[Por Diego Martín Yamus] Llamado Alto Volta hasta el 4 de agosto de 1984, Burkina Faso, otro de los países de la región occidental, era el sorprendente nuevo organizador de la Copa Africana de Naciones, la última de los 90. Los Potros, tal su apodo futbolístico, venían de debutar en Sudáfrica 96 con su actual nombre llevándose tres derrotas, aunque como Alto Volta ya habían participado en 1978, también en cero absoluto. Pero bajo la dirección técnica de otro famoso francés experto en la zona, Philippe Troussier, tenían potencial para demostrar que eran mucho más que lo exhibido antes. Y para de paso limpiar su siempre cruenta imagen. Como que desde su independencia de Francia en 1960, ese febrero de 1998 iba por su sexto gobierno de facto con Blaise Compaore como presidente, desde ya en medio de los clásicos pobreza, falta de trabajo y constantes tensiones sociopolíticas. Así, Burkina Faso (que significa “patria de hombres íntegros” en mezcla de dialectos mooré y dyula) aprovechó la oportunidad que la CAF le dio y ese comienzo de año mundialista abrió sus fronteras a otros 15 equipos. Porque esta vez iban a jugar 16, entre ellos y tras mucho tiempo los cuatro primeros del 96: Sudáfrica, el heroico campeón de la vida, su derrotado Túnez, el tercero Zambia y el cuarto Ghana. Estos tres últimos, como otros 13 más, vinieron de una eliminatoria casi igual a la de dos años atrás, sólo que con varias preliminares; por lo demás, siete grupos de 4 selecciones pero irregulares, deserciones al por mayor y la suspensión de Nigeria, ganador en 1994 en Túnez y que no quiso participar en Sudáfrica argumentando la excusa de falta de garantías, por lo que la CAF decidió prohibirle la disputa de la previa, igual que a otros que se habían negado a jugar la de 1996.
Como de costumbre, la fase de clasificación fue tan desordenada como caótica y apasionante. Ya desde esas 6 preliminares, donde llamaron la atención el triunfo de Togo sobre Congo y la parodia entre Burundi y República Centroafricana, que se había bajado pero avanzó porque los burundeses no podían organizar los viajes necesarios. Resumiendo, aparte de los citados Burkina Faso, Sudáfrica, Túnez, Zambia y Ghana, se presentarían en la CAN 98 Angola por segunda vez en fila, los subibajas pero esperanzados Costa de Marfil y Argelia, Marruecos que volvía tras su última Copa en 1992, Egipto que parecía mejorar tras tantas desventuras, el arrepentido Guinea de su falta del 96, Camerún y una nueva ilusión, el inédito Namibia, Zaire ahora como RD Congo, Togo en su tercera aparición y primera desde 1984 y Mozambique, aparente cenicienta que entraba por segunda vez consecutiva. Un torneo especial por una razón bien mundial: por primera ocasión, cinco africanos (Camerún, Nigeria, Marruecos, Túnez y el debutante Sudáfrica) estarían en una Copa del Mundo, la de junio y julio en Francia.
