En el Olimpo de los grandes futbolistas de Malí, Cheik Fantamady Diallo ocupa un lugar destacado junto a figuras de la talla de Salif Keita y de la generación posterior de Mahamadou Diarra, Seydou Keita y Frederic Kanouté. El actual seleccionador es recordado sobre todo por ser uno de los miembros del equipo estelar de Malí que alcanzó la final de la Copa Africana de Naciones en 1972, un logro que la árida nación del África sahariana no ha vuelto a igualar, ni mucho menos superar.
Ahora, casi cuatro décadas más tarde, el técnico de 60 años vuelve a sentir el calor de los focos como seleccionador del combinado nacional de Malí que competirá en la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA en Colombia, y que el sábado se medirá en Bogotá a la República de Corea en su estreno en el Grupo A.
Nuevos valores
Malí ha llegado a escalar hasta las semifinales de este torneo en alguna edición anterior, pero para Diallo el éxito deportivo no es más importante que el crecimiento y el desarrollo de sus jugadores. Él asegura que su propósito solo es dar poderes a sus pupilos, dentro y fuera del campo.
"En primer lugar, quiero que emerjan del torneo como hombres hechos y derechos además de como buenos jugadores. Quiero que demuestren la fortaleza de su carácter", señaló recientemente. "He depositado en ellos la suficiente confianza y sé que pueden responder. Únicamente después de eso nos preocuparemos de los resultados. Tenemos un equipo que está motivado y en el que reina un buen espíritu".
Diallo ha pasado más de una década trabajando con los juveniles de Malí, a quienes, como él ha dicho, procura formar tanto en el plano deportivo como en el humano. Es una filosofía que a él le ha funcionado bien. Un ejemplo de ello es que el técnico condujo a la selección sub-17 de su país hasta cuartos de final de la Copa Mundial Sub-17 de la FIFA Trinidad y Tobago 2001, donde cayó eliminada por un gol en la prórroga contra Argentina.
El Del Bosque africano
En 2003 fue el estratega que clasificó a la selección de Malí para la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA que aquel año se celebró en Emiratos Árabes Unidos, pero fue relevado de su cargo antes del torneo porque también se ocupaba de entrenar al equipo olímpico y no había tenido el mismo éxito en la categoría sub-23. "Somos uno de los países que compiten regularmente en esta competición", ha resaltado Diallo, "pero creo que esta última generación es una de las mejores que hemos tenido".
En su patria le llaman Del Bosque, un sobrenombre que es señal de respeto y afecto y, por supuesto, una comparación halagüeña con el venerable seleccionador del vigente campeón de la Copa Mundial de la FIFA, España.
Subirse al primer cajón del podio a la manera de Del Bosque y sus pupilos seguramente sea el mayor sueño de Diallo, pero a la hora de emprender el viaje desde su patria a Colombia, ha fijado sus miras en otro objetivo: "Espero que lleguemos lo más lejos posible. Para empezar, debemos apuntar a superar la primera ronda. La mayoría de mis jugadores han crecido juntos a lo largo del último año y ya han demostrado su valía en los campeonatos africanos. Estos muchachos han probado lo que valen más allá de consideraciones físicas, tácticas y técnicas. Son capaces de mirar a los ojos a cualquiera".
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