sábado, 3 de enero de 2015

CAN 1992: Gloria para los Elefantes

[Por Diego Martín Yamus] Cambiaba, todo cambiaba una vez más en la vida de La Copa Africana de Naciones. Senegal era ahora el dueño de casa elegido por la CAF por primera ocasión en su historia, igual que lo hiciera con Marruecos para el 88 y con el vigente campeón Argelia para el 90. Es cierto, no era de los más importantes ni en el mundo y mucho menos en Africa, donde sólo había participado 4 veces, con dos cuartos puestos en 1965 y 1990. Pero el país del oeste africano no tenía nada que envidiar a otros por sus figuras en Francia y otros lugares europeos, lideradas por el genial Jules-François Bocandé y con nada menos que Claude Le Roy como entrenador. Además, la tierra natal de Léopold Senghor, su primer presidente y famoso poeta que hasta compitió con Jorge Luis Borges por un Nóbel de Literatura, vivía un tiempo tranquilo, con democracia, contrario a otras naciones antes organizadoras de la CAN, con Abdou Diouf (sucesor de Senghor) como mandatario desde hacía casi 11 años y realizando una buena gestión política, económica y social en general. No era una zona que se destacara por su riqueza, pero sí por todo lo comentado y por el fútbol, una de sus grandes pasiones. Por eso le estaba bien dado por la Confederación Africana el honor de llevarla a cabo entre el 12 y el 26 de enero de aquel 1992, recibiendo a Argelia, el subcampeón reinante Nigeria, Zaire (de vuelta tras no estar en 1990), Camerún, Egipto, Kenia, Ghana (ausente desde 1984), el tercero Zambia, Marruecos y Congo que también regresaban y Costa de Marfil que nombramos último, ya sabrán por qué. Y el panorama no cambiaba sólo en el organizador, ya que era el primer torneo con 12 equipos, cuatro más que los habituales desde 1968, y el primero con el nuevo sistema de clasificación por grupos.

El 12 de enero de 1992 la Copa Africana de Naciones número 18 dio el puntapié inicial con cuatro zonas de tres equipos cada uno de las que clasificarían los dos primeros a cuartos de final. Con dos encuentros en la primera jornada comenzó la acción. Uno fue por el Grupo A en su sede, la capital Dakar, donde en el Stade de L´Amitié cubierto por 60 000 personas, Senegal debutaba contra nada menos que Nigeria. Con arbitraje del sirio Nizar Watti, los Leones de la Teranga salieron por el triunfo. Pero a los 13 minutos se encontraron con el poderío nigeriano en ese excelente mediocampista Samson Siasia, que marcó el primer gol del partido y de la Copa. Pero la ilusión local no esperó mucho y Jules-François Bocandé igualó a los 36. Cuando parecía un 1-1 sellado, gran resultado para los senegaleses, llegó Stephen Keshi (el ex entrenador de las Aguilas) y a los 44 minutos del segundo tiempo convirtió el tanto del triunfo por 2-1. Dos días después, el 14, el conjunto del holandés Clemens Westerhof se clasificó a los cuartos de final al derrotar al otro integrante del grupo, Kenia, también por 2 a 1 con un doblete del gran Rashidi Yekini, ya en su tercera CAN, a los 7 y 15 minutos, descontando Weche de penal a los 89. Y el 16, Senegal tenía la gran oportunidad para pasar a los cuartos, con un triunfo ante el modesto once keniano, ya que el empate pondría a ambos en el compromiso de un sorteo. Ahí fue el de Claude Le Roy, pero no pudo quebrar el cero hasta iniciado el segundo tiempo cuando Souleymane Sane marcó el gol que hizo explotar de alegría a los 50 000 hinchas en el Stade de L´Amitié. Y más aún cuando a los 23 surgió el inevitable Bocandé para hacer el segundo, y a los 44 Diagne el tercero para definir el 3-0 y la clasificación. Nigeria fue primero con 4 puntos y Senegal segundo con 2, eliminando al otra vez pobre Kenia, sin nada en sus bolsillos.

En la misma sede, Dakar y el L´Amitié, se jugaba el Grupo B. Y Camerún, tras su hazaña en el Mundial de Italia 90 al llegar a cuartos y batir a Argentina, quería igualmente redimirse de su mal paso por el certamen de Argelia. Y empezó bien ese mismo 12 de enero, venciendo a Marruecos por 1 a 0 con gol de André Kana Biyik a los 23 minutos, el hermano de François Omam Biyik y que fuera expulsado en aquella épica victoria inaugural contra el equipo de Bilardo. Por su lado, Marruecos (que volvía tras su última aparición en 1988) seguía en su descenso de estos años, cuando el 14 empató 1-1 con Zaire, que incluso se puso arriba en el minuto 89 por Kana-Ngoie; de inmediato Said Rokbi colocó la paridad final, pero no pudo impedir una nueva eliminación y frustración de su equipo y, más tarde, la renuncia de su técnico, el alemán Werner Olk. El grupo se cerró el 16 de enero, cuando cameruneses y zaireños igualaron 1-1 (François Omam Biyik y su primer gol copero a los 15 minutos, Tueba al minuto 1) y se clasificaron juntos a cuartos de final, con los Leones Indomables como primeros con 3 unidades y los Leopardos con 2, mientras Marruecos cerró con 1.