El 7 de febrero la luz de la Copa se puso en verde, con el inicio del Grupo A en la capital Ouagadougou y el principal Stade du 4 Aout con 30.000 fanáticos que esperaban algo de Burkina Faso ante Camerún, al mmenos su primer punto incluyendo Alto Volta. Pero los Leones Indomables del ex internacional Jean-Manga Onguene amargaron esas ilusiones y vencieron por 1 a 0, con gol de nada menos que Alphonse Tchami (que ya no jugaba en Boca Juniors sino en el Hertha Berlín de Alemania) a los 20 minutos. Al día siguiente, el 8 en Ouagadougou pero en el Stade Municipal, se produjo la primera de las varias sorpresas de la CAN: Guinea, liderado aún por el gran Aboubacar “Titi” Camara, le ganó a Argelia por 1 a 0, con tanto de su ya consagrado artillero Souleymane Oularé a los 61 minutos. Oularé y Guinea siguieron dando que hablar el 11 en el Municipal al igualarle a 2 a Camerún, que empezó 2-0 por Tchami a los 9´ y Pierre Wome a los 44´. Pero apareció el goleador guineano a los 46´ y 77´ para un empate increíble. Cinco horas más tarde, Burkina hizo explotar de alegría a sus 35.000 hinchas en el 4 De Agosto cuando obtuvo sus primeros puntos en la historia africana, y vaya cómo, con un 2-1 al irreconocible Argelia. Los héroes fueron Kassoum Ouédraogo a los 65 minutos de penal y Seydou Traoré a los 77, descontando Moussa Saib desde 11 metros a los 82. Y la patria de los hombres íntegros lo fue en la última jornada el 15 de febrero en el estadio 4 De Agosto. Allí, los locales tenían que ganarle a Guinea, que con el empate pasaba de ronda por mejor diferencia de gol. Pero faltando cinco minutos, Romeo Kambou marcó el 1-0 y destapó la locura de los 40.000 burkineses, que no sólo ganaban 6 puntos, dos triunfos y sobre grandes como Argelia, aparte completaban clasificándose a cuartos de final, cuando nunca habían superado la primera ronda. A la misma hora y con todo definido, sólo 1000 personas veían en el estadio Municipal cómo Camerún hacía leña de un Argelia caído por 2 a 1, a pesar de la desventaja lograda por Dziri a los 40, con goles de Joseph-Désire Job a los 47 y Tchami, en su tercer tanto seguido, a los 65. Entonces, los tricolores se llevaron el Grupo con7 puntos, seguidos por el heroico local con 6, y ambos entraron a los cuartos de final. Eliminados fueron Guinea con 4 y Argelia, nada que ver con el exitoso de los 80 y el campeón del 90, sin puntos.
Para el B, los escenarios eran los mismos capitalinos, con el subcampeón vigente Túnez (aún dirigido por Henryk Kasperczak) y Ghana como actores principales. Pero la primera fecha, el 9 de febrero, comenzó sin embargo con los otros dos integrantes, la ahora República Democrática del Congo y Togo en el Municipal, con triunfo de los ex zaireños 2 a 1 con dos penales a los 57 y 73 minutos de Mbuilua Ntondelua, un apellido ignoto que luego sería casi famoso en el transcurso del torneo; Tchangai marcó para los togoleses a los 90. Luego sí aparecieron ghaneses y tunecinos en el 4 De Agosto, y los de Africa Occidental se llevaron el encuentro por 2 a 0, con goles de Nyarko a los 8´ y Gargo, uno de la generación juvenil dorada de la década, a los 90´. El mismo Gargo podría haber marcado a los 54 de penal, pero el excelente Ali Boumnijel lo negó. Sin embargo, el 12, en la segunda doble jornada, Túnez se rehacía ganándole 2 a 1 a RD Congo por Ben Slimane a los 31´ y Tlemcani a los 76´, con igualdad parcial de Kimoto a los 36, y otro penal atajado, en este caso el congoleño Tokala a Faouzi Rouissi a los 13. Y una nueva sorpresa la generó Togo, que en el 4 du Aout iba 1-1 con Ghana (Doté 26´, Johnson desde 11 metros a los 83´) hasta que su gran estrella Mohamed Kader Coubadja marcó el histórico 2 a 1 y el primer triunfo de su país, denunciando que el Grupo B iba a ser más parejo de lo pensado: los cuatro con 3 puntos. Pero el nudo se deshizo en el cierre del día 16, cuando en el estadio la República Democrática del Congo continuaba su renacer eliminando a Ghana ante la incredulidad de los 3000 espectadores, gracias a Mundaba Kisombe a los 77 minutos para el 1-0 decisivo. Y a la misma hora, pero en el Municipal y con sólo 800, Túnez vencía con mucho esfuerzo a Togo 3 a 1 tras ir perdiendo (Assignon de penal a los 4´, Tlemcani a los 9´, Ben Slimane a los 12´ y Gabsi a los 80´) y finalmente conseguía la zona y la clasificación a cuartos junto a los congoleños. Las posiciones tan ajustadas quedaron con los tunecinos primeros con 6 y más 1 pero 5 goles a favor, los republicanos 6, más 1 y 4 a favor, afuera Ghana y Togo con 3.
