lunes, 15 de agosto de 2011

Zokora y el recuerdo de su hermano

[Vía Elcorreo.com] Alain Didier Zokora-Déguy (Abidjan, Costa de Marfil. 1980) acaba de llegar a Turquía. Abandonó la Liga española sin hacer demasiado ruido, tras dos años en Sevilla. Uno notable, otro gris. Pero es el fichaje estrella del Trabzonspor para esta temporada -6 millones-, y el marfileño promete músculo y trabajo en el centro del campo del equipo de Trebisonda. Con cuerpo de atleta o boxeador, este futbolista de 1,80 y 72 kilos cuyos héroes son Nelson Mandela y Patrick Vieira sabe lo que es el éxito, y casi siempre ha ganado títulos desde que aterrizó en Europa. Lo hizo en Bélgica con el Genk -Liga-, en Inglaterra con el Tottenham -Copa de la Liga- y en España con el Sevilla -Copa-. También con su selección. Es el 'elefante' que más veces ha vestido la anaranjada camiseta marfileña, y ha participado en los dos Mundiales en los que el país africano ha estado presente.

Pero Zokora conoce también la parte más dura de la vida. La de la pobreza y la tragedia. Le tocó sufrirlas, precisamente en su país, en Costa de Marfil. Allí empezó su carrera como profesional, cuando ingresó a los 13 años en el famoso ASEC Mimosas de Abidjan, la mejor cantera africana de jugadores, esa fábrica de futbolistas de 'laboratorio' que inauguró el francés Jean-Marc Guillou y que recluta anualmente a chicos de 10 años que se comprometen a entrenar y estudiar. Allí se formó junto a otros colosos como Didier Drogba, Kolo, Yaya Touré y Emmanuel Eboué, compañeros de generación y de rutina. «Entonces era sólo escuela y fútbol. Era todo lo que queríamos hacer. Nada más». En la academia, incluso le rebautizaron. «Creían que tenía una gran técnica. Decían que mi juego era de ensueño, y siempre lideraba al resto en los partidos. Así que un día alguien dijo: 'Él, él es el maestro'. Y comenzaron a apodarme así», desveló cuando llegó al Tottenham.

Tragedia en la costa

Hasta que un fin de semana, el grupo de futuras estrellas, entre los que se encontraba Armand, hermano de Didier y que también jugaba para el ASEC, viajó a la costa a relajarse. «Solíamos ir al mar a divertirnos», hace memoria el exjugador del Sevilla. Pero aquel día trae malos recuerdos. «'Armando'-así le llamaban- no sabía nadar bien», y las olas se lo llevaron para siempre. Tenía 14 años y «también era futbolista. Fue el día más duro de mi vida. Nunca dejo de pensar en mi hermano, y juego cada partido por él», asegura el futbolista que tiene ahora la responsabilidad de asumir el liderazgo del Trabzonspor.

Con el tiempo, Zokora se ha convertido en un centrocampista astuto, fuerte, recuperador y luchador. Corre, va fuerte y persigue al rival hasta la extenuación. Herrera, Javi Martínez o el que se ocupe de crear en el centro del campo rojiblanco tendrá que emplearse a fondo para doblegar a este típico ejemplar de la escuela africana exprimido tácticamente en Francia y perfeccionado en la Premier.


Zokora llegó a Bélgica e hizo al Genk campeón. Tras cinco temporadas, voló a Saint-Etienne, donde jugó dos años. Y de ahí hizo las maletas para aterrizar en Londres, donde se descubrió al mundo entero con sus brillantes actuaciones con el Tottenham -foto-. El Sevilla lo fichó por 15 millones y su primera temporada fue muy buena. Pero tras algún que otro escándalo nocturno -se le acusó de salir de fiesta con Romaric la víspera del partido ante el Barcelona que terminó con goleada por 5-0 a favor de los blaugrana- y la ascensión del chileno Medel ha buscado un nuevo hogar, Turquía.

Como hace antes de cada partido, ante el Athletic, Didier Zokora se remangará la camiseta y besará el tatuaje de su hombro, en el que se puede leer el nombre de Armand. No es el único, pues el cuerpo del marfileño también está decorado con el nombre de sus dos hijas y el rostro de su madre. Y cuando salte al césped de San Mamés, recordará también el eslogan que da la bienvenida en la entrada de la academia de Abidjan, donde un día Guillou escribió 'sólo te harás grande si te mantienes pequeño'. «Es cierto, para ser un jugador reconocido y famoso, tienes que conocer tus raíces y ser humilde», proclama Zokora. Lección de maestro.

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