[Por Diego Martín Yamus] Más de 60 años en el fútbol, 15 como jugador, 43 como entrenador, 19 países recorridos,11 títulos, 8 subcampeonatos. Y de esa rica historia, gran parte ha sido y es en Africa. Es entonces lo más lógico incluir al viejo sabio Otto Pfister, el alemán trotamundos, entre las glorias del continente. Vaya si a sus 78 años ha dejado y sigue dejando huella a cada paso por sus cuatro puntos cardinales.
Es que la historia deportiva de Pfister es tan longeva como su edad. Nacido en Colonia el 24 de noviembre de 1937, debutó como jugador en 1957 en el SC Viktoria 04 de su ciudad natal. Al año siguiente pasó al VfL Köln 1899, y desde 1959 hizo una larga carrera en Suiza, empezando por el FC Chiasso y continuando en el FC Grenchen (1960- 1961). Se fue a Liechtenstein y al FC Vaduz, arrancando una curiosa trayectoria como futbolista y entrenador al mismo tiempo, y desde 1963 trabajó en Suiza, tanto en el FC Saint Gallen (1963- 1966), el FC Nordstern Basel (1966- 1968) y el FC Moutier (1968- 1969) como en el FC Chur 97 (1969- 1972), donde cerró su carrera activa en junio del 72. Enseguida cambió tierra helvética por africana y ser futbolista por técnico, comenzando ese mismo año con Ruanda, primera de sus 11 selecciones nacionales, con la cual estuvo hasta 1976 cuando se fue a Alto Volta, actual Burkina Faso. Allí logró su primer gran éxito más allá de no ganar un campeonato, ya que merced a su buen trabajo el novel país del oeste se clasificó por primera vez para la Copa Africana de Naciones, en la edición de 1978 en Ghana. Un logro que lo llevó a seguir su viaje por el continente, ya que entre 1979 y 1982 dirigió a Senegal y luego fue a Costa de Marfil, donde en 1983 fue subcampeón de Nigeria en la CAN Sub 19 que depositó a los Elefantes en el Mundial de la categoría en México, en el que con Lucien Kassy Kouadio, Oumar Ben Salah y Youssouf Fofana como figuras perdieron ampliamente con Polonia 2-7, apenas 0-1 con Estados Unidos y le empataron 0-0 al Uruguay de José Pintos Saldaña, José Perdomo, Carlos Aguilera y Rubén Sosa.
Pfister trabajó allí hasta 1985, cuando pasó a comandar a Zaire (hoy República Democrática del Congo), donde fue responsable de hacer resurgir su antiguo prestigio con una nueva generación de Leopardos, con hombres como Eugene Kabongo, Gaston Mobati, Pangi Merikani o Santos Muntubile, que fueron parte de la selección que jugó la Copa Africana de Marruecos en 1988, eliminada en la primera ronda. Con los zaireños continuó hasta 1989, estando cerca de la clasificación para las finales por los pasajes al Mundial de Italia 1990.
Pero fue en su estadía en Ghana, iniciada en 1989, que consiguió seguramente su mayor éxito, cuando en agosto de 1991 condujo a un grupo de absolutos desconocidos Sub 17 a su primer título mundial en Italia. Las Black Stars, que hacía tiempo no gozaban de triunfos como en los 60 y 70, fueron muy superiores a sus rivales con un fútbol potente y eficaz, más allá de las sospechas de siempre por el límite de edad, y luego de derrotar a Uruguay en la primera ronda y al Brasil de Ronaldo en los cuartos de final, dejaron atrás a Qatar por tiros desde el punto penal y, en la final el 31 de agosto en Florencia, vencieron a la fuerte España 1-0 con gol de Emmanuel Duah a los 77 minutos. Los históricos ghaneses esa tarde fueron Owu; Nimo, Barnes, Isaac Asare, Gargo; Lamptey, Mbeah, Nana Opoku; Preko (Brown 72´), Duah y Daniel Addo. El astro del Anderlecht belga, Nii Odartey Lamptey, fue el mejor jugador y uno de los goleadores del torneo con 4 tantos.
