[Por Diego Martín Yamus] Vayan contando. Seis títulos como jugador y capitán de su club. Cuatro como entrenador. Emblema de la selección en Copas Africanas, eliminatorias mundialistas y hasta un Juego Olímpico. Y un Balón de Oro a su talento. Ibrahim Sunday fue por todo eso uno de los integrantes de la dorada época de Ghana, cuando las Black Stars dominaron el continente entre los 60 y 70.
Pero la del nacido en Koforidua el 22 de julio de 1944 fue una carrera curiosa. En nueve años alcanzó todas sus glorias, el resto fue relleno. Comenzó en 1966 en el gran amor de su vida, el popular Asante Kotoko, de la ciudad de Kumasi, y no muy bien ya que el campeonato de ese año se vio arruinado por el golpe de estado, el 24 de febrero, contra el presidente Kwame Nkrumah. Asante jugó 20 partidos y luego, como otros, se bajó de la competencia que por supuesto fue cancelada tras 22 fechas. Vaya si Ibrahim, mediocampista por la banda, tuvo su desquite.
En 1967 arrancó su colección de éxitos. Por fin consiguió con su club la liga, que repetiría dos veces más logrando el tricampeonato. Al mismo tiempo el equipo tomó parte en la Copa de Campeones, hoy Champions League, donde empezó mal eliminado en el 66 por el futuro campeón Stade Abidjan y en el 67 negándose a un tercer partido con el TP Englebert, hoy Mazembe. Pero en 1970 el destino los puso de nuevo frente a frente, y el 24 de enero de 1971 Sunday y sus compañeros batieron al Englebert en la segunda final en Kinshasa 2 a 1 y se consagraron campeones de Africa por única vez, llegando luego a dos finales más en 1971/72 y 1973.
Por supuesto su fulgurante aparición lo envió a la selección, dominadora absoluta de la escena con sus dos conquistas de la Copa Africana en 1963 y 1965. Al lado de gente como Osei Koffi, Edward Acquah, Wilberforce Mfum o Frank Odoi, Ibrahim heredó la doble gloria y jugó entonces las CAN de 1968 en Etiopía y 1970 en Sudán. En ambas fue titular indiscutido del mediocampo y en ambas marcó un gol a Costa de Marfil en la semifinal para pasar a la lucha por el título, pero primero Congo Kinshasa (hoy República Democrática del Congo) y luego Sudán postergaron su sueño de levantar otro trofeo continental. Y ya no tuvo más chances porque Ghana no logró clasificarse en el resto de la década, lo mismo que para los Mundiales, donde claro que participó e hizo goles. También integró el plantel de los Juegos Olímpicos de Munich en 1972, donde las Black Stars fueron arrasadas por el poderío europeo del este con Polonia y Alemania Oriental y terminaron 1-3 con Colombia, donde Sunday anotó el único gol.
Esos frenéticos años 70 le dieron al nuevo talento más satisfacciones. En 1971 se convirtió en el segundo ganador del extinto Balón de Oro africano, luego del maliense Salif Keita. Y con el Asante ganó dos campeonatos más en 1972 y 1975, sumando seis éxitos entre los cinco locales y la Champions 71. Ya luego su vida con la pelota no fue tan destacada, si bien se hizo el primer africano en entrar a la Bundesliga alemana, al fichar en 1975 por el Werder Bremen, que lo tuvo tan en la heladera que sólo disputó un encuentro a fines de 1976. Y más tarde, en 1977, pasó al modesto BSK Osterholz Scharmbeck, donde terminó su carrera en 1980.
Pero una gloria africana no se hace solamente con una pelota. Sunday comenzó a entrenar varios clubes, y le fue tan bien como en su trayecto activo. En 1982 tomó a su Asante, y en 1983 consiguió dos nuevos títulos, uno de liga y una nueva Champions, derrotando a fin de año al mismísimo Al Ahly egipcio en El Cairo 1 a 0. Luego dirigió entre otros al Abuakwa Susubiribi y Ashanti Goldfieds, también de su país natal, y al FC 105 de Libreville, Gabón. Y hasta lo que se conoce, escribió su última página en el fútbol con otro doblete. En 1992 comandó al popular Africa Sports de Costa de Marfil a dos logros internacionales, la extinta Recopa en su primera edición y luego la Supercopa, donde batió al fuerte Wydad Casablanca marroquí.
Hoy, Sunday vive en Accra, capital del país, y ha expresado su interés de trabajar para la Federación de Ghana y para su Asante, del que dice quiere estar más cerca. El 4 de enero de 2018, en la gala de los premios CAF Awards, fue distinguido como leyenda. Un título más, sólo eso. Es que Ibrahim Sunday sólo necesitó de ser futbolista para ser una leyenda.
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