Mobutu Sese Seko Nkuku Wa Za Banga ("El guerrero todopoderoso que, debido a su resistencia y voluntad inflexible, va a ir de conquista en conquista, dejando el fuego a su paso"). Segundo, en 1971, cambió el nombre del Congo por el de Zaire, que significaba “el río que traga todos los ríos”. Comenzaba los tiempos de la República de Zaire. 

La vida de Zaire bajo la tutela total de Mobutu estuvo marcada por un control absoluto de todas las fuerzas del estado en manos del presidente, la persecución (la mayoría de las veces sangrienta) a los opositores y muchos conflictos externos, dado su mala relación con las potencias, y su acercamiento a otros dictadores africanos y al movimiento de apartheid en Sudáfrica. 

El fin de Mobutu no fue un hecho pacífico. Se dio en el marco de lo que se conoció como la Primera Guerra del Congo. Cercado por los conflictos externos, con el apoyo solo de algunos movimientos armados de algunos países vecinos y de Francia, Mobutu emprendió una batalla contra un frente encabezado por la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación del Congo, con Laurent-Désiré Kabila al mando, respaldado por la mayor parte de países africanos y EEUU. El 16 de mayo de 1997, después de casi 7 meses de combate, Mobutu era derrocado y partiría al exilio en Francia, donde moriría en septiembre de ese año. 

Kabila se erigía como presidente de la renombrada “República Democrática del Congo”. Pero la paz duraría solo 15 meses, y la guerra, la muerte y el exilio volverían con mas fuerza. 

El 2 de agosto de 1998 comenzaría la Segunda Guerra del Congo, o como se la conoció, la Gran Guerra del África. Este conflicto, que enfrentaría a 10 países africanos, enfrentados por cuestiones territoriales y económicas, se prolongaría durante casi 5 años, provocando casi 5 millones de muertes y el éxodo de 3,5 millones de personas del Congo. Además, dejó un país devastado, empobrecido y con pocos recursos naturales. 

La muerte, la violencia, las persecuciones políticas e ideológicas, la devastación económica que todo esto produjo, obligó al exilio a millones de familias congoleñas, que encontraron refugio en tierras que antes fueron sus amos, también por la fuerza. Este combo hizo que los amantes del fútbol africano nos perdamos de disfrutar una selección soñada.

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domingo, 20 de septiembre de 2020

Glorias de África: Sudáfrica 1992

[Por Diego Martín Yamus] Sudáfrica fue por décadas sinónimo de política, de una mala imagen gracias al solo hecho del inexplicable apartheid, discriminación racial. Pero el fútbol a veces todo lo cura. Y el fútbol, del que nunca se había oído que se hablara allí, curó desde una tarde todas las heridas sudafricanas, no sólo las deportivas. Fue el 7 de julio de 1992 que la selección volvió a competir, y con regalo extra de un triunfo. 
El popular deporte existía en el país del sur desde el siglo XIX. Aquel 14 de agosto de 1897, un combinado recibió al Corinthians brasileño en un amistoso en Johannesburgo, que perdió 0-3. Los años que siguieron jugó con el equipo paulista, Inglaterra e Irlanda del Norte otras series de encuentros, casi todos con derrota digna. Fue fundada la Asociación Sudafricana (SAFA) y afiliada a la FIFA. Todo era normal hasta que un nuevo gobierno, el del Partido Nacional, llegó al poder en 1947 y tuvo la nefasta idea de la segregación, que manchó también al fútbol. Había una selección exclusiva para jugadores de raza blanca y otra para los de raza de color o negra, y desde 1959 se creó una liga para unos y otra para otros.     

