martes, 9 de octubre de 2012

Drogba: "Tratamos de avanzar"

[Vía Fifa.com] En Costa de Marfil, el nombre Didier Drogba es sinónimo de mucho más que fútbol. Representa el poder del deporte como herramienta de desarrollo y esperanza. Entre los conflictos e incluso la guerra civil que asoló el país antes de la participación de los Elefantes en la Copa Mundial de la FIFA 2006™, Drogba se yergue como un símbolo poderoso, capaz de unir a toda la nación mediante la fuerza integradora del fútbol. 

Para el propio Drogba, sin embargo, marcar el gol de la victoria en la final de la Liga de Campeones de la UEFA y erigirse en un símbolo de esperanza para Costa de Marfil no suponen carga alguna, sino esa “sensación de orgullo” que ha permeado toda su carrera. 

FIFA.com se ha reunido en Abiyán con el emblemático delantero para hablar de la simbiosis entre fútbol y desarrollo, y de su propia misión fuera de los terrenos de juego. 

¿Hasta qué punto se puede utilizar el fútbol como herramienta de desarrollo social en Costa de Marfil? 
Creo que en los últimos años ha quedado claro que el fútbol ha desempeñado una función muy importante en Costa de Marfil, no sólo durante la crisis política que afectó a toda la nación, sino en especial con respecto al desarrollo de Costa de Marfil y de su gente. Muchos jugadores que se han formado aquí se han convertido en grandes astros en Europa, como los hermanos Touré y Salomon Kalou. Por lo tanto, el fútbol lleva a cabo una labor fundamental en Costa de Marfil. 

Usted mismo tuvo un papel decisivo en 2005 en el advenimiento de la paz en Costa de Marfil. ¿Podría hablarnos un poco de aquello y explicarnos cómo se puede usar el fútbol para tender un puente sobre la brecha que separa el país? 
Creo que lo que vivimos en 2005 fue un momento decisivo, histórico. No pudimos resistirnos a dejarnos llevar por la fuerza de los acontecimientos. Fue el amor de nuestro país y su pasión por el fútbol lo que nos permitió transmitir el mensaje. Estoy convencido de que, gracias a eso, conseguimos evitar una tragedia. [Tras clasificarse para la Copa Mundial de la FIFA en 2005, los jugadores de Costa de Marfil lanzaron un llamamiento nacional por la reconciliación]. 

Ustedes habían llegado a jugar partidos internacionales rodeados de lanzamisiles y de armas por todo el estadio. ¿Cómo está actualmente la situación? 
Eso pasó sólo una vez y nos sorprendió mucho. Se debió al estado de cosas en aquella época, cuando el país atravesaba una crisis importante. Forma parte de nuestra historia, de la historia de Costa de Marfil, pero la situación ha cambiado; desde entonces, han pasado muchas cosas. Estamos tratando de avanzar, de recuperarnos, de demostrar a la gente mediante el fútbol que podemos vivir juntos. 

¿Qué significa la selección nacional, los Elefantes, para el pueblo de Costa de Marfil? 
La selección nacional significa muchísimo para este país. Creo que hoy en día, y voy a elegir las palabras con mucho cuidado, es la única fuerza unificadora de Costa de Marfil. Es la selección nacional de Costa de Marfil. Todos nuestros grupos étnicos se encuentran ya representados en el equipo: baoulés, bétés, etc. Todos están dentro. Hay una muestra representativa completísima en el combinado de Costa de Marfil: creo que el único buen ejemplo que existe actualmente de eso. Lógicamente, hay otros deportes en Costa de Marfil, pero el fútbol es en estos momentos el más popular, y el que une a todo el país, en mi opinión, un hecho que no suele ocurrir en la vida cotidiana. 

¿Y qué tipo de presión le impone? Existe la presión de transformar el penal de la victoria en la final de la Liga de Campeones, pero lo que usted explica comporta otra forma de presión muy distinta: la de saber que un país entero cuenta con usted. 
No lo veo como una presión. Sientes más bien una sensación de orgullo cuando te seleccionan precisamente a ti de entre tantos futbolistas. Yo tuve la gran suerte de que me eligieran entre millones de personas para representar a mi país. Eso no es presión: es un orgullo, es un honor. 

