[FIRMA INVITADA/ Diego Martín Yamus] Marruecos y México no tienen mucho en común. Unos africanos, otros americanos. Distantes uno de otro miles de kilómetros. Distintas culturas, comida, música, hasta religión. Y distinta vida futbolera. Pero coincidieron en 1970 y 1986 para la alegría de un país y de un continente. Es que en la bella tierra azteca, la fuerte selección marroquí realizó sus dos primeras apariciones mundialistas. Iba a ser una más, pero fue una nota sonora en ambas Copas del Mundo.
Tras la aparición de Egipto en Italia 34, debieron pasar 36 años para que África se mostrara en un Mundial. Las segundas eliminatorias continentales pusieron a Marruecos en el de México en 1970. No le fue tan fácil a los Leones del Atlas llegar: triunfo a Senegal en tercer partido en Las Palmas, a Túnez por sorteo tras tres encuentros y campeón del triangular decisivo sobre Nigeria y Sudán por un punto. No parecía un rival a tener en cuenta, menos cuando el sorteo lo mandó con los tigres Alemania Federal, Perú y Bulgaria en el Grupo 4.
Y menos cuando el debut, el 3 de junio en el estadio Campo Nuevo de León, era contra los alemanes, subcampeones vigentes. Sin embargo, los del yugoslavo Blagoje Vidinic no se achicaron y a los 21 minutos el centrodelantero Jarir aprovechó un regalo del zaguero Hottges y batió a Sepp Maier. Tuvieron que aparecer otras dos glorias, Uwe Seeler y Gerd Müller, éste a los 80, para salvar a los germanos de una ingrata sorpresa. El 6 fue el segundo encuentro en el mismo lugar, y los marroquíes también le hicieron fuerza al bello Perú de Cubillas, Sotil y "Cachito" Ramírez que eliminara a Argentina. Al descanso lo dejaron igualado a cero, pero Cubillas apareció y los africanos cayeron 3-0.
Con el equipo ya eliminado, faltaba el último encuentro para completar el Grupo 4, frente a Bulgaria, también sin chances. Aquel 11 de junio, con el arbitraje del portugués Antonio Saldanah Ribeiro, ante 12.299 personas en León, los búlgaros comenzaron mejor y Dobromir Jetchev abrió el marcador a los 39 minutos. Pero a los 15 del segundo tiempo, apareció el delantero Maouhboub Ghazouani y con un remate de zurda marcó el 1-1. Fue el primer punto para África en un Mundial, el primer gran instante de lo que el continente sería capaz años más tarde de hacer. Esa tarde, los históricos marroquíes fueron Hazzaz; Fadili, Benkhrif, Khanoussi, Slimani; Maaroufi, Bamous (Choukri 46´), El Filali; Ghandi, Alaoui (Faras 73´) y Ghazouani.
Tras esa actuación, fue campeón regional en 1976. Pero luego no pudo continuar esos logros en algo importante. Había quedado afuera de los siguientes Mundiales por poco e incluso de la Copa Africana de 1984 en Costa de Marfil. Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Así fue la selección roja, y entre el 84 y el 85 fue sólido en la dura eliminatoria para el Mundial de México 1986. Amplia victoria sobre Sierra Leona, triunfo ante Malawi, paternidad sobre su vecino Egipto a quien había dejado afuera para 1982. Y en las finales, primero el 6 de octubre de 1985 en Rabat, consiguió una linda goleada 3-0 al buen Libia, subcampeón africano cuatro años antes, y el 18 de octubre de 1985 en Benghazi perdió 0-1, pero, por diferencia de gol, lo hizo y se clasificó para el 86, otra vez en tierra azteca, la que lo cobijó aquel 70 de estreno.
Ya en 1986, tras su cuarto lugar en la CAN de Egipto, Marruecos jugó amistosos con Bulgaria (0-0) e Irlanda del Norte (1-2). Parecía poco probable, más allá de los resultados previos, que los marroquíes pudieran ser noticia en la calurosa México. Más con otro desafortunado sorteo que los puso en el Grupo F con Inglaterra, Polonia y Portugal. Pero lo fueron, y con una actuación para el recuerdo.