En ese triste marco, Sudáfrica jugó con blancos varios partidos entre 1947 y 1955, mayormente con Australia y Nueva Zelanda, a quienes ganó ampliamente, pero sin participar de algún evento importante. Incluso fue descalificado de la primera Copa Africana de Naciones en 1957 por no querer enviar un equipo multiracial. En 1962 la FIFA lo suspendió hasta que normalizara la situación, al igual que el Comité Olímpico Internacional para los Juegos. Y tras la trágica protesta estudiantil de Soweto en 1976, fue expulsado de ambos círculos. Tan aislado del mundo como en lo político y económico. El líder negro Nelson Mandela, de la agrupación Congreso Nacional Africano (ANC), miraba todo desde su injusta condena en la prisión.     

Dios puso su mano sobre el oprimido pueblo. En 1989, el primer ministro Pieter Botha, que continuaba la nefasta política, sufrió una apoplejía y fue reemplazado por Frederik De Klerk. De a poco, éste tomó el gobierno y sentó las bases para la abolición del apartheid y sus consecuencias, entre ellas la liberación de Mandela y otros condenados. Y el fútbol, que seguía a nivel local con aquellos campeonatos distintivos, pudo regresar a competir en África y el mundo. En 1992 fue oficialmente derogado el sistema, y a mitad de año el popular club Kaizer Chiefs era campeón de la NSL, la liga más importante, mientras el Arcadia Shepherds lo era de la antigua NPSL, originada para negros. Y llegó el día soñado ese 7 de julio, cuando la selección de los Bafana-Bafana (muchachos) concretó su primer partido internacional tras 37 años; el último había sido en 1955 un 4-1 a Australia.     

Esa tarde en el King's Park de Durban, unas 40.000 personas eran testigos de un hito, el renacer del fútbol sudafricano, hasta allí desconocido bien atrás del rugby, también aislado. El rival era el fuerte Camerún, que venía del gran Mundial en Italia 90 y con la base de esa gesta, encabezada por el aún vigente Roger Milla. Era el primero de una serie de tres encuentros. Con el arbitraje de Jelas Ntebu Masole de Botswana, el técnico local Stanley Tshabalala alineó a estos once debutantes: Mark Anderson; David Nyathi, Lucas Radebe, Steve Komphela, Sam Kambule; Zane Moosa, Donald Khuse, el capitán Neil Tovey, Teophilus "Doctor" Khumalo; Fanny Madida y Philemon Masinga. Sólo Madida (Besiktas de Turquía) y el suplente August Makalakalane (FC Zurich, Suiza) militaban en el exterior.

Enfrente, los Leones Indomables traían su cuarto lugar en la CAN de Senegal y se entendía que eran favoritos para ganar. Pero los nuevos protagonistas dieron la más hermosa sorpresa a su nación. A los 82 minutos, Khumalo marcó de penal el gol del triunfo 1 a 0, un enorme suceso más allá del marcador. Era una victoria de recompensa al sufrimiento, a la memoria de aquellos estudiantes de Soweto, a Mandela y a tantos que soñaban una vida libre y justa. Era un 1 a 0 sobre el apartheid.     
Y realmente lo fue. Porque desde ese momento, Sudáfrica volvió a la normalidad en todo, por supuesto en el fútbol. Y fue natural que de a poco llegaron los frutos de la liberación. Tras dos partidos más ante los cameruneses (1-2 y 2-2), en agosto arrancó su participación por primera vez en una eliminatoria, la de la CAN 94 en Túnez, y en octubre la del Mundial para Estados Unidos 94. Logró dos empates geniales en 1995 ante Argentina -video- y Alemania, y en 1996 recibió la Copa Africana, en su primer gran evento en casa. Y como fuera en el 95 con el rugby, la selección se coronó campeona a los ojos de Mandela. En 1997 jugó su primera Copa Confederaciones y arribó a su primer Mundial, el de Francia 98, y en 2002 al de Corea del Sur y Japón. En 2000 entró a los Juegos Olímpicos y se dio el gusto de derrotar al Brasil de Ronaldinho. Y el corolario fue cuando, con la indudable ayuda de Mandela, ganó la sede para el primer Mundial africano en 2010.     

