El fin de semana dio comienzo en Turquía la Super Lig. El Rizespor de los africanos Itandje (Camerún), Viera (Costa de Marfil), Oboabona (Nigeria) y Kweuke (Camerún) visitaba al Genclerbirligi en el Ankara Ondokuz Mayıs Stadyumu. A menos de cinco minutos para el cierre, la visita caía por 2 a 1. El árbitro Ulusoy marcó penal y el Rizespor tenía la posibilidad de llegar al empate parcial. El camerunés Kweuke tomó el balón decidido a patearlo, pero su entrenador Hkmet Karaman empezó a gritar desde el banco que el encargado era el número 7 Sercan Kaya. Firme en su convicción, y haciendo caso omiso a las palabras de sus compañeros, Kweuke remató y convirtió el empate.
Pero las cosas no terminaron ahí. Kweuke, a pesar del intento de su compañero francés Ludovic Sylvestre de detenerlo, festejó el gol enojado mirando hacia el banco de suplentes, como si para sus adentros pensara: "Ahí tienen, para los que no confiaban en mi". Karaman no se quedó atrás y haciendo gestos pareció decirle que las cosas no quedarían así y que luego habría una charla para hablar de lo sucedido.
Unos minutos después, el mismo Kweuke marcaría su segundo gol y el tercero de su equipo para el 3-2 final y el arranque con victoria en el siempre competitivo campeonato turco. Por el momento no hubo anuncio oficial, pero este accionar del goleador le podría traer consecuencias y hasta alguna sanción disciplinaria por parte de su club.
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