El debut fue el 2 de junio en el estadio Universitario de Monterrey ante el fuerte Polonia, con 19.000 personas y con un africano, el maliense Idrissa Traoré, como juez de línea. Marruecos hizo un buen partido, defendió bien y le sacó al conjunto de Boniek, Buncol y Smolarek un interesante empate 0-0. Otra vez en Monterrey pero en el estadio Tecnológico, el 6 de junio era el segundo duro compromiso ante un peso pesado europeo: Inglaterra, con sus figuras Robson, Lineker y compañía. De nuevo los marroquíes frenaron a su fuerte rival, que no tuvo juego, sufrió la expulsión de Wilkins, la lesión en el hombro de Robson y se desdibujó por completo, terminando con otro empate sin goles.
El tercer partido el 11 de junio en el Tecnológico era decisivo, porque Marruecos necesitaba una victoria para pasar a los octavos de final, aunque con una nueva igualdad lo haría también. El asunto es que enfrente esperaba Portugal, que por entonces no era una potencia pero ya contaba con buenos valores, como Paulo Futre o Carlos Manuel, y venía de vencer a los ingleses en el debut. Sin embargo, los Leones del Atlas, como hicieron en 1970, forjaron una proeza ante un europeo. Delante de 24 000 espectadores, Khairi conquistó dos goles a los 19 y 27 minutos para adelantar a su país 2-0. Y en el segundo tiempo, a los 16 minutos, Merry Krimau marcó el tercero. Diamantino descontó a los 79, pero el árbitro norirlandés Alan Snoddy pitó el final, los marroquíes ganaron 3 a 1, dieron el golpe (como Túnez en 1978, como Camerún en 1982) y encima de ser el primer africano en pasar de ronda en un Mundial, se llevaron consigo el duro Grupo F. Los héroes entonces fueron Zaki; Khalifa, El Biyaz, Bouyahiaoui, Lamris; Bouderbala, Dolmy, Timoumi, Mustafá El Haddaoui (Soulaimani 71´); Khairi y Krimau.
Por primera vez desde justamente 1970, el Mundial afrontaba una etapa de eliminación directa, empezando por los octavos de final. Mientras Brasil arrasaba con Polonia, Francia hacía caer el reinado de Italia y Argentina le ganaba el clásico a Uruguay, Marruecos quería también tener su lugarcito en las grandes luminarias. Cómo hacerlo si el rival, cada vez más duro, era nada más y nada menos que Alemania Federal, aquel a quien puso en jaque en el 70. Tal vez el recuerdo de ese debut en las Copas en León 16 años antes le vendría bien.
El encuentro era el 17 de junio en el Universitario de Monterrey. Los alemanes eran favoritos, con Lothar Matthaeus, Karl Heinz Rummenigge o Rudi Voeller entre sus guerreros. Pero en el verde césped la verdad fue otra. Los norteafricanos ofrecieron resistencia, crearon algo de peligro y estuvieron a punto de llevar el partido al alargue. Hasta que a los 87 minutos, en un tiro libre para Alemania, a la barrera le faltó alguien para cubrir el poste respectivo. Entonces Matthaeus remató por bajo justo por allí y la colocó junto al palo de Zaki, que se tiró pero no llegó. Y Marruecos, con la frente alta y una gran imagen, se despidió otra vez de México con pena pero con gloria. Una actuación que lo consagró por la revista France Football como el mejor del año, mientras Badou Zaki se llevó el Balón de Oro continental. Pero el premio mayor fue ese segundo viaje a México, lleno de felicidad a pesar de la derrota. El mismo premio que una década y media atrás en el mismo lugar.
Fuentes: Tribunero.com y RSSSF
Entregas Anteriores
0 comentarios:
Publicar un comentario