En tanto, los Grupos C y D se disputaban en Ziguinchor, una ciudad situada al suroeste de Senegal y a unos 70 kilómetros del Océano Atlántico. En el Stade Aline Sitoe Diatta, el 13 de enero por el C, Costa de Marfil comenzó su camino a lo que aún no sabía devendría en algo muy bueno, goleando 3 a 0 nada menos que al campeón Argelia con tantos del siempre presente Abdoulaye Traoré a los 14 minutos, su otra gran estrella ofensiva Youssouf Fofana a los 25 y una que recién asomaba, Joel Tiehi, a los 44 del segundo tiempo, con un árbitro de Togo, Mawukpona Hounnake-Kouassi, que además expulsó al argelino Adjas a los 27´ de juego. Todo lo cual parecía no importarle mucho al público, ya que aparte fueron sólo 5000 los testigos del gran triunfo marfileño. Esos 5000 seguían sin prestarle atención al equipo, que el 15 igual llegó a los cuartos de final a pesar de empatar sin goles con el retornado Congo, otra verdadera sorpresa. Y por último, los mismos 5000 vieron el 17 de enero cómo Argelia concluía su decepción 92 con un penoso 1 a 1 con los congoleños, que encima sacaron ventaja por Pierre Tchibota-Zaou a los 6 minutos; después, el veterano Nasser Bouiche salvó con su gol a los 44 algo de la ropa de los otra vez entrenados por Abdelhamid Kermali, pero no pudo salvar la increíble despedida de un equipo en franca baja. Costa de Marfil ganó la zona con 3 puntos, Congo lo escoltó con 2 y ambos entre los ocho mejores. Los argelinos, a pensar en el futuro con un solo punto.

Para cerrar la fase de cuatro grupos, en el D en Ziguinchor, Zambia y Kalusha Bwalya se estrenaban el 13 de enero con un triunfo por 1 a 0 sobre Egipto, con gol del gran delantero (entonces en el PSV Eindhoven de Holanda) a los 61 minutos. Pero el 15 apareció otra dupla perfecta: Ghana y Abedi Ayew “Pelé”, nombrado ese 92 jugador del año por segunda vez en Africa. Fue justamente el atacante del Olympique Marseille francés que, ante los zambianos, marcó el 1-0 a los 64 minutos. Y el 17 en la última jornada, otra legendaria Estrella Negra, el delantero Anthony Yeboah del Eintracht Frankfurt alemán, fue el que hizo el gol de la victoria por 1-0 sobre Egipto, la obtención del grupo y la clasificación a los cuartos, acompañado por Zambia. Los ghaneses, que no jugaban la Copa desde 1984 y no estaban en instancias importantes desde su título de 1982, fueron líderes de zona con 4 puntos, los del cobre sus segundos con 2 y Egipto, en otra pobre presentación igual que la de sus vecinos del Norte, terminó sin una sola unidad como en 1990.
El 19 de enero, aparecían por primera vez en la CAN partidos de cuartos de final, todos en Dakar. Allí, Nigeria confirmó su favoritismo pero con un ajustado 1-0 sobre Zaire, con nuevo gol de Yekini a los 22 minutos, siendo el primer semifinalista. Pero los senegaleses esperaban una proeza de su amada selección ante nada menos que Camerún. Para eso se llenó el Stade de L´Amitié, ahora con algo menos de gente (35 000 personas) pero con el mismo entusiasmo. Y fue un partido peleadísimo que pedía alargue; sin embargo, el veterano Ernest Ebongue tuvo otra idea y justo en el minuto 89 marcó el gol del triunfo camerunés, su pase a los cuatro mejores y la tristeza de los futboleros locales. Al día siguiente, Costa de Marfil dio un paso de gigante hacia su sueño inédito de campeón, cuando derrotó a Zambia por 1 a 0 en tiempo suplementario, gracias a Donald Sié a los 4 minutos del mismo. Y Ghana volvía a jugar por algo importante eliminando a Congo, de buena campaña, por 2 a 1 con el gol inicial de Yeboah a los 29 minutos, igualdad transitoria de Tchibota-Zaou a los 52 y tanto decisivo de Abedi Pelé a los 57. Así, Nigeria, Camerún, Costa de Marfil y Ghana eran los cuatro que pelearían por la Copa.

