[Por Diego Martín Yamus] Como diez años antes, cuando conoció el fracaso de la ida en primera ronda en su tierra en el 94, el hasta entonces postergado Túnez tenía una nueva oportunidad para organizar y ganar la Copa Africana de Naciones, de nuevo inserta en el increíble desierto del Sahara. El panorama futbolístico y político era muy similar a aquél en este 2004: las Aguilas De Cártago traían un conjunto prometedor, con el técnico francés Roger Lemerre (el de su selección natal en el Mundial 2002) y un brasileño, Francileudo Dos Santos, como gran goleador junto a hombres de la talla de Jaziri, Ghodhbane, el afirmado arquero Boumnijel, Hatem Trabelsi, el otro brasileño Clayton, Badra o Ben Achour. Y en la situación como país, más de lo mismo: año 17 de gobierno de Zine El Abidine El Ali, el sucesor del primer presidente Bourguiba. Pero todo estaba más o menos tranquilo en la nación afroárabe más pequeña del continente.
Entonces, ella se preparó con su mejor ropa, seguro la tradicional musulmana, para su segundo torneo africano y el tercero en total desde su primera tarea allá por 1965. El mismo sería del 24 de enero al 14 de febrero de 2004, año en que los tunecinos peleaban duramente con Marruecos la clasificación para la Copa del Mundo de Alemania 2006. Es cierto, además, que el rojo y blanco del Maghreb traía una historia bastante penosa en la Copa, habiendo llegado solo dos veces a finales perdidas en el 65 y en Sudáfrica 1996. Pero estaba de muy buen ánimo y esperanzas para albergar a sus 15 contendientes: el bicampeón Camerún y todo su fuego, la revelación Senegal, los eternos Nigeria, Argelia, Egipto o Guinea, los ahora típicos Sudáfrica, República Democrática del Congo, Burkina Faso o Malí, Marruecos y su sed de desquite, otra vuelta de Kenia y tres debutantes: por fin Zimbabwe y los rarísimos Ruanda y Benín. Todo para un certamen que sería el último donde el campeón se clasificaría automáticamente. Y que además cambió de sistema de calificación previa, sin preliminares y con nada menos que 13 grupos, donde los ganadores y el mejor segundo se unirían a Túnez y Camerún.
Por supuesto, esa previa volvió a las andadas con retiros y grupos irregulares, nada que ver con la de 2002. Eso no les importó a los primeros de cada zona: Nigeria (1, donde Djibouti se bajó), Guinea (2), la sorpresa Benín que derrotó a Zambia y donde Tanzania se retiró (3), Burkina Faso (4), Kenia (5), Malí por mejor promedio de gol (6), Marruecos (7), Senegal (8, en el que Santo Tomé y Príncipe no jugó), República Democrática del Congo (9), Egipto (10, sin Guinea Bissau), Sudáfrica que eliminó nada menos que a Costa de Marfil (11), Argelia (12) y Ruanda, otro inesperado que marginó a Ghana (13). A ellos se agregó Zimbabwe, el mejor segundo de los 13 y escolta de Malí en el.
Seis ciudades (Túnez, Rades, Bizerte, Sfax, Sousse y Monastir) eran escenarios privilegiados de la fase final, superiores a Túnez y Sousse, las únicas del 94. Las tres primeras fueron sedes y subsedes de los Grupos A y B. El Torneo, claro, lo empezó el esperanzado local el 24 de enero por el A, en el Stade 7 Novembre donde 60 000 fanáticos se instalaron para ver una victoria contra Ruanda. Y la victoria llegó pero no fue nada sencilla. Jaziri abrió el trámite a los 27 minutos, pero el naturalizado brasileño Joao Rafael Elías sorprendió a los 32 con el empate. Sin embargo, los tunecinos también tenían su brasileño, José Francileudo Dos Santos. Y justo un minuto después de la expulsión del ruandés Sibomana, en el 57 Dos Santos marcó el 2-1 final y el delirio de los hinchas. Pero no fue tan definitivo: tres mas tarde, a los 60, era Ben Achour el que veía la tarjeta roja por el árbitro camerunés Divine Evehe. Por suerte Evehe pitó y Túnez dio el primer paso de su sueño. Al día siguiente, el 25, en el famoso Olympique El Menzah de la capital y del título nigeriano 94, se produjo la primera de las varias locuras de la Copa: la República Democrática del Congo, claro favorito ante Guinea, iba ganando por Masudi a los 35´, pero ni pensaba en que primero el eterno Aboubacar “Titi” Camara a los 68´ y luego el joven estrella Pascal Feindouno a los 81´ se lo ganarían 2 a 1 para el del francés Michel Dussuyer, el mismo DT de la actualidad. El 28 en la apertura de la fecha 2, los guineanos eran los que parecían ganadores en el Stade 15 Octobre de Bizerte ante Ruanda, cuando de nuevo Titi Camara los adelantó en el minuto 49. Pero los del centroeste africano querían seguir molestando y Kamanzi empató en