Hasta estos días, Sudáfrica es una fuerza respetable en el continente, incluso en clubes (Orlando Pirates y Mamelodi Sundowns campeones de la Champions League) y en el mundo. Se lo debe a esos futbolistas que un día del 92 cerraron las heridas de la locura. Y también, a esos otros héroes que no pisaron una cancha.

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sábado, 19 de septiembre de 2020

Un país, una historia: Rep. del Congo

Si hablamos de la Champions Africana nos referimos al torneo de clubes más importante del continente. En los inicios de este certamen (la edición inaugural fue en 1965) los equipos del África Negra fueron los amplios dominadores ganando nueve de las primeras diez ediciones. A diferencia del último tiempo, donde equipos del norte del continente como Al Ahly (Egipto), Wydad Casablanca (Marruecos) o Esperance (Túnez) suelen quedarse con el cetro continental, a mediados de los sesenta los campeones fueron Oryx Douala (Camerún), Stade Abidjan (Costa de Marfil) y el TP Mazembe congoleño -bicampeón 1967-68-. En 1969 Ismaily (Egipto) puso la cara por el norte pero siguieron trofeos para Asante Kotoko (Ghana), Canon Yaoundé (Camerún), Hafia FC (Guinea) y AS Vita Club (RD Congo). Y en 1974 llegaría un título histórico para todo un país: el Clube Atletique Renaissance Aiglon Brazzaville se quedó con la primera Champions para la República del Congo y a la fecha única de este país.

El CARA Brazzaville fue uno de los animadores de la liga congoleña en sus inicios en los años sesenta. En 1969 llegó el primer título doméstico y eso les dio el pase para su primera participación en la por entonces Copa Africana de Clubes. Su primer rival en la edición de 1970 fue el Aigle Royal (Gabón). Tras empatar 5-5 en el global un sorteo le dio la clasificación al CARA. En la siguiente instancia cayeron 3-0 en su visita al TP Englebert (luego TP Mazembe) y empataron 2-2 como locales por lo que quedaron afuera. Sin embargo, empezaban a competir seriamente ante los equipos más poderosos del continente. Ese TP Englebert venía de estar en tres finales consecutivas y llegaría nuevamente en esa edición cayendo ante el Asante Kotoko ghanés. 

Podemos decir que estamos en los inicios de una época dorada para el fútbol congoleño -el francés o Brazzaville, como también se lo denomina-. En 1972, el seleccionado de Congo se quedaría con la única Copa Africana de Naciones (CAN) de su historia al consagrarse en la edición que tuvo a Camerún como sede. En ese título, entre figuras de renombre como Jean Michel M´Bono o Francois M'Pele, uno de los puntos altos fue Paul Sayal Moukila. Moukila, delantero y goleador, había irrumpido el año anterior en el CARA y sus buenos desempeños lo catapultaron al seleccionado para levantar la CAN.  

En 1973 llegó la segunda liga para el CARA que se mantenía entre los mejores de su país y del continente. Ese título le dio otra vez el pase a la Champions. Ese 1974 comenzó con la CAN en Egipto pero los congoleños no pudieron mantener el buen arranque y perdieron en semis ante Zambia y por el tercer puesto ante los locales. 

Tras superar ese mal trago, el arquero Paul Tandou  y Moukila se comprometieron con la Champions y fueron los principales exponentes para un CARA que dejó fácilmente en el camino al Zalang COC gabonés (global de 7 a 1) en la primera ronda. En la siguiente instancia las cosas parecían fáciles tras la goleada en la ida 4-0 sobre el AS Vita Club (RD Congo) pero pasaron con sufrimiento luego de caer 3-0 en Kinshasa. En cuartos de final empataron 0-0 en Malí ante Djoliba pero pudieron definir la serie tranquilos con un 3-0 ante su gente. Otro jugador como Alphonse Yanghat empezaba a ser pieza clave a base de velocidad. "Yanghat corre mucho y es clave con sus centros", llegó a decir el entrenador rumano Cinerone Manolache sobre este joven extremo que solo dos años antes había representado a Congo en los Juegos Olímpicos de Munich 1972. Con 15 años participó en la competencia de 100 metros siendo el atleta olímpico más joven en la historia de Congo.     

