jueves, 20 de octubre de 2016

Glorias de África: Jean Michel Mbono

[Por Diego Martín Yamus] Entre los años 60 y 70, en plena expansión del fútbol en Africa, la región del Congo era cuna de dos grandes animadores, diferenciados por su capital: Congo Kinshasa y Congo Brazzaville. El primero, luego conocido como Zaire y hoy la República Democrática del Congo, sin duda tuvo más nombre, con títulos continentales y su llegada al Mundial de Alemania 1974. Pero su vecino, Congo a secas, apodado “los Diablos Rojos”, también vivió su tiempo de gloria. Y Jean Michel Mbono fue el gran responsable de esa época dorada, la mayor del país centroafricano.
Nacido en Brazzaville el 27 de enero de 1946, Mbono es actualmente presidente de la Federación, pero en esos años fue un gran campeón en sus casi 15 temporadas de carrera. Centrodelantero y goleador, apodado “le Sorcier” (“el Brujo”) por su olfato de gol, comenzó en 1963 en el Étoile du Congo, el club más laureado del país, con el que ganó la liga en 1968. En 1965 disfrutó su primer éxito, con la selección, formada apenas hacía cinco años, casi junto a su independencia. Fue en la primera edición de los Juegos Africanos organizados justamente en Congo, cuando el 25 de julio los Diablos derrotaron en la final a Malí por un curioso desempate, ya que tras el 0-0 y un extenso alargue vencieron por 7 córners a 2. Mbono marcó el gol del triunfo en las semifinales ante Costa de Marfil y contribuyó al primer título congoleño. Tres años después, obtuvo su segundo campeonato, ahora con el Étoile, al llevarse la liga en 1968. Y ese mismo año jugó la primera Copa Africana de Naciones para el seleccionado, en Etiopía, donde fueron eliminados en primera ronda, y el delantero marcó un gol ante Ghana en la derrota 1-3 en el último encuentro.

Pero su cúspide llegó con la del equipo, entrados los años 70. Congo no había tomado parte para las eliminatorias de la CAN 1970 en Sudán, pero volvió para la de 1972 en Camerún. Tras marginar nada menos que a Nigeria y Costa de Marfil en la fase previa, comenzó en el Grupo B con un 1-1 ante Marruecos y una caída 0-2 contra su vecino y exitoso Zaire, partidos donde Jean Michel no estuvo. En el último compromiso, debía vencer a Sudán y lo hizo 4-2 con dos goles de Mbono, que ayudó a la suerte, ya que con ese resultado debieron ir a un sorteo con los marroquíes que ganaron, clasificándose para las semifinales, en las que vencieron a Camerún 1 a 0 y llegaron al partido decisivo, otra vez con Malí, que venía en gran forma.
Aquel 5 de marzo en el Stade Omnisports Amadou-Ahidjo de Yaoundé, los malienses comenzaron ganando con gol de Diakité a los 42 minutos. Jean Michel Mbono se encontraba, como en la primera ronda, en el banco de suplentes. El entrenador Adolphe Bibanzoulou lo colocó a los 3 minutos del reinicio por Paul Moukila, otro de los grandes de la nación, futuro Balón de Oro en 1974. Y Mbono tuvo el partido soñado: en apenas dos minutos, 57 y 59, marcó dos goles, puso arriba a los suyos y luego Mpelé conquistó el tercero. Traoré descontó, pero ya no hubo más y Congo festejó su hasta hoy único título absoluto.

Fue lo máximo para una tierra que venía golpeada por dictaduras y guerras, que en esos 70 sin embargo disfrutó, además de la CAN, la consagración del CARA Brazzaville en la Copa de Campeones (actual Liga de Campeones de la CAF), el premio de Moukila y luego el cuarto lugar en la siguiente CAN, en 1974 en Egipto, donde curiosamente su archirrival Zaire se llevó su segundo trofeo. Allí Mbono hizo un gol para justamente ganarle al futuro campeón el clásico 2-1, y fue pieza importante para que Congo completara una época floreciente, que pocas veces volvió a vivir. Con sus goles, el brujo Mbono lo hizo posible.

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