el tercer minuto de descuento para un 1-1 increíble. El que se abrigó de las sorpresas fue Túnez, que en Rades goleó a la RD del Congo 3-0, con dos nuevos de Dos Santos (55´ y 87´) y uno de Braham (65´) para otro festejo de los 20000 seguidores y para la clasificación sin dudas a los cuartos de final. No se hizo mucho drama el 1 de febrero en la misma sede por el empate a 1 con Guinea (Ben Achour 58´, Titi Camara 84´) porque el resultado le dio el grupo y a los guineanos el pase a cuartos. Ruanda quedó eliminado pero no olvidó marcar otro hito en su pequeña historia copera ese 1 de febrero en Bizerte, cuando ante 700 personas le ganó a los congodemocráticos 1 a 0 gracias a Said Abed Makazi a los 74 minutos, cumpliendo una excepcional campaña en su primera presencia bajo la tutela del serbio Ratomir Dujkovic. Túnez con 7 puntos y Guinea con 5 avanzaron de ronda, los ruandeses se llevaron gloria en las valijas aunque terminaran terceros con 4 y los Leopardos, en otra decepción como las de 2000 y 2002, se fueron sin nada.
Por su parte, El B tenía las mismas canchas pero otros nombres igualmente grandes. Y otras sorpresas igualmente grandes: el 26 en El Mensah, el subcampeón Senegal (ahora entrenado por el francés Guy Stéphan) no pudo marcar goles contra el enigma Burkina Faso. En cambio, su vecino Malí arrancó como en 2002 venciendo claramente en Bizerte 3 a 1 a Kenia por medio de Mohamed Lamine Sissoko en el 28 y un doblete de otro naciente diamante: Fréderic Kanouté, a los 63 y 81 minutos, luego de que Mulama había puesto la igualdad a los 58. El 30 en Bizerte, llegaron los goles para los senegaleses y en 31 minutos ante los kenianos: el surgiente Mamadou Niang a los 4 y 31 y Pape Bouba Diop, el genio de Corea y Japón 2002, a los 19 para un 3 a 0 sin comentarios. Los malienses no se quedaron atrás y ese 30 en El Menzah derrotaron fácilmente a los burkineses 3-1, donde Kanouté apareció de vuelta a los 34´ y Mahamadou Diarra a los 37´, descontando Minoungou a los 50´ y cerrando Soumaila Coulibaly a los 78. Todo se definió el 2 de febrero, cuando en la capital tunecina Senegal y Malí jugaron el superclásico occidental que terminó 1-1 (Beye a los 45+2, abriendo Dramane Traoré para los malíes a los 34´) y ambos contentos con su pase a cuartos. Kenia se fue con algo en sus bolsillos al golear 3 a 0 en Bizerte al cada vez más empobrecido Burkina, con goles de Ake a los 51 minutos, Oliech a los 64 y Baraza a los 83. Fue Malí quien finalmente ganó la zona con 7 puntos escoltado por Senegal con 5, mientras kenianos con 3 y burkineses con 1 volvían a sus países.
Los grupos C y D se disputaban en las otras tres localidades: Sfax, Sousse y Monastir. En la primera, en el Stade Taieb M´Hiri y por el C, el que lo inauguraba era Egipto y sus eternas esperanzas, que se confirmaron con su 2-1 ante el por fin debutante Zimbabwe, liderado por el gran Peter Ndlovu, que aventajó a los Warriors a los 46 minutos. Enseguida, los Faraones llamaron a los dioses y Tamer Abdelhamid a los 58 y Barakat a los 63 dieron vuelta el marcador. En tanto, Camerún (dirigido otra vez por Winfried Schaffer) arrancó la defensa de su doble título en el Stade Olympique de Sousse, empatando 1-1 con Argelia, con un nuevo gol de Patrick Mboma a los 43 y respuesta de Zafour a los 52. Pero el 29 en Sfax, los Leones Indomables rugieron con toda su fuerza y en un partidazo, le ganaron 5 a 3 a los zimbabwenses. Ndlovu volvió a abrir la cuenta a los 8, pero Mboma contestó a los 31 y 44 y Mbami a los 40. El gran Peter descontó de penal a los 47, pero Mboma con su tripleta a los 65 y Mbami con su doblete a los 67 marcaron la diferencia real entre los dos, que quedó sellada por el último gol de Nyandoro a los 89. Mientras, en Sousse, los argelinos amargaban otra vez a los egipcios por 2 a 1 (Mamouni 13´, Achiou 86´; Belal 25´) y tenían chances de clasificación igual que los demás integrantes de zona. Y la paridad existente se confirmó el 3 de febrero: en un final de bandera verde, en el Stade Moustapha Ben Jannet de Monastir, Camerún ganaba el grupo al empatar a cero con Egipto, que dependía de que Argelia y Zimbabwe no se sacaran ventajas. Pero nunca hubieran creído que los sureños iban a hacer otra proeza 2004 y en Sousse superar a los mismísimos árabes por 2 a 1, incluso con un 2-0 parcial por Luphahala en los minutos 65 y 71, descontando Achiou a los 73 en vano. Así que los bicampeones africanos clasificaron primeros a cuartos de final con 5 unidades y Argelia increíblemente fue segundo.