Una generación dorada que luego fue base de la selección mayor que unos meses después, en enero de 1992, llegó a la final de la Copa Africana de Senegal ante Costa de Marfil. Ese gran equipo dirigido por Pfister, con los superconsagrados Abedi Pelé o Anthony Yeboah y algunas de las jóvenes estrellas, arañó el título perdiendo en esa inolvidable definición por penales 11- 10 en Dakar, por lo que el alemán fue votado como el entrenador del año en Africa. Tras su gran experiencia en Ghana, en 1995 cambió de continente y estuvo primero en Bangladesh hasta 1997, cuando tomó a Arabia Saudita y lo clasificó para el Mundial de Francia 98, aunque justo antes del certamen fue despedido debido a que acusó al príncipe de interferir en los asuntos de la selección. Sin embargo, tras la mala actuación de Arabia en suelo francés, Pfister volvió y aparte de comandar la selección olímpica, guió a la mayor al título en la Copa Arabe y al subcampeonato invicto en la Copa del Golfo 98; asimismo, había participado en 1997 de la Copa de las Confederaciones de la FIFA en tierra saudita, con dos amplias derrotas ante Brasil y México y un triunfo sobre el vicecampeón Australia.
Ya en el nuevo milenio, Pfister regresó a Africa para sacar campeón al Zamalek egipcio en 2000 de la Recopa continental, en 2001 de la Liga y en 2002 de la Copa doméstica, además de perder la Supercopa de la CAF ante el Hearts of Oak ghanés y cosechar su mayor porcentaje de puntos ganados con 79, 25 por ciento. De allí fue al vecino Túnez, donde con el CS Sfaxien se consagró en 2004 en la Copa de la Liga. Siguió un nuevo paso por Asia, ahora en el Nejmeh SC del Líbano, al que hizo ganar en 2004 y 2005 dos campeonatos locales y dos Copas de la Liga, aparte de arribar a la final de la AFC Cup en 2005.
Tras unos meses en el Al Masry egipcio, para 2006 el germano fue requerido nada menos que para su primer Mundial, en este caso con el novato Togo, que había echado al nigeriano Stephen Keshi. A poco del debut en Alemania, los futbolistas acusaron a la Federación de no haber pagado premios. Viendo la tensa situación, el técnico dijo que “no aguantaba más” y renunció, pero por pedido de sus dirigidos y de la entidad retomó el cargo y condujo al equipo de los Gavilanes en su experiencia mundialista, sellada con tres derrotas ante Corea del Sur, Suiza y Francia. Incluso, antes del encuentro con los suizos, los jugadores amenazaron con no presentarse por el problema aún no resuelto y la FIFA tuvo que mediar para que lo hicieran. Después de ese escándalo, entre 2006 y 2007 se tomó la revancha en su primera estadía en el Al Merreikh de Sudán, al que le dio la Copa local y llevó hasta la final de la Copa Confederaciones africana 2007. Enseguida fue contratado por Camerún y también hizo un meritorio trabajo disputando la Copa Africana de Naciones en febrero de 2008 en Ghana, donde con Samuel Eto´o como abanderado y goleador del certamen fue subcampeón del poderoso Egipto. Luego de renunciar en 2009, en 2011 llegó a América, su cuarto continente recorrido, por primera y única vez para orientar a Trinidad y Tobago, donde duró hasta 2012. En febrero de 2014 volvió a Al Merreikh hasta enero de 2015, cuando fue fichado por el USM Argel, que entrenó en la primera parte de la Liga de Campeones de este año hasta que en mayo fue despedido; el club argelino continuaría su camino hasta la final del torneo perdida con el TP Mazembe.
Graduado como entrenador en Magglingen (Alemania) y con un posgrado en Colonia, Pfister tiene la licencia UEFA Pro, la licencia de la Bundesliga y es instructor de cursos de dirección técnica tanto en la FIFA como para la Federación alemana. En 2001 la CAF le otorgó la Orden de Mérito y la Federación germana el Premio de Honor. Es muy recordado en Ghana no sólo por el campeonato mundial Sub 17, sino también por usar sus pantalones en la cadera en lugar de la cintura, creando toda una moda para la juventud. Su estilo de entrenamiento quedó marcado en la frase popular “reglas con el hierro de Pfister”, muy usada en Ghana. Largamente exitoso como su vida, Otto Pfister se ganó un sinónimo de gran prestigio con su trabajo, sus logros y sus viajes alrededor del mundo, pero sobre todo en Africa, casi su segundo hogar por tantos años de fútbol.
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