jueves, 4 de agosto de 2011

Camerún por las calles colombianas

[Vía El País de Colombia] Primero arribaron al Centro Comercial Chipichape. Era casi el mediodía y entonces la calma se convirtió en tumulto.

La delegación de Camerún encabezada por Jean Manga Onguene, uno de los mejores futbolistas africanos de la historia y asistente técnico de esa Camerún de 1990 que eliminó a Colombia en el Mundial de Italia, fue rodeada por una masa de caleños que les pedían autógrafos, o simplemente la mano, o una foto. Un jovencito de unos 16 años fue el único que se atrevió a pedir una chaqueta.

Ellos, la delegación de Camerún, cómo no, accedieron a las solicitudes, menos a lo del regalo de la chaqueta. A su paso, además, entregaban llaveros de su país y una cartilla que narra la historia de su fútbol y su presente, la Selección que disputa el Mundial Sub 20.


Mientras caminaba por el centro comercial, Jean Manga Onguene dijo justamente que ese equipo está para triunfos rutilantes: ganar la Copa del Mundo, como lo hizo Ghana en 2009. Por lo menos, ese es el sueño.

Etienne Manguelle, el único de la delegación que habla español (es periodista y fue el traductor de Onguene) lo explicó: el objetivo era dar a conocer lo que es Camerún en la ciudad porque en Colombia, en Cali, solamente se conoce a su tierra a través del fútbol. Enseguida Manguelle conversó de un asunto curioso: cada vez que las selecciones de Colombia y Camerún se enfrentan en una cancha, pasa algo especial. En Italia 90 fue ese gol de Roger Milla que significó prestigio y respeto para el fútbol de su país y una tristeza que duró días para los aficionados colombianos. Después, en 2003, en la Copa Confederaciones, Manguelle recordó que un jugador de Camerún murió mientras jugaba contra el seleccionado nacional: Marc Vivien Foe.

Parece que entre ambas naciones hay una conexión. El clima, dijo Manguelle, es similar. El paisaje también. Y la cultura afro, negra, tan presente en ambos países. Ese es el verdadero anclaje entre Colombia y África. La delegación de Camerún, en la que también iba Jean Pierre Sadi, asistente técnico de las selecciones juveniles, continuó su recorrido hacia Siloé. Allí estuvieron, justo en la glorieta en donde se levantó la estatua en honor a la luchadora Jackeline Rentería y la escultura tributo al caballo arriero.

Fueron recibidos con el toque de unos violines. Diez niños de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Siloé, a cargo de la ‘profe’ Laura Linares, interpretaron 'Chitty Chitty Bang Bang', una película musical de 1968. Hubo aplausos. Después regalos, llaveros, más cartillas, los mismos detalles que se entregaron en Chipichape y después en San Fernando.

Eso de incluir a Siloé en el recorrido no es casualidad. La delegación de Camerún explicó que en su país existen sectores con el mismo paisaje. También, claro, con condiciones sociales similares. Entonces ir a Chipichape, a San Fernando, pero ir a Siloé también fue una manera de reafirmar una sentencia: el fútbol siempre será para el disfrute de todos, siempre será democrático.

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