jueves, 4 de agosto de 2011

«En Libia aman la escuela española"

[Vía La Nueva España] Pablo Prieto es el entrenador de la selección libia de fútbol sala, aunque actualmente se encuentra en en España a la espera de que se resuelva la difícil situación del país norteafricano. Antes de entrenar en Libia, Pablo Prieto fue técnico y directivo de varios equipos españoles, entre ellos el Azkar Lugo. El pasado sábado ofreció una conferencia en San Tirso de Abres con motivo de las Jornadas Técnicas del Deporte organizadas por la asociación «San Tirso del Eo».

Usted fue técnico en varios equipos nacionales y un día le llegó una oferta para irse a Libia. ¿Cómo surgió esa oportunidad?
Esto comenzó en noviembre de 2009, cuando un representante de la FIFA del colectivo arbitral, que estaba dando un curso en Trípoli, me hizo llegar el interés que tenía la Federación Libia de Fútbol de contratar para su selección de fútbol sala a un entrenador con un determinado perfil, con experiencia y que dominase la gestión deportiva, para que organizase todo el fútbol sala en Libia.

¿Es común en los países del norte de África tener seleccionadores occidentales o europeos?
No, en todos los países de África las selecciones tienen entrenadores del país.

¿Cuál fue su primera reacción al recibir la oferta?
Me sorprendió porque, en primer lugar, conocía poco de Libia, tan sólo a su líder, Muamar el Gadafi. Y también porque no sabía que tenían ese interés en crecer. Yo veía en el ranking mundial que habían crecido muchísimo, eran los vigentes campeones de África, y tenían mucho interés en la escuela española. La aman, la ven como un modelo, mucho más que la brasileña. Su objetivo para crecer es tener un técnico español.

¿Le costó mucho decidirse?
Sí, fue complicado. Primero viajé al país, a mediados de noviembre, y estuve cuatro días en Trípoli, la capital. El 28 de diciembre ya me decidí y me presenté allí.

¿Se puede decir que hay gran afición al fútbol sala en Libia?
Es curioso porque Libia es una potencia a nivel de África, aunque tenga lagunas importantes. Por ejemplo, no tiene liga nacional de fútbol sala; los jugadores se captan de las universidades y de los torneos organizados por la federación.

Los jugadores, ¿son profesionales, se dedican exclusivamente al fútbol sala?
Sí, además, pertenecer a la selección allí significa mucho. Son muy patrióticos.

¿Cómo recibió la situación que se ha planteado en el país?
Al principio, cuando empezaron las revueltas en Túnez, yo le preguntaba a mi traductor si habría algún problema y me decía que para nada, que estuviese tranquilo. Luego vino el tema de Egipto, empezó a crecer todo y todo el mundo pensó que se iba a producir un efecto dominó en el continente africano. A nosotros las revueltas nos cogieron en Italia. Allí ibamos a pasar diez días de concentración, luego fueron quince y, al final, estuvimos más de veinte. Me sorprendieron muchísimo porque, independientemente de que la cultura de los países musulmanes es muy diferente a la nuestra, allí la gente, entre comillas, vivía bien. Aunque también es verdad que quien lo pasaba mal no lo podía expresar mucho. Nunca pensé que llegaría tan lejos.

¿Fue entonces cuando usted salió del país?
De Italia regresamos a Libia el 17 de febrero y el 23 nos volvimos a España. En aquel momento estábamos entrenando con un grupo de jugadores jóvenes. Entrenamos dos días y el 20 nos dijeron que no volviésemos a entrenar, que nos quedásemos en casa y que comprásemos alimentos porque la situación no era buena. A partir de ahí, la selección perdió todo contacto con nosotros, sólo se mantuvo a través del traductor. Intentamos solucionar el problema por mediación de la embajada, pero fue imposible. Por mi cuenta, a través de la compañía Repsol, viajé hasta España.

¿Continúa en el cargo?
La situación, ahora mismo, es un poco especial, porque yo tengo contrato hasta el 31 de diciembre de 2011, sigo hablando con mi traductor, le sigo mandando los entrenamientos, los objetivos. Ellos no salen del país, sólamente están entrenando, pero sin cinco de los jugadores principales. Es una situación que después del verano tengo que solucionar porque hay un contrato FIFA por el medio. Yo hablo con el traductor y con el presidente, que es el sobrino de Gadafi, y tampoco me dan una solución. Ellos dicen que se va a solucionar, pero la seguridad no es la mínima.

¿Qué competición tiene la selección libia en el horizonte?
Libia iba a organizar, el pasado mes de abril, la Copa de África, pero, obviamente, se canceló. Ahora están preparando el mundial de Tailandia de 2012.

¿Puede evaluarlos o ver su progresión?
No, hablo con el traductor una vez a la semana o cada diez días, pero nada más. La situación es complicada. El otro día me llamó un representante que quería llevarse a dos chicos para Qatar.

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