¿Podría decirnos qué ha alcanzado hasta la fecha y qué espera conseguir en el futuro con su fundación? 
La Fundación Didier Drogba se creó en 2005, pero nos aseguramos de no crecer demasiado deprisa. Hemos hecho un sinfín de donaciones a orfanatos y hospitales, y hemos intentado progresar y concentrarnos en ayudar a las personas que lo necesiten. Las áreas en las que trabaja la fundación son la sanidad, la educación y la infancia. Procuramos elegir áreas que atañen a África globalmente; no sólo funcionamos en Costa de Marfil, sino en todo el continente. También hemos podido enviar donativos a Haití y otros países, como Japón, que han sufrido terremotos. Por lo tanto, nuestra fundación persigue el objetivo de recabar donativos, y hemos organizado diversas cenas benéficas en Londres con estrellas que han venido a promocionar nuestro trabajo. Hemos recaudado fondos para construir clínicas en Costa de Marfil, porque después de la crisis que azotó el país, creo que falta dinero y, por lo tanto, ésta es mi manera de contribuir, de aportar mi granito de arena a la recuperación nacional. Emprenderemos más proyectos y más en las escuelas, porque la educación es la base de todo. 
¿Qué le impulsó a crear esta fundación? Como futbolista podría llevar una vida fácil, hacer lo que quisiera...  
No, no lo creo. Aunque no muchos futbolistas han establecido sus propias fundaciones, siempre aportan donativos para ayudar. Sencillamente, lo que pasa es que no tienen el relieve que yo tengo. Como digo, me siento privilegiado por la fama que tengo, pero conozco a muchos futbolistas que hacen lo mismo. Por ejemplo, ahí está la fundación de Emmanuel Eboué. Asistí a su gala hace tres meses, que celebró para tratar de crear empleo. No se habla mucho de ello porque no es Didier Drogba, pero lo que Emmanuel está haciendo es fantástico. Debemos fomentar actitudes de este tipo. Yo lo hice porque, cuando vengo aquí, veo las condiciones en las que viven mis compatriotas. No puedo cambiarlo todo, sólo hago lo que está en mi mano para conseguir que la vida cotidiana sea un poco más llevadera. 

La FIFA ha llevado a cabo muchos proyectos en Costa de Marfil, como un curso para entrenadores, que se celebró en septiembre. ¿Hasta qué punto cree usted que proyectos de este tipo pueden servir para desarrollar el fútbol en el país? 
Son importantes. Se lo agradezco mucho a la FIFA, porque muchos jóvenes aspiran a ser como Yaya Touré, Emmanuel Eboué o como yo. Por eso, es importante contar con una organización como la FIFA que cuide a la gente joven y capacite a los educadores y formadores de Costa de Marfil para que puedan compartir sus conocimientos con la juventud. Se trata de una iniciativa muy buena, que todos debemos apoyar. 

Costa de Marfil cuenta con algunos de los mejores jugadores, no ya sólo de África, sino del mundo entero. Sin embargo, esta generación no ha conquistado ningún trofeo, aunque a punto estuvo en la última Copa Africana de Naciones. ¿Qué les falta para ganar esta competición por fin? 
Si lo consiguiéramos, significaría mucho para el país. Para mis compañeros y para mí, sería un gran trofeo, una recompensa justa a los últimos diez años, en los que hemos trabajado tanto en un intento de llevar adelante a la selección. Para los costamarfileños, que han esperado más de 20 años, sería realmente maravilloso. 

¿Cómo ha conseguido Costa de Marfil producir tantos futbolistas excelentes en los últimos diez o 15 años? 
Creo que gracias a ideas sólidas y a los centros de entrenamiento, pero también a la continuidad. En África en general, cuando surge una nueva generación, todo el mundo la cuida, pero nadie piensa en el porvenir. Vivimos el momento, no pensamos en los próximos diez o 15 años. Por eso considero que Costa de Marfil tuvo la suerte de contar con gente que se preocupó de lo que sucedería en los diez años siguientes.

¿Qué supondría para usted jugar en la Copa Mundial de la FIFA en Brasil? 
Para un país tan pequeño como Costa de Marfil supondría una auténtica gesta clasificarse para el Mundial, pues antes [de 2006] no había participado. Fuimos los primeros que lo conseguimos y resultaría estupendo que esta misma generación fuera la que se clasificara para el Mundial de Brasil. Si sucediera, no les quepa duda de que apuntaríamos más alto que al tercer puesto del grupo.

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