No menos atrapante fue el Grupo C, con disputa en Bobo-Dioulasso, la segunda ciudad de Burkina Faso, a unos 310 km al suroeste de Ouagadougou. En el Stade Omnisport, el gran Sudáfrica, con los veteranos Phil Masinga o Mark Fish y el joven Benedict McCarthy, quería revalidar su hazaña del 96 ante Costa de Marfil, Angola y el exótico Namibia. Sin embargo, los de Jomo Sono (creador del club Jomo Cosmos) no pudieron superar a los combativos angoleños en el arranque, igualando sin goles. Donde sí hubo que gritar fue tres horas más tarde, cuando en uno de los varios espectaculares partidos de la Copa, Costa de Marfil le ganó 4 a 3 a Namibia. Los Elefantes llevaban un 3-0 al parecer inapelable, gracias a Joel Tiehi a los 2 y 39 minutos y la nueva estrella Ibrahim Bakayoko a los 34. Pero los cultores del rugby no se quedaron atrás y se lo empataron a 3, con un doblete del excelente delantero Eliphas Shivute a los 46 y 73 y Ricardo Mannetti a los 70. Pero a los 86, el mediocampista Lassina Diabaté conquistó el gol del electrizante triunfo para los marfileños. Tres días después, el 11, Sudáfrica tampoco pudo doblegar a Costa de Marfil, y eso que se puso arriba con el penal de Mkhalele a los 8 minutos, pero el suplente Ahmed Ouattara se lo arrebató a los 88. El 12, Namibia continuaba sus locuras con un 3-3 ante Angola, que era 2-0 por Uri-Khob a los 20´ y Nauseb a los 33´. Lázaro descontó a los 46´, pero de nuevo Uri-Khob repuso la luz de dos goles con el 3-1 a los 51´. Los ex portugueses no se dieron por vencidos, Paulao achicó otra vez de penal a los 67´ y Miguel Pereira empató otro gran encuentro de la CAN a los 86. Todo volvió a la más absoluta normalidad en la definición el 16. Por un lado, en el Stade du 4 Aout, Costa de Marfil goleó por 5 a 2 a Angola pero no le fue tan fácil: dos de ventaja con Guel a los 8´ y 23´, descuento rápido de Paulao a los 27´, tercero de Tiehi a los 43´, nuevo descuento de Quinzinho a los 52´, cuarto marfileño de Bakayoko a los 56´ y tranquilidad total recién a los 81´ por Tiehi, de penal. En tanto, Sudáfrica aparecía por fin con un indiscutible 4-1 a su vecino Namibia, con unn tremendo póker de goles de Benedict McCarthy, todos en el primer tiempo: 8, 11, 19 y 21 minutos. Igualmente, el gol de Simon Uutoni a los 68 fue algo más que el del honor; fue el cierre de una estupenda actuación namibia a pesar de sus números negativos. En suma, Costa de Marfil con 7 puntos y Sudáfrica con 5 avanzaron a los cuartos de final. Angola, tercero con 2, y Namibia con 1 se quedaron afuera y en su realidad.
