jueves, 2 de agosto de 2018

Koita, arco maliense bien cubierto

[Especial para The Line Breaker] Desde Bamako, la capital de Malí, Youssouf Warain Koita acepta el contacto con The Line Breaker y responde a nuestras preguntas. A punto de cumplir los 18 años y con un Mundial Sub 17 a sus espaldas, Koita continúa su desarrollo en el Sub 20 de su país con el que acaba de obtener la clasificación a la Copa Africana de la categoría de 2019 que tendrá a Níger como sede. 
-El año pasado fuiste campeón africano Sub 17, ¿qué recuerdos tienes de ese título en Gabón? – -Fuimos campeones continentales al vencer 1-0 a Ghana en la final y la verdad es que son momentos inolvidables. Tuve una muy buena Copa Africana y fui elegido el mejor portero del torneo. Pudimos retener el título que nuestro país había obtenido en 2015 y clasificamos al Mundial de India.

-¿Qué significó jugar esa primera Copa del Mundo para vos?
-Fue nuestro principal objetivo e hicimos un gran campeonato. Desafortunadamente caímos en la semifinal ante España y fuimos el único país africano que llegó a esa instancia porque Guinea no superó el grupo y nosotros dejamos afuera a Ghana en cuartos. Y a su vez los ghaneses habían eliminado en octavos a Níger.

-En el partido por el tercer puesto de ese Mundial tuviste una falla en el primer gol de Brasil de la que se habló mucho, ¿cómo fue ese momento?
-Ese encuentro ante los brasileños era muy importante para nosotros porque nos jugábamos el pasaje a la final. Necesitábamos ganar por nosotros y por nuestro país. Pero no fue así y se me escapó un balón fácil para que ellos se pusieran en ventaja. Fue un momento demasiado difícil, pero esto es fútbol y los errores son parte de él. 

-Tras la derrota consumada ante Brasil, conmovió la imagen de un jugador de Brasil que te abrazó y consoló tu llanto. ¿Qué pasó?
-El jugador que mencionas fue Brenner, el número 11. Mostró un gesto de clase que no todos tuvieron. Mientras mis colegas en el puesto Gassama y Coulibaly me contenían, él se acercó y también me alentó a seguir adelante a pesar del error. Esa jugada había sido una tragedia para mí y recibir un abrazo de un rival en ese momento fue sorpresivo. Luego del Mundial, me invitaron a su ciudad natal y pudimos recrear aquel abrazo. Le llevé mis guantes de regalo y él una camiseta de Brasil autografiada por todos sus compañeros. 
-Pasando a la actualidad, atajás para el Sub 20 y acaban de obtener el pasaje a la CAN Níger 2019, ¿cómo fue la última serie ante Camerún?
-Pudimos definir el pasaje como locales al ganarle 3-0 en Bamako. Pero en la ida en Yaoundé la tuvimos difícil porque fuimos perdiendo y lo empatamos 1-1 para definir más tranquilos en casa. Gracias a Dios nos quedamos con el pase y en febrero del año que viene buscaremos uno de los cuatro lugares que otorga la CAN para el Mundial de Polonia. 

-África ha tenido grandes arqueros, como N’Kono, Zaki, Kameni, Enyeama … ¿Cuál es tu arquero africano favorito?
-El que más me gusta y está dentro de mis favoritos es el nigeriano Vincent Enyeama. 

-Muchos arqueros africanos usan el número 16. ¿Tiene alguna explicación?
-En lo personal, me gusta el número 16. Es mi número favorito y siento que me trae suerte. Sé que muchos arqueros del continente lo llevan pero no sé si tiene una explicación, quizás solo sea por tradición. 

-Cuéntanos un poco sobre Bamako, tu casa y el lugar donde vives…
-Bamako es la capital de mi país y realmente no hay mucho que decir sobre ella. Es una muy ciudad muy linda y con muchos habitantes. Vivo con mis padres, mi abuelo y dos hermanos en un pequeño barrio llamado Faladie. Cerca tengo también la Escuela Secundaria Sogoniko Biya, a la que iba a clases en la mañana y en la tarde para luego asistir a los entrenamientos en mi club: la Association Sportive de Bamako (ASB). 
-¿A qué tipo de fútbol y realidad se enfrenta el joven futbolista maliense?
-El fútbol maliense es amateur y la mayoría de los que jugamos en Malí lo hacemos para algún día poder emigrar a Europa en búsqueda de mejores condiciones. Aquí encontramos muchas dificultades.

-¿Por qué crees que, a pesar de ser uno de los países más pobres del mundo, Mali ha tenido un buen nivel en competiciones juveniles en el último tiempo?
-Somos jóvenes ambiciosos y nuestras familias son pobres pero jugar al fútbol es nuestra vida y dejamos todo para volvernos profesionales. Entonces cuando representamos a nuestro país dejamos todo en pos de obtener los mejores resultados. Eso ha llevado a nuestro país a ser bicampeón continental entre los Sub 17 (2015 y 2017) y subcampeones y cuartos en los Mundiales de la categoría de los mismos años. El progreso es constante y continuaremos en este camino porque ese nos acercará a la oportunidad de estar en los planes de los mejores equipos de Europa. Está generación aspira a llegar muy lejos y por qué no a ganar el Mundial algún día.

-¿Qué significan para ustedes ejemplos como Seydou Keita y Kanoute?
-Seydou Keïta y Kanouté son el orgullo del pueblo maliense. Son los ídolos de todo un pueblo por cómo nos representaron a nivel mundial y por su ayuda constante a los jóvenes jugadores malienses para que progresen y puedan convertirse en profesionales algún día. 

-¿Con qué sueña Koita y a qué aspira en lo que queda del año?
-Mi objetivo es ser futbolista profesional y ganar muchos títulos para mi país y mi club. Sueño con convertirme en jugador profesional y poder jugar en Europa. 

El último domingo del mes de julio, tras el cierre de las urnas en Malí, se abre un periodo de suspenso hasta la proclamación de resultados de las elecciones presidenciales que tienen dos aspirantes: el actual Ibrahim Boubacar Keita y el aspirante Soumaïla Cissé, quienes antes de la jornada electoral se acusaron mutuamente de intento de fraude y de pretender torcer la voluntad del pueblo maliense. La probabilidad más barajada es que ambos se vuelvan a ver las caras en una segunda vuelta que tendría lugar el próximo 12 de agosto. “Las elecciones son lo más importante para los malienses en este momento. Estamos pasando por una crisis y la gente quiere un cambio”, concluye el joven Koita. Mientras, el fútbol, como para muchos otros jóvenes del país, sigue siendo uno de los pocos escaparates y esperanzas que tienen para soñar en grande.

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