En las semifinales el CARA no tuvo inconvenientes y, con un 6-1 global sobre los senegaleses del ASC Jeanne d'Arc, se ganó el pasaje a la final contra el Ghazl El Mahalla (Egipto). La ida el 29 de noviembre tuvo lugar en el Stade de la Revolution en la capital congoleña y el local se impuso 4-2. Para la revancha en El Mahalla -a 120 kilómetros de El Cairo- los egipcios confiaban en dar vuelta las cosas pero fue triunfo 2-1 para el CARA que se quedó con la Champions en un hito histórico para el fútbol congoleño. 
El plantel campeón, liderado por el entrenador Manolache y su asistente Amoyen, estuvo compuesto por Dibantsa, Mamounoubala, Mbemba, Poaty, Lakou, Nganga, Dengaky, Bakekolo, Mafimba, Mbouta, Tandou, Mboungou, Ngassaki, Yanghat y Moukila. Este último, fue la gran figura del equipo y culminó como máximo artillero de la edición 1974 con 10 tantos. Con el título en la CAN 1972 más este título con su equipo Moukila fue por esos años de los mejores futbolistas africanos y en 1974 fue premiado por la revista France Football con el Balón de Oro Africano. Tras eso partió al Strasbourg francés para retornar en 1976. 

"Desde la Federación Rumana informaron que querían tener un entrenador en Congo, que se hiciera cargo de la selección congoleña, pero al estar demasiado lejos, nadie quería ir. Así que me ofrecí (...) En ese momento, todos los puestos clave estaban ocupados por blancos. Todos los equipos tenían entrenadores europeos. El Congo era un país con muchísimas riquezas: diamantes, potasio, cobre, oro, petróleo, así que vivía como un rey en una casa de siete habitaciones. Cuando viajábamos teníamos habitaciones en los mejores hoteles", contaría Manolache años después sobre su experiencia con el CARA.

En 1975 el CARA ganó su tercer campeonato doméstico y en la Champions quedaría afuera en cuartos de final ante el mejor equipo de la época: el Hafia FC (Guinea) que había sido campeón en 1972 y repetiría ese año y en 1977. Tres títulos locales más (1981, 1984, 2008) y tres apariciones más en Champions (1976, 1983 y 1985) siempre quedando eliminado en segunda ronda fueron los logros más importantes desde el título a la fecha para el CARA.

En 2018 el equipo pareció recuperar un poco la memoria con su participación en la Confederation Cup -el segundo torneo de clubes del continente- como terceros de la Ligue 1 de Congo. Con Jacques Ontsira como entrenador superaron a Asante Kotoko (Ghana), US Ben Gardane (Túnez) y Saint George (Etiopía) en las instancias preliminares hasta recaer en el Grupo C. Allí fueron segundos del Enyimba nigeriano terminando por encima del Williamsville marfileño y el Djoliba de Malí. Pero en cuartos de final se cruzaron con el Raja Casablanca -que sería el campeón- y cayeron con un global de 3-1. 

Mientras el CARA busca volver a meterse entre los mejores clubes del continente aquel histórico título en la Champions de 1974 sigue siendo recordado... 