Por su parte, Marruecos y Zambia abrían el 9 de febrero el D en la misma Bobo-Dioulasso con un empate a 1, que parecía de los árabes por el gol de Bahja a los 37 minutos, pero Chilumba puso la paridad a los 87 para los de Kalusha Bwalya. El 10, Egipto comenzó bien su enésima ilusión de campeonar tras su título de 1986, derrotando 2 a 0 a Mozambique mediante el fenomenal Hossam Hassan a los 14 y 44 minutos. Y como para seguir el sueño, el 13 a primer turno los Faraones arrasaron a un desconocido Zambia 4 a 0, y Hossam Hassan fue otra vez responsable con un triplete: 34´, 57´ y 71´, obra que finalizó Yasser Redwan a los 80. Luego de tantas y tantas malas, Egipto pasaba rápidamente a cuartos de final, pero no se quedaría allí. Mientras tanto, el que también se ponía al día era el Marruecos de Hénri Michel, que superaba 3-0 a Mozambique con Chiba a los 39´, El Khattabi a los 40´ y Fertoute a los 82´. Y el 17 en el Municipal de la capital, los marroquíes finalmente se clasificaron primeros y cuartofinalistas ganándole el superclásico a Egipto, con quien habían compartido su áspera rivalidad en la eliminatoria, por el gol a los noventa de Mustapha Hadji, el medio del Deportivo La Coruña y futbolista africano de 1998. A Zambia no le alcanzó su 3-1 a Mozambique en Bobo-Dioulasso (Kilambe 16´, Kalusha Bwalya 43´, Avelino 57´, Tembo 73´) y se fue en primera ronda, cuando venía de ser tercero y con su constelación de grandes estrellas. Marruecos con 7 puntos y el recuperado Egipto con 6 fueron los afortunados de los cuartos de final, Zambia con 4 y Mozambique con 0 los que lo miraron por TV:
El 20 de febrero los 8 que estaban en carrera comenzaron la lucha final por la Copa burkinesa. Ese día en el Omnisport de Bobo-Dioulasso, se suponía que Camerún y Tchami no iban a tener mucho lío con la República Democrática del Congo. Pero aquel delantero perdido en las estadísticas, Mbuilua Ntondelua, tenía otro plan y a los 30 minutos marcó el único gol del encuentro y la mayor sorpresa de esta instancia frente al gigante camerunés, tremenda proeza y más si contamos que lo hizo con 9 hombres por expulsiones de Bakasu a los 67´ y Kisombe a los 88´. Pero los locales no quisieron ser menos: el 21 en su Stade du 4 Aout, ante 35 000 seguidores, vencían a Túnez con gol de Kassoum Ouédraogo a los 45´ de penal, hasta que Gabsi los llevó a los 89´ al tiempo extra y luego a los tiros desde el punto penal, donde Burkina Faso se impuso por 8 a 7 bajando también al subcampeón, en la segunda sorpresa de cuartos. Ese día en la capital pero en el Municipal, Egipto y Costa de Marfil se encontraban otra vez en una definición. Y los rojos agradecieron a Alá y a su arquero El Sayed que le atajó a Diomandé, mientras Hazem Emmam definió por 5-4 el pase egipcio a la semifinal. Por último, Sudáfrica siguió su ascenso derrotando el 22 en el mismo Municipal a Marruecos por 2 a 1, con la apertura del sensacional McCarthy a los 22´, empate de Chiba a los 36´ y gol de Nyathi a los 79´ para que otra vez los de Mandela estuvieran entre los cuatro de oro.
Las semifinales eran el 25 de febrero, primero en el 4 De Agosto, pero no con Burkina Faso sino con Sudáfrica y una de las dos sensaciones, la República Democrática del Congo, la amargura de Camerún. Y los Leopardos casi lo fueron de los Bafana-Bafana, ya que Eddy Bembuana-Keve los aventajó a los 48 minutos. Sin embargo reapareció el intratable Benny McCarthy, a esa altura el mejor de su equipo, para primero poner el 1-1 a los 60´ y luego mover la red por séptima vez en la Copa pero en tiempo extra, a los 112. Y, sobre todo, para que Nelson Mandela estuviera por segunda edición seguida atento a sus muchachos en una finalísima. A continuación sí era la gran expectativa por lo que el a esos días gran Burkina Faso pudiera crear ante Egipto, frente a 40 000 ruidosos en Bobo-Dioulasso. Pero cómo frenar al ejército egipcio y a su líder Hossam Hassan. Efectivamente, el delantero del Al Ahly marcó dos veces, a los 40 y 71 minutos, para colocar a su selección como insospechado finalista y rival de Sudáfrica. Los burkineses veían esfumarse sus ilusiones de al menos un partido cumbre, pero tuvieron su chance de podio el 27 en el Municipal cubierto de 25 000 esperanzados hinchas, frente a la RD del Congo. Y la verdad es que lo hubieran merecido largamente de habérselo llevado, porque iban 3-0 y 4-2 arriba, pero los de Kinshasa se lo empataron en los últimos dos minutos reglamentarios, con esta progresión: Alassane Ouédraogo 6´, Barro 52´, Napon 56´, Mungongo 76´, Kasongo 86´, Tayé 87´, Ntondelua 88´ y el infartante 4-4 otra vez por Mungongo a los 89. Y como no hubo alargue, fueron a penales y el excepcional congoleño ganó 4-1 en un partidón. Burkina, que erró dos en la serie, se quedó sin podio, pero ya tenía un cuarto lugar con triunfos sobre grandes, goles, buen fútbol y futuro como premio más que suficiente.