Y el D se jugó en las mismas canchas. Los que lo comenzaron fueron otros dos gigantes, Nigeria y Marruecos, el 27 de enero en Monastir. Nigeria quería la revancha de la final 2000 y de la derrota con Senegal en cuartos de 2002. Pero los marroquíes, dirigidos por el ex Balón de Oro 86 y actual DT Badou Zaki, vaya si necesitaban alegrías. Y Youcef Hadji, el hermano del gran Mustapha, se las dio marcando el gol del triunfo a los 79 minutos. Completando, Sudáfrica reaparecía en la CAN venciendo en Sfax al primerizo Benín 2-0 con doblete de Nomvethe en los minutos 58 y 76. Pero las Aguilas se repusieron rápido y cómo: el 31 en Monastir vapulearon a los sudafricanos 4 a 0 por Yobo a los 4´, Okocha de penal a los 64´ y Odemwingie a los 81´ y 83´. Marruecos hacía lo mismo con los benineses en Sfax con tantos de Chamakh a los 17 minutos, Mokhtari a los 73, Ouaddou a los 75 y El Karkouri a los 80. Pero salvo Benín, nada estaba decidido. Y el 4 de febrero Marruecos lo demostró empatando a duras penas con Sudáfrica 1-1 (Safri 38´ desde 11 metros; Mayo 29´) y ganando el grupo, aparte de dejar afuera a los Bafana-Bafana. Porque en Sfax, Nigeria fue más que el novato beninés 2 a 1, con conquistas de Garba Lawal a los 35´ y Utaka a los 76´, con el gol de la decoración de Latoundji a los 90. Como fue escrito, los Leones del Atlas obtenían la zona con 7 puntos y los nigerianos eran segundos con 6, marginando a Sudáfrica con 4. De Benín, sólo decir que fue con la RD del Congo el más flojo de la CAN con 0 puntos.
Todo Túnez (57000 hinchas) estaba en el Stade 7 Novembre de Rades para ver si su equipo era semifinalista frente al subcampeón Senegal, en el comienzo de los cuartos de final el 7 de febrero. Y los de Lemerre les devolvieron la entrada con el gol de Mnari a los 65 minutos, pasando nomás a cuartos, mientras los senegaleses se peleaban entre sí en la cancha tras el tanto, por lo que hubo 10 (diez) minutos de adicional... Por su parte, en El Menzah, Malí y Guinea se batían en otro duelo occidental, que comenzaron los guineanos por Feindouno a los 15. Pero la respuesta de “les Aigles” fue gloriosa: Kanouté a los 45 y Mahamadou Diarra, en el segundo minuto de descuento, colocaron a los de Stambouli entre los cuatro de oro. El 8 en Monastir, Camerún comenzó ganando a su archienemigo Nigeria por Samuel Eto´o a los 42´, y asemejaba seguir la paternidad sobre los verdiblancos y la defensa de su bicampeonato. Pero esta vez Nigeria se tomó una buena revancha con dos de sus emblemas: Okocha igualó a los 45 y Utaka, ya clave para el equipo de Christian Chukwu, desniveló a los 73 minutos para la explosión de sus fanáticos. Y el último de los eléctricos cuartos se dio con otros dos gigantes clásicos ese 8 en Sfax. Qué mejor marco que esta ciudad tunecina y 22 000 personas para ver cómo Argelia pretendía ir a semifinales por el gol de Cherrad a los 84 minutos. Pero cuando los argelinos ya festejaban antes de tiempo, Chamakh marcó el empate en el cuarto minuto agregado. Y no se decidió el derby norteafricano hasta los 113 minutos, cuando Hadji hizo el gol clave para los marroquíes, que remataron el encuentro con Zairi a los 120.