La parte decisiva llegaba al fin el 23 de enero, y como desde los cuartos, siempre en Dakar y el estadio de la Amistad. En primer lugar, Nigeria quería ante Ghana el desquite de las tres finales anteriores perdidas, 84 y 88 ante Camerún y 90 ante Argelia. Y delante de 30 000 espectadores, las Aguilas comenzaron muy bien con el gol de Mutiu Adepoju a los 11 minutos. Pero el potente Ghana, mezcla justa de experiencia y juventud exitosa, lo demostró y a los 43 apareció Abedi Ayew Pelé con su tercer tanto en el certamen (como Yekini, máximos goleadores) para el empate. Y a los 9 minutos del segundo tiempo Prince Polley desniveló para Ghana, que además aprovechó que el experto árbitro tunecino Neji Jouini expulsó al defensor nigeriano Ajibade Babalade a los 30, para arribar entonces a su primera final diez años después de su gesta en Libia 82. Sin embargo, la expectativa estaba en la otra semifinal, en el clásico del Africa Negra entre Camerún y Costa de Marfil, éste un equipo al que seguramente las 35 000 personas adoptaron como propio porque los cameruneses habían terminado con la ilusión de Senegal. Con el mauriciano An-Yan Lim Kee Chong, otro juez de jerarquía, Camerún era claro favorito para volver a vencer a los marfileños en una media final, como en 1986, y retomar la senda del título del 84 y 88. Ya no estaba Roger Milla pero sí los Biyik, Makanaky, Joseph Bell al arco, Kunde, Onana, la base de los héroes de Italia 90. Pero no contaban con que enfrente, el silencioso Costa de Marfil también tenía lo suyo, con los citados Abdoulaye Traoré y Youssouf Fofana más Sié, el guardameta Gouamené, el surgiente Tiehi, Ben Salah, Kouadio Kassy, Otokore... Los Leones Indomables del francés Philipe Redon y los Elefantes de Martial Yeo eran más parejos de lo esperado. Y así fue porque no se sacaron ventajas en 120 minutos de esfuerzo. Entonces, por enésima vez, hubo que recurrir a los tiros desde el punto del penal. Y tan pareja y errática era la lucha,que de 8 penales ejecutados sólo se convirtieron 4, los otros fueron atajados. Pero el perjudicado fue increíblemente Camerún, que desperdició tres, el último por Bell, el que le dio a Costa de Marfil una clasificación histórica a la finalísima. Todo quedaba para Africa Occidental entre marfileños y ghaneses, una vieja gran rivalidad. Mientras que Camerún y Nigeria disputaron otra final, pero esta vez por el tercer lugar. Eso fue el 25 de enero, y en un emotivo cierre con tres goles en los últimos 15 minutos, Nigeria postergó a su adversario, primero por Ekpo a los 75, luego el parcial empate de Maboang a los 85 y la definición de quién otro que Yekini a los 88, para que las Aguilas Verdes consiguieran el último sitio del podio y siguieran en esa posición por tercera edición seguida, como los subcampeonatos de 1988 y 1990. En cambio, los tricolores se quedaban con otra frustración, como la floja tarea del 90 en tierra argelina.

Costa de Marfil, otro de los primeros países independientes de Africa en 1960, estaba ese comienzo de 1992 gobernado por su primer presidente, el famoso Felix Houphouet-Boigny, que con su dictadura generó un clima caótico de pobreza, tensiones callejeras, manifestaciones de civiles, opositores y estudiantes, detenciones y excesos del Ejército... Pero como siempre en la historia de la Copa, el fútbol sería la dulzura para el corazón de ese atribulado pueblo.
Si bien hacía casi cinco años que no se enfrentaban, desde abril de 1987 cuando Costa de Marfil marginó a Ghana de las eliminatorias para la CAN 88, los Elefantes y las Estrellas sostenían una rivalidad de larga data, como cualquiera del Africa Occidental (Malí, el propio Senegal, Guinea) y como cualquiera en el continente. Por eso aquel 26 de enero de 1992, en el Stade de L´Amitié de Dakar, se jugaba mucho más que una final de selecciones de Africa, era un real superclásico. Ante la mirada atenta de 47.500 espectadores y del árbitro senegalés Badara Sene, los marfileños dirigidos por Martial Yeo formaron con Gouamené; Aka, Abouo Sam, Sekana, Hobou; Gadji-Celi, Maguy, Sié, Otokoré; Tiehi y Abdoulaye Traoré. Mientras que Ghana, con los consagrados más varios jóvenes del Sub 17 campeón del mundo en Italia un año antes, y con el mismo DT, el alemán Otto Pfister, lo hacía con Ansha; Ampeah, Mensah, Baffoe, Armah; Gyamfi, Isaac Asare, Abroah, Nii Lamptey; Yeboah y Opoku, dejando a Abedi Pelé en el banco. Se esperaba una final desigual entre el buen fútbol y la efectividad ghanesa (5 triunfos en 5 partidos, 8 goles a favor) y la escasa fuerza ofensiva marfileña, apenas 5 conquistas en 5 encuentros, pero al mismo tiempo con el arco invicto. Sin embargo, en el césped de Dakar no se pudieron quebrar, aunque los entrenadores movieron piezas. Naawu reemplazó a Gyamfi a los 51 minutos y dos más tarde, Moussa Traoré a Otokoré. El cero se estiró hasta los 90. Y un poco más también, a pesar de que Yeo hizo entrar a Lucien Kouadio Kassy a los 101 minutos por Abdoulaye Traoré. Nada cambió y, como en por ejemplo 1986, el campeón africano de selecciones sería definido por tiros desde once metros, materia que Costa de Marfil dominaba bien tras su victoria semifinal ante Camerún.