Fuentes: Les Echos, RSSSF, EVZ.RO y "Fantastique football congolais", de Kinima-Makumbi

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martes, 15 de septiembre de 2020

De Córdoba a Costa de Marfil

La argentina Cecilia Noriega es una laica misionera que se encuentra desarrollando su labor en Costa de Marfil, siendo la aldea de M'Battra uno de los epicentros de su trabajo. Los jóvenes de allí se juntaban siempre a jugar el fútbol y formaban un equipo al que se le complicaba conseguir la indumentaria para participar en torneos zonales. Fue allí cuando Cecilia se contactó con el ex arquero argentino Juan Carlos Olave -jugó mucho tiempo en Belgrano de Córdoba-. Olave es actualmente dirigente del Club Atlético Las Palmas en la provincia argentina de Córdoba y consiguió camisetas para estos jóvenes que hoy las lucen con orgullo en los potreros marfileños.
Fuente: Twitter de @ZurditoDelMst
Para nosotros fue una pequeña contribución, una colaboración. Pero nos sorprendió lo importante que fue para ellos. No sólo fueron camisetas, son símbolos de identificación”, contó Olave a Noticiero Doce según recoge el portal La Voz en su sección deportiva.

Lo destacable es lo que hace Cecilia. Nosotros sólo queríamos ayudar. Nos enorgullece que usen nuestras remeras en un país tan lejano, pero lo importante es que toda esta recreación parece que ayuda mucho a esa sociedad. No teníamos ni idea de que este gesto podía significar tanto para otras personas”, agregó Olave dejando a un costado la rivalidad con Talleres -club del que es hincha Cecilia- en pos de tener un lindo gesto con este equipo de Costa de Marfil.

Desde la página de Facebook del Club Atlético Las Palmas manifestaron el orgullo para la entidad de poder ser participes de este gran proyecto misionero en territorio marfileño. Este club fue fundado en 1933 y su nombre se debe al barrio cordobés donde surgió. En 1925 un inmigrante español oriundo de Las Palmas de Gran Canaria, arribó a la Córdoba y sentó un vivero con ese nombre, que a la postre sería la denominación que tomaría el barrio según se cuenta en Arriba las Palmas: la historia del capo del oeste cordobés. Un equipo que ganó en varias ocasiones la liga cordobesa, que se dio el lujo de recibir en 1977 al Argentinos Juniors de Maradona y que ahora pasea sus colores en el corazón de África. 

lunes, 14 de septiembre de 2020

Cuestión de Familia: Septiembre 2020

Continuamos con esta particular sección hoy con casos que llegan desde Nigeria, Malawi y Camerún. Desde los más conocidos Kanú, pasando por las hermanas Chawinga hasta la dinastía de los hermanos Tchami. 

Los Kanú (Nigeria)

Nwankwo es el más conocido de los dos y considerado por muchos como uno de los mejores futbolistas de su país y de todo el continente. Nació el primer día de agosto de 1976 en Nigeria, en la ciudad de Owerri al sureste del país. Luego de dar sus primeros pasos en clubes nigerianos llamó la atención mundial al ser una de las figuras de las Súper Águilas que obtuvieron el Campeonato del Mundo Sub 17 de 1993 en Japón. Pronto el Ajax holandés se hizo con sus servicios y en 1995 ganó Champions, Supercopa de Europa e Intercontinental. En 1996 ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta y también fue elegido como el mejor futbolista de África. A nivel clubes siguió en Inter (Italia), Arsenal, West Bromwich Albion y Portsmouth -todos de Inglaterra-. En 1999 volvió a ser el mejor del continente. Jugó tres Mundiales (Francia 98, Corea-Japón 2002 y Sudáfrica 2010) y seis ediciones de la Copa Africana de Naciones (CAN) con un subcampeonato (2000) y cuatro terceros puestos. 

Christopher nació tres años después que Nwankwo y se desempeñaba como defensor. Cuando hacía las juveniles en el Eagle Cement -hoy Dolphins FC- acompañó a su hermano al Ajax y los holandeses lo cedieron a préstamo por varios años a clubes como Lugano (Suiza) y Alavés (España). En 1999 tuvo sus primeros partidos con la camiseta del Ajax compartiendo equipo con jugadores como el danés Brian Laudrup, el holandés Winter, el nigeriano Babangida o el rumano Chivu. En Sydney 2000 fue parte del plantel nigeriano en los Juegos Olímpicos cayendo en los cuartos de final ante Chile. A partir de 2002 su carrera empezó a decaer jugando en clubes como TOP Oss (Holanda), Peterborough (Inglaterra) y Odd Grenland (Noruega) hasta retirarse en su país en el club de sus inicios.    

