viernes, 15 de abril de 2011

El Murcia presente en África

El diario La Opinión de Murcia trae a colación la historia de Adelaido Gómez es un jubilado murciano de 68 años que ha compaginado su profesión con mucho trabajo en distintas asociaciones a lo largo de su vida. En esta ocasión, el periodista Ernesto Fernández cuenta la historia de Gómez a través de estas líneas.

África sigue representando a día de hoy el mayor exponente de lo que realmente es el tercer mundo. El fútbol en este país no ha conseguido alcanzar el nivel de ebullición que se presumía hace años, pero su población siente devoción por el deporte del balompié, algo que tampoco es extraño teniendo en cuenta que el pasado verano se celebró el Mundial en este continente y que hay grandes futbolistas africanos repartidos por algunos de los mejores clubes de fútbol del mundo. Eto´o (Inter de Milán), Drogba (Chelsea), Essien (Chelsea), Kanouté (Sevilla), Adebayor (Real Madrid) y Yaya Touré (Manchester City) son ahora mismo algunos de los máximos exponentes del panorama futbolístico en el continente negro. Ídolos que en su tierra representan casi un umbral divino por las grandes cantidades de dinero que ingresan y porque no se le puede olvidar a nadie que África es un continente en el que, con suerte, se puede comer una vez al día.

Pues entre tanta historia apareció un murciano que, tras jubilarse, se dedica en cuerpo y alma a trabajar para una organización llamada ´Amigos de Rimkieta´ y a través de la que el pasado mes de diciembre estuvo en Burkina Faso para ver cómo se estaban desarrollando algunos de los programas dirigidos a los jóvenes lugareños. Adelaido Gómez Roth es un ingeniero industrial que ha compaginado durante los últimos veinte años su trabajo en el sector empresarial con distintas colaboraciones en asociaciones benéficas. Su primera sorpresa al llegar a la ciudad africana fue ver cómo la mayoría de adolescentes que los fines de semana practican fútbol en las escuelas deportivas que han puesto en marcha desde esta ONG llevaban las equipaciones del Real Madrid y del Barcelo
na.
«Pensé que podría ser una buena idea que los chicos de esta ciudad pudieran tener unos uniformes profesionales y se me vino a la cabeza la posibilidad de dirigirnos al Real Murcia. Yo no me considero un gran futbolero, pero es verdad que sí me siento muy murciano», explica Adelaido a este diario, al mismo tiempo que desvela que la amistad que le une a José Luis Morga, consejero del Real Murcia y expresidente de la Federación Murciana, fue clave para que el resultado final haya sido el de una colección de distintas imágenes de jóvenes africanos jugando al fútbol con la elástica del primer club de la Región y el centenario escudo en el pecho, algo que por otra parte ha conseguido esbozar una sonrisa en toda la familia murcianista, poco acostumbrada en líneas generales a acontecimientos más de tipo humano que deportivo salvo en fechas muy señaladas.

«Sólo hizo falta hablar con mi amigo Morga para que todo se pusiera en marcha. Después, todo fue facilísmo con los profesionales que trabajan en los diferentes departamentos del club grana y que me ayudaron en todo lo que pudieron. El Murcia se ha portado con nosotros de una forma excepcional y a todos nos alegra saber que ahora mismo pueden estar jugando un partido entre amigos con los uniformes del equipo de nuestra tierra en Burkina Faso. Yo estoy más contento sabiendo que el material deportivo es algo inaccesible para ellos y que encima ahora tienen las equipaciones del Real Murcia». Con estas frases resume Adelaido a la perfección la principal y verdadera intención con la que se han llevado a cabo estas gestiones, que no es otra que la de ayudar a los que más lo necesitan.

Al final el Murcia no se arrugó lo más mínimo en este sentido y el resultado es que hasta Burkina Faso llegó una serie de material deportivo lo suficientemente generoso como para uniformar a una plantilla de un equipo de juveniles. Ahora encima, las elásticas murcianistas son mucho más nuevas que las camisetas ´merengues´ y ´azulgranas´, por lo que las escuelas deportivas de esta ciudad van a tener cierto aroma a murcianismo, como mínimo, hasta que las prendas comiencen a estropearse.

La historia será ya para escribir un libro si, por cosas del destino, alguno de los jóvenes de Burkina Fasso que disfrutan practicando fútbol con sus camisetas del Real Murcia tiene el día de mañana la oportunidad de pisar el césped de Nueva Condomina. Soñar es gratis. Y más para un pueblo que tiene una esperanza de vida inferior a los cincuenta años y que, de cada mil niños que ven la luz del día, más de trescientos no podrán disfrutar de ella nunca más. Una tragedia en estado puro. Por lo menos, que sigan siendo todo lo felices que puedan.

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