[Especial para The Line Breaker] En el inicio de esta década, comenzó a surgir un nuevo destino para los jugadores africanos. Con el crecimiento del fútbol chino, exponentes de mayor renombre de África empezaron a llegar a la Chinese Super League. Como nunca, en los últimos tiempos, el mercado ha visto la llegada incesante de futbolistas africanos. Y sin lugar a dudas los pases más resonantes fueron los del marfileño Didier Drogba (del Chelsea a Shanghai Shenhua), y los malienses Frederic Kanouté (del Sevilla a Beijing Guoan) y Seydou Keita (del FC Barcelona al Dalian Aerbin). Todos en 2012.
En ese mismo mercado, el zambiano Isaac Chansa pasó del Orlando Pirates (Sudáfrica) al Henan Jianye. El nigeriano Aiyegbeni Yakubu dejó el prestigio de la Premier League para recalar en el Guangzhou Evergrande. Pero el fútbol chino ya disfrutaba de futbolistas africanos desde antes. En el Dalian Shide estaba el zambiano James Chamanga y lo dirigía Nelo Vingada -entrenador portugués de amplia trayectoria en equipos egipcios y marroquíes-. En el Shandong Luneng militaba el mozambiqueño Simao. En el Dalian Aerbin, recibieron a Keita el ghanés Lee Addy y el nigeriano Peter Utaka -autor de 20 goles y segundo en la tabla de goleadores por aquel entonces-. En el Qingdao Jonoon el representante africano era Gabriel Melkam (Nigeria). Mientras que en el Henan Jianye, el zambiano Chris Katongo y el ghanés Godfrey Karikari recibieron a Chansa.
El negocio es de ida y vuelta y la construcción de estadios e infraestructuras, así como créditos para ejecutar las obras, corre a cargo de la República Popular China. El negocio del fútbol africano habla chino.
Pero la conexión de China con el fútbol africano va más allá de la gran cantidad de jugadores de África que militan en la Chinese Super League. Y es una política del país asiático que trasciende todos los ámbitos. Según Francisco Giacosa, en un artículo sobre la presencia de China en África, «en su manera de relacionarse con los países africanos, la potencia asiática se diferencia del modelo occidental. Por un lado, no impone barreras arancelarias ni tampoco condiciona la inversión con el cumplimiento del respeto de los derechos humanos. Dicha situación, que puede ser beneficiosa para los países africanos, también implica el posible pago de un precio muy alto, debido a que las inversiones son hechas por financieras chinas y en las operaciones participan los contratistas chinos, sin posibilidad de intervención de las empresas locales».
Por ejemplo en Angola, sede de la Copa Africana de Naciones (CAN) en 2010, la China International Fund Ltd y China Eximbank, otorgaron créditos que se utilizaron para la construcción del Estadio «11 de noviembre» (fecha del día de independencia de Angola), con capacidad para 50.000 mil espectadores. El mismo se encuentra en Luanda y hoy lo utiliza el Atlético Petroleos que juega en el Girabola local. También constructoras chinas fueron las encargadas de construir otros estadios, en Benguela, Cabinda y Lubango.
“En realidad, China ya está en África desde hace mucho tiempo. Su táctica para entrar fue muy sutil y bastante atractiva. Ofrece infraestructuras que ejecuta en un tiempo récord, ofrece préstamos baratos y sin largas negociaciones y, sobre todo, se abstiene de entrometerse en las políticas internas de los países con los que trata. Esto hace que nadie se de cuenta de su discreta entrada en la casa africana y que nadie se haga preguntas sobre su agenda secreta“, sostuvo en el mismo sentido Gaetan Kabasha en el blog África No es Un País.
Muestra de ello son el Estadio Leopold Sedar Senghor, que China ayudó a construir en 1985 con capacidad para 60.000 personas. También la renovación del Moi International Sports Centre, en Kenia, que fue financiada por el gobierno chino. O bien el aporte de 36 millones de dólares para construir el Estadio Nacional Mandela, en Uganda.
Para la Copa Africana del 2012, de la que fueron co-anfitriones Gabón y Guinea Ecuatorial, China siguió ofreciendo ayuda a cambio de réditos económicos. Por ejemplo, con la ayuda en la construcción del Nuevo Estadio de Libreville, que, se dice, fue a cambio de importantes acuerdos petrolíferos. La obra fue llevada adelante por la Shangai Construction Group y terminó siendo la sede de la final de la CAN, que decretó el primer campeonato en la historia de Zambia. Justamente los Chipolopolos, no tenían un estadio a la altura de sus objetivos hasta que aparecieron los inversionistas chinos interesados en sus minas de cobre e hicieron posible la construcción de un ultramodernoso estadio, el Levy Mwanawasa de Ndola. En 26 meses, la constructora Anhui Foreign Economic Construction (Group) Co. Ltd construyó un estadio con capacidad para 50 mil espectadores y también participó en la remodelación del Independence Stadium de Lusaka. En ambos proyectos se invirtieron casi 100 millones de dólares.
Pero la cosa no parece detenerse. Mientras el congoleño Cedric Bakambu llegó en cifras millonarias al Beijing Guoan desde el Villarreal español y sigue habiendo presencia africana en China -Nyasha Mushekwi (Zimbabwe) en el Dalian Aerbin, Richmond Boakye (Ghana) en el Jiangsu Suning, Odion Ighalo (Nigeria) en el Changchun Yatai, Ayoub El Kaabi (Marruecos) en el Hebei Fortune, John Obi Mikel (Nigeria) y Frank Acheampong (Ghana) en el Tianjin Teda, Makhete Diop (Senegal) en el Beijing Renhe, Christian Bassogog (Camerún) en el Henan Jianye, etc-, la inversión en infraestructuras deportivas no cesa.
Durante julio de este año, por ejemplo, el presidente chino Xi Jinping visitó Senegal e inauguró junto a su homólogo senegalés Macky Sall un estadio de lucha en un suburbio de Dakar. El mismo fue construido en 28 meses por empresas chinas con una inversión de casi 50 millones de euros. Además, firmaron diez acuerdos relacionados con justicia, cooperación económica y técnica, infraestructura, desarrollo de capital humano y aviación civil. Esto no es de extrañar ya que China es el segundo socio comercial de Senegal.
En la misma gira, Xi Jinping visitó Rwanda y Sudáfrica donde firmó acuerdos para construir carreteras incluyendo compromisos de inversiones con los sudafricanos por 14 mil millones de dólares.
Gran cantidad de países africanos cuentan con estadios que fueron construidos con la ayuda de empresas o inversiones provenientes de China. Muestra clara de la utilización que hace China del fútbol para seguir afianzando su permanencia en África. Porque el fútbol, como en todo el mundo, ya es parte importante de toda sociedad, de todo país y, en este caso, de todo un continente.
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