Las Chawinga (Malawi)

Tabitha es la mayor de las hermanas y ya pasea sus goles por el mundo. A pesar de los estereotipos contra los que tuvo que luchar dio sus primeros pasos oficiales en la DD Sunshine Academy de Lilongwe. Pronto se sumó su hermana Temwa -mediocampista categoría 98- y juntas llegaron al seleccionado. 

En 2014 Tabitha partió rumbo a Europa siendo la primera mujer de su país en jugar en Europa al fichar por el Krokom Dvärsätts, de la tercera de Suecia. Sus goles no tardaron en llegar y le ayudaron a seguir creciendo: pasó al Kvarnsveden de segunda división y fue la figura con 43 goles en el ascenso a la máxima divisional. En 2017, a pesar del interés de varios clubes europeos, decidió probar suerte en China y mal no le fue ya que recientemente fue elegida como mejor jugadora de la liga por su desempeño en el Jiangsu Suning. Temwa fue recomendada por su hermana para tomar su lugar en el Kvarnsveden y luego la siguió al fútbol chino para jugar en el Wuhan Jianghan. A fines del mes pasado se enfrentaron por primera vez.  

Los Tchami (Camerún)

La familia camerunesa Tchami está íntimamente relacionada con el fútbol. Alphonse es el mayor y se hizo muy conocido por su paso por Boca Juniors (Argentina). Nacido en 1971 dio sus primeros pasos profesionales en el Unisport Bafang y también tuvo pasos destacados en el fútbol europeo (Odense danés y Hertha alemán). Con los Leones Indomables jugó 57 partidos (21 goles) y estuvo en los Mundiales de Estados Unidos 1994 y Francia 1998.

Joel (categoría 82) sin tanto éxito como su hermano mayor paseó sus goles por varios rincones del mundo, empezando en el segundo equipo del Hertha y luego con un largo recorrido por clubes como Laval (Francia), AC Horsens (Dinamarca), Pegah (Irán), Al Ansar (Líbano), Sharjah (Emiratos), Egri (Hungría), Dunajska Streda (Eslovaquia) y Putrajaya (Malasia).

Pero la dinastía no queda solamente en ellos dos. Bertrand -el segundo tras Alphonse- jugó en Sportivo Luqueño de Paraguay poco después del paso de su hermano por Boca y sus mejores momentos los vivió en Grenoble y Reims de Francia, con casi 60 partidos entre 2001 y 2003. El más pequeño de todos es Hervé -32 años- quien hizo inferiores en Hertha y Hamburgo de Alemania con un extenso recorrido posteriormente en la liga húngara (Szolnoki y Honved) y en equipos como Feirense (Portugal), Giresunspor (Turquía) o USM Bel Abbes (Argelia). Tuvo apariciones en el Sub 17 y Sub 20 de su país y un partido en la selección absoluta en 2013 -caída amistosa ante Tanzania-.  

viernes, 11 de septiembre de 2020

Un País Una Historia: República Centroafricana

A lo largo de la historia del fútbol muchos han sido los grandes jugadores que no pudieron jugar un Mundial. Alfredo Di Stéfano, George Best, Eric Cantoná o el liberiano George Weah son algunos de los casos más emblemáticos. A otros, aún siendo el máximo goleador y con más presencias en su seleccionado, tampoco les alcanza para jugar al menos una Copa Africana de Naciones (CAN). Sin embargo, la ilusión sigue estando y siguen peleando. Este es el caso del centroafricano Foxi Kethevoama. 