Como en los cuartos, como todo el torneo, 56000 hinchas de Túnez acompañaron a su selección a Rades y a ver si su sueño de final se cumplía ante el poderoso Nigeria, el 11 de febrero. Pero fue muy difícil frenar al inspirado Augustine “Jay Jay” Okocha, que puso la ventaja de penal a los 67 minutos. Y cuando las ilusiones locales quedaban en eso, Khaled Badra, el que dejó afuera a Egipto en 2000, igualó desde el punto blanco a los 82, llevando la semifinal a tiempo extra y a los tiros desde el punto del penal. Y allí la apoteosis: el gran guardameta Boumnijel le atajó a Odemwingie en el medio de la serie, y eso fue decisivo para que Hagui marcara el 5-3 final y depositara a Túnez en la final. Todo fue más simple en Sousse, donde el ascendente Marruecos volvió a mostrar su potencia ofensiva con un terminante 4 a 0 a Malí. Dos de Mokhtari (14´ y 58´), Hadji a los 80´ y Baha a los 90´ y uno de adición impulsaron al conjunto de Zaki a otro superclásico afroárabe, pero éste en la final, que los rojiverdes no jugaban desde 1976, en su único triunfo. Por su lado, Nigeria al menos ganó su segundo podio en fila, y ante el mismo rival, Malí de gran tarea, a quien venció el 13 en Monastir 2 a 1 por Okocha a los 16´ y Odemwingie a los 47´, acortando Atouba a los 70.
Los tunecinos estaban con su fuerza en la finalísima el 14 de febrero de 2004 en el Stade 7 Novembre de Rades. Por eso, 60 000 personas abarrotaron las tribunas del estadio que vio la gran campaña del conjunto de Roger Lemerre, que ese 14 de febrero quería enamorarse de la CAN formando con Boumnijel; Hatem Trabelsi, Hagui, Jaidi, José Clayton; Bouazizi, Nafti, Chedli; Ben Achour, Jaziri y Dos Santos. Pero Marruecos no se iba a resignar y menos ante su vecino en terreno hostil, por eso Zaki dispuso a Fouhami; Regragui, Ouaddou, Naybet, El Karkouri; Kaissi, Safri, Youssef Hadji, Roumani; Mokhtari y Chamakh. El arbitraje corría por cuenta del senegalés Falla Ndoye.
Fueron los organizadores quienes pegaron primero por intermedio de Dos Santos a los 5 minutos. Sin embargo, Youssef Mokhtari le puso suspenso con el del empate a los 38. Final reñida como todas, y más si era este superclásico. Por eso Lemerre mandó a la cancha a Mnari por Nafti para el segundo tiempo. Y allí fue Ziad Jaziri quien desequilibró el marcador a los 52 minutos. Los marroquíes no querían perder otra ocasión de campeonar y fueron a por la igualdad, mientras Túnez hacía entrar a Ghodhbane por Ben Achour a los 57. Los parciales perdedores intentaron con la entrada del delantero Yaacoubi por Safri a los 63´y Lemerre realizó su última variante sacando al decisivo Jaziri para poner a Mhadhebi a los 71. Los dos últimos cambios de Badou Zaki fueron interesantes, el gambeteador Zairi por Roumani a los 74´ y Baha por Hadji faltando tres minutos. Pero las cartas estaban casi echadas.
Y se echaron definitivamente cuando Ndoye marcó el final. Túnez, de una vez y para siempre, conquistaba Africa con sobrados merecimientos, ganando en su tierra a diez años de aquella frustrada esperiencia local, invicto con 4 triunfos en 6 partidos y con este brasileño goleador, Francileudo Dos Santos, como estandarte y uno de los cinco artilleros que tuvo el torneo (inédito), junto a Mboma, Kanouté, Mokhtari y Okocha, todos con 5 tantos. Pero Francileudo no estuvo solo, sino con 21 compañeros tan capaces como él. Éstos fueron los 22 inolvidables: Boumnijel, Fadhel, Azeiz (arqueros), Badra, Hagui, Yahia, Hatem Trabelsi, Jaidi, Ayari, José Clayton, Saidi (defensores), Nafti, Ghodhbane, Mnari, Bouazizi, Chadli, Ben Achour (mediocampistas), Jaziri, Mhadhebi, Braham, Dos Santos y Jedidi (delanteros), todos con la dirección de un Roger Lemerre que así se sacaba el fastidio del pobre paso de su país por el Mundial de Corea y Japón. Todos ellos, sus ayudantes, sus dirigentes y su futbolera gente celebraron como locos ese Día de los Enamorados. Es que por primera vez, Túnez se puso de novio con esa mujer a la que tanto buscaba: la Copa Africana de Naciones.
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