La serie iba a ser tan larga como emotiva. Dos defensores, Aka y Baffoe, marcaron el primer remate para sus equipos. Luego convirtieron sucesivamente Hobou, el chico de oro del Sub 17 Lamptey, Sekana y Naawu. Moussa Traoré hizo el cuarto para Costa de Marfil e Isaac Asare, otro de la generación dorada Sub 17, erró su tiro. Pero otro joven, Tiehi, también se equivocó y Yeboah igualó a 4 para cerrar la tanda inicial. Ahí empezó otra larga de uno por equipo hasta definir. Siguieron moviendo la red Gadji-Celi, Mensah, Kouadio, Armah, Abouo Sam, Abroah, Maguy, Ampeah, Sié, Opoku y los arqueros, Gouamené y Ansah para un 10 a 10 que parecía llevar al infinito, mientras nadie se movía en L´Amitié.

Le tocó nuevamente a Kouamé Aka, el lateral derecho del ASEC de Abidjan, ejecutar el remate número 23 de la que ya era una novela. Y Aka convirtió el 11 a 10, dejando todo para su compañero Alain Gouamené, el arquerazo del Raja Casablanca marroquí, que ya había atajado tres a los cameruneses. El encargado para Ghana era el experimentado Anthony Baffoe, el central del Fortuna Düsseldorf de Alemania, de vasta campaña europea y con su equipo nacional. Pero su remate fue desviado por las manos del excepcional Gouamené. Y Costa de Marfil hizo realidad un nuevo sueño entre tantos que quedarán grabados a fuego en la historia africana. Un silencioso pero sólido conjunto, con buen juego, buenas individualidades y una dosis de merecida suerte, levantaba la Copa del 92 contra todo lo imaginado. Los 22 campeones fueron Alain Gouamené, Losseni Konaté, Ali Doumbia (arqueros), Kouamé Aka, Lassina Dao, Arséne Hobou, Nagueu Lignon, Allassane Ouatara, Lue Rufin, Abouo Sam, Diaby Sekana (defensores), Oumar Ben Salah, Saint-Joseph Gadji-Celi, Lucien Kouadio Kassy, Serge Maguy, Didier Otokoré, Donald Sié (mediocampistas), Yago Beugré, Youssouf Fofana, Joel Tiehi, Abdolaye Traoré y Moussa Traoré (delanteros), entrenados por el marfileño Martial Yeo y su asistente, Tia Martin Gbonké, provenientes mayormente de los colosos de la Liga local ASEC y Africa Sports, otros de la liga de Francia y Gouamené de Marruecos. Varios de estos futbolistas jugarían nueve meses más tarde contra la Argentina de Alfio Basile como campeones continentales en la primera edición de la Copa Rey Fahd (hoy la Copa Confederaciones de la FIFA) en Arabia Saudita, donde el 16 de octubre cayeron 4-0 frente al monarca sudamericano y el 19 en el tercer puesto con Estados Unidos, ganador de la CONCACAF, por 5-2. Pero lo que se guardó en las carpetas de la gloria de Africa fue el archivo titulado Costa de Marfil, primera vez campeón africano. Ya no eran Leones Indomables, ni Zorros del desierto, ni Aguilas. Ahora, los animales que dominaban la selva futbolística de Africa eran mucho más pesados y fuertes: los Elefantes Blancos de Costa de Marfil.

Ver también
Egipto, el primer rey de la CAN
CAN 1959: Segundo título Faraón
CAN 1962: Campeonato para Etiopía
CAN 1963: Primera corona ghanesa
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CAN 1968: La sorpresa congoleña
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CAN 1980: Nigeria estrena título
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CAN 1986: Egipto festeja tras 27 años
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