El actual territorio de la República Centroafricana, justamente en el corazón del continente, fue en tiempo de la colonización una región llamada Ubangui-Chari por su ubicación en las inmediaciones de las cuencas de los ríos que llevan esos nombres. En agosto de 1960 lograron la independencia de Francia con su actual denominación que habían empezado a utilizar dos años antes. 

Nuestro protagonista de hoy nació en 1986 en la capital Bangui. Con veinte años empezó a destacar en el FC 105 Libreville (Gabón) para luego dar el salto a Europa, más precisamente a la liga húngara. Allí jugó en Kecskeméti, Diósgyőr y Újpest FC pero su crecimiento siguió. Emigró a Kazajistán para jugar en el FC Astana.

Con 48 partidos y 8 goles Foxi es uno de los jugadores más representativos del seleccionado de su país. Y en 2012 fue el autor de un gol para dejar afuera a Egipto -campeón de la CAN en siete ocasiones- de Sudáfrica 2013. Ya en la ida los centroafricanos sorprendieron a los Faraones al imponerse 3-2 en Alejandría y, en la revancha en Bangui, Foxi puso el 1-0 en el primer tiempo y a pesar del empate de Moteab los centroafricanos avanzaron a la etapa final. “Por desgracia para mí, todavía no he podido disfrutar participando en una Copa Africana o en un Mundial, pero eso no impide que mis mejores recuerdos como futbolista estén vinculados con la selección (...) Y es verdad que esa victoria contra los Faraones encabeza mi larga lista. No la olvidaré nunca”, confesó Kethevoama en una reciente entrevista con FIFA.   

Luego de superar a los egipcios siguió la Eliminatoria ante Burkina Faso por un lugar en la CAN pero no corrieron la misma suerte. La ida fue con triunfo 1-0 en Bangui y en la revancha un agónico gol de Alain Traoré para el 3-1 puso fin al sueño centroafricano de estar por primera vez en una Copa África. 

También en ese 2012 Kethevoama convirtió un doblete para el triunfo 2-0 sobre Botswana en el arranque del Grupo A del camino a Brasil 2014; pero las cinco derrotas en el resto de los partidos lo dejaron último de la zona por detrás de Etiopía, Sudáfrica y Botswana. Al menos en octubre de ese año, República Centroafricana alcanzó su mejor ubicación histórica en el ranking de la FIFA: el puesto 49.

En el camino a Rusia 2018 fue Madagascar el verdugo. Los malgaches los dejaron en el camino en primera ronda con un global de 5 a 2. Qatar 2022 será el próximo objetivo y los centroafricanos quedaron encuadrados en el Grupo C junto a Nigeria, Cabo Verde y Liberia. Con solamente un cupo para avanzar a las instancias finales, el panorama se presenta difícil para los dirigidos por el marfileño Fracois Zahoui. Rumbo a la CAN Camerún 2022, con dos fechas disputadas, se ubican terceros en el Grupo E con 3 puntos por detrás de Marruecos y Mauritania (ambos con 4) y los dos primeros clasificarán a la cita en suelo camerunés.

Con 34 años esta podría ser la última chance de Kethevoama de pelear por estar un Mundial. “Nos hace mucha falta regularidad en los resultados y ser eficaces a domicilio, esos son aspectos en los que está incidiendo el entrenador (...) El problema es sobre todo psicológico”, sostiene desde Turquía donde ha militado en sus dos últimos equipos: Gaziantep y Balikesirspor -fue una de las caras en la reciente presentación de la nueva indumentaria-. 

La decisión de participar en este camino está tomada. Foxi está decidido a participar en esta etapa eliminatoria. Como le dijo a FIFA, las fuerzas lo acompañan y tiene ambición. Además, su mayor sueño es clasificar a su país para un gran torneo. "Es lo que le falta a mi carrera. Cuando lo consiga ya pensaré en colgar las botas”, cierra convencido. 

Fuente: FIFA.com

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