Bajo la égida del dictador Hosni Mubarak, ya en su año 17 de aparente gobierno, Egipto estaba contra cualquier pronóstico en el último partido, como fuera en 1986 cuando salió campeón ante su gente tras 27 años. El conjunto de Mahmoud El Gohary, el campeón continental como jugador en 1959 y entrenador en el Mundial de Italia 1990, retornado para esta gran cita, quería gloria por cuarta vez en 39 años. Pero Sudáfrica no se iba a conformar con la epopeya de dos años atrás...
Así de ambiciosos salieron al campo aquel 28 de febrero de 1998, con 40 000 espectadores de excelente marco para la gran final. Egipto formó con El Sayed; El Saqqa, Mohamed Omar, Kamouna, Abdelhadi; Redwan, Hany Ramzy, Ahmed Hassan, Tarek Mostafá; Hossam Hassan y Emam. La Sudáfrica de Jomo Sono lo hizo con Baloyi; Rabutla, Jackson, Fish, Radebe; Moshoeu, Mkhalele, Moeti, Augustine; Masinga y McCarthy. El árbitro era el marroquí Said Belqola, el mismo que el 12 de julio sería el primer africano en arbitrar una final mundialista entre Francia y Brasil.
Pero tanta expectativa y tensión se fue demasiado rápido. A los 5 minutos, Ahmed Hassan abrió el marcador para los Faraones. Y cuando los africanos del sur aún no estaban parados del gol inicial, Tarek Mostafá los sacudió de nuevo a los 13. Hossam Hassan no estuvo en la red pero contribuyó a su causa, que dominó a pesar de que aún quedaban 77 minutos de juego. el técnico Sono intentó una variante con Fortune por Augustine a los 48 minutos, mientras Sabry ingresaba por Hazem Emam a los 55. Pero poco cambió y, con todo ya definido, Naby entró por uno de los héroes, Mostafá, a los 78 y Ndlanya por un apagado Masinga a los 81. Y Egipto, contra todo y todos una vez más, demostró por qué hasta hoy es el rey del fútbol africano, especialmente en selecciones. Su garra y solidez lo llevaron al esperado título, por el que fueron responsables estos 22 futbolistas: El Sayed, El Hadary, Saber (arqueros), El Saqqa, Omara, Kamouna, Abdelhadi, Mohamed Youssef, Redwan, Fahim (defensores), Hany Ramzy, Rayan, Khashaba, Ahmed Hassan, El Sheshini, Tarek Mostafá, Naby (mediocampistas), Hossam Hassan, Sabry, Walid Salah, Emam y Abdelnasser (delanteros). Veintidós liderados por su capitán, el glorioso Hossam Hassan, que levantó por cuarta ocasión la CAN al cielo. El mismo Hossam autor de aquel gol del 17 de noviembre de 1989 contra Argelia que le dio a los árabes su segunda llegada a la Copa del Mundo, el mismo postergado por los fracasos de su país estos años. El mismo que junto al gran sudafricano McCarthy fue el goleador del certamen con 7 tantos. Y el mismo que obviamente integró el once ideal, junto con McCarthy y sus compatriotas El Sayed y Omara. Y el mismo que guió a la gloria al viejo nuevo rey de Africa: Egipto.
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Egipto, el primer rey de la CANVer también
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CAN 1962: Campeonato para Etiopía
CAN 1963: Primera corona ghanesa
CAN 1965: Segundo título para Ghana
CAN 1968: La sorpresa congoleña
CAN 1970: Gloria para Sudán
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CAN 1978: Ghana tricampeón
CAN 1980: Nigeria estrena título
CAN 1982: Ghana y su cuarto título
CAN 1984: La gloria para Camerún
CAN 1986: Egipto festeja tras 27 años
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CAN 1992: Gloria para los Elefantes
CAN 1994: Bicampeonato nigeriano
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