[Por Augusto Baldi en Futbolistas con Historia] Conocido simplemente como Kalusha, este futbolista oriundo de Zambia, ha logrado captar la atención de un deporte, en un territorio determinado, a niveles que difícilmente pudieran verse en muchas partes del mundo, pero más allá de eso, su vida encuadra una historia digna de ser contada, ya que no conoció de fronteras ni cargos.
Para empezar, debemos decir que este jugador nació el 16 de agosto de 1963 en Mufulira, Zambia, en el seno de una familia más bien de clase media, dentro de la cual comenzó a destacar en el deporte junto a sus hermanos Benjamin -mayor y Joel -menor- los cuales también tuvieron algunas destacadas apariciones en representación de su tierra.
Con sólo 16 años, se incorporó al Blackpool de su ciudad, donde comenzó a hacer sus primeras armas profesionales, destacándose como un interesante delantero, aunque sin demasiada capacidad goleadora. Sin embargo, tras un año en ese equipo, pasó al Mufulira FC, el más importante de la ciudad, donde llegaría a hacerse famoso para toda la región.
Fueron cinco temporadas en este conjunto, en las que Kalusha se afianzó como un futbolista interesante, y comenzó a llamar la atención de varios clubes europeos, que no se atrevían a contratarlo porque desconfiaban de su adaptación a una liga más competitiva. Igualmente, desde 1983 era un habitual en las convocatorias de Zambia.
Sin embargo, en 1985, el Cercle Brugge se decidió a ficharle, y su pasó por el club fue realmente aceptable, anotando 30 goles en 95 encuentros a lo largo de cuatro temporadas. Incluso, fue el máximo goleador del club en su primer año, y elegido el mejor futbolista del plantel en los dos primeros. En esta etapa, además, fue protagonista de un “hat-trick” a Italia, en los Juegos Olímpicos de 1988 en Seúl, que aumentó notablemente su reconocimiento, siendo distinguido como “Jugador Africanos del Año”.
Al año siguiente, el PSV Eindhoven, siempre atento a las perlas surgidas en Bélgica, se adelantó a otros equipos interesados y se aseguró su contratación, la misma que le permitió ser entrenado por Bobby Robson, y coincidir con futbolistas de la talla de Romario, Gerald Vanenburg, Eric Gerets, Wim Kieft y Hans van Breukelen. “Entrenar con todos ellos fue una gran experiencia, ese fue el punto cúlmine de mi carrera” aseguró hace poco Kalusha en una entrevista. Allí formó parte además del equipo holandés que ganó las Eridivisie de 1991 y 1992.
Concretamente en 1993, Kalusha estuvo muy cerca de la muerte. Él era, desde luego, uno de los pocos futbolistas zambianos que jugaban en Europa, y su selección debía trasladarse hacia Senegal, para disputar un encuentro clasificatorio al Mundial de Estados Unidos. Todos sus compañeros habían salido desde su país, pero en aviones militares, ya que los vuelos comerciales eran demasiado costosos para ellos, y él – el capitán- debía unírseles volando directamente desde Holanda.
Sin embargo, el piloto cometió un error fatal y el avión se estrelló al poco tiempo de despegar, sobre el océano, en la zona de Gabón, causando la muerte de los 30 pasajeros, incluidos 18 futbolistas de los 20 convocados. Además de Kalusha, el otro sobreviviente fue Charles Musonda, que jugaba en el Anderlecht pero estaba lesionado.
Luego de ello, se convirtió en el único referente de un combinado plagado de juveniles, siendo también el capitán del mismo en la Copa África de 1994 que se disputó en Túnez. Increíblemente, Zambia demostró un fútbol alegre y vistoso, y llegó a la final de la competencia, aunque perdió la misma con Nigeria por 2 a 1, lo que no invalidó que fueran recibidos como héroes a su vuelta.
Más tarde, y de forma sorprendente, aceptó marcharse al América de México, que buscaba un futbolista exótico pero bien visto internacionalmente. El propio Kalusha manifestó muchas veces luego que había sido un honor para él haber jugado en el “mejor estadio del mundo” y más aún el haber sido idolatrado por los fanáticos de las “Águilas”. Con este equipo, logró convertir 21 tantos en 88 encuentros, gracias a la gran dupla conformada con el camerunés François Omam-Biyik.
Luego de allí, totalmente acostumbrado a la vida en México, pasó por el Necaxa, donde estuvo en 1997, y más tarde tendría aventuras en el Al Wahda de Arabia, antes de regresar, para formar parte de León, Irapuato, Veracruz y Correcaminos, donde finalmente abandonaría la práctica profesional, en el año 2000.
No obstante, siguió entrenándose por su propia cuenta para poder seguir formando parte de la selección de Zambia, y así lo hizo hasta el 2004, cuando completó 21 años al frente del representativo de su país. Incluso, al momento de su retiro, ya se había convertido en el entrenador de los “Chipolopolos”, y en ese doble rol convirtió un histórico gol ante Liberia, con 41 años, que fue el 100º en sus 147 apariciones para Zambia.
De todas formas, no llegó a clasificar a su nación para el Mundial de Alemania, aunque permaneció en el cargo de cara a la Copa África de Egipto. Pero la eliminación de su país en primera ronda, significó el alejamiento definitivo de Kalusha del cargo, siendo a partir de allí embajador de su país ante la FIFA, desempeñando el rol de “Estudios Técnicos” en los Mundiales de 2006 y 2010.
Incluso, fue durante algún tiempo vicepresidente de la Federación de Fútbol de Zambia, y desde 2008 es el presidente de la misma institución, además de ser miembro del Comité Permanente de la FIFA y la Confederación Africana de Fútbol. Sin dudas, una historia para remarcar, la de un hombre que por talento y fortuna, ha sabido ser el máximo exponente del fútbol en un país ignoto para este deporte.
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