[Por Diego Martín Yamus] La década del 90 fue la de la explosión de Nigeria, en África y en el mundo. Sus consagraciones continentales, su llegada al Mundial en 1994, su gloria olímpica. Pero no sólo los grandes jugadores eran los mayores. Los chicos, más allá de las dudas de su real edad, comenzaron a construir un futuro de oro para el país, por ejemplo con su título Sub 17 en 1993. Y entre ellos, un hábil mediocampista llamado Nwankwo Christian Kanu. Más rápido de lo esperado, ese difícil nombre dejaría la promesa para ser una realidad y, más tarde, otra gloria de la rica cantera nigeriana.
Kanu nació el 1 de agosto de 1976 en Owerri, ciudad al sureste de la nación, y comenzó a los 15 años en el Federation Works, un modesto club amateur de su pueblo, de donde enseguida pasó al entonces poderoso Iwanyanwu National, subcampeón del continente en 1988, actual Heartland FC. Y desde sus inicios, aún siendo una figura emergente, se cansó de ganar títulos. Como ya en 1993, cuando primero obtuvo la Premier League nigeriana, recién lanzada, y eso le valió la convocatoria a la selección Sub 17 para disputar la Copa del Mundo en Japón. Y allí marcó el primer hito de su carrera: con una soberbia actuación suya y sus cinco goles, más otros talentos en un once de ensueño, Nigeria arrasó a sus rivales y conquistó por segunda vez el título. Entre sus goles, Kanu le convirtió a Argentina en el tremendo 4-0 de la primera ronda. Y entre sus compañeros estaban Oparaku, Babayaro, Babangida y Oruma, con los que después tendría mucho para decir.
Una explosión de ese nivel no pasó de largo para los clubes europeos, y de inmediato el gran Ajax holandés lo contrató por más de 207.000 euros. Y vaya si Kanu respondió: en tres temporadas hizo 25 goles y ganó nada menos que nueve campeonatos: tres ligas, tres Copas de Holanda y tres internacionales: la Champions League ante el Milan en 1995, donde ingresó por el actual técnico de Camerún Clarence Seedorf; la Supercopa ante el Zaragoza en 1996 y la más grande, su segunda gloria, la Intercontinental 95 ante Gremio de Brasil por penales, en el mismo estadio Nacional de Tokio donde había sido campeón juvenil dos años antes. Es decir, la friolera de once vueltas olímpicas en sólo tres años de carrera.
Pero allí semejante diamante no pararía su racha. Junto a aquellos consagrados del 93, Kanu fue parte de la selección que se clasificó y viajó a los Juegos Olímpicos de Atlanta (Estados Unidos) en agosto de 1996. En su debut con Hungría, el joven aún en el Ajax marcó el gol del 1-0. Pero aunque las Águilas llegaron a las semifinales, no parecían candidatos a bajar al galáctico Brasil de Ronaldo y Bebeto, menos cuando éstos se imponían 3-1. Sin embargo lo hicieron: Augustine Okocha descontó y sobre el minuto 90, Kanu marcó el 3-3 heroico con una espectacular chilena tras un lateral de Okocha, enviando el partido al alargue, donde el primero que anotara el gol de oro se llevaba el premio. Y ése fue justamente Nwankwo, que con otra gran definición hizo el inolvidable 4-3 y condujo a los suyos a la final, en otro superduelo con Argentina, a quien también remontaron y vencieron 3-2 para colgarse la medalla de oro, la primera del fútbol africano en su historia olímpica.
Ese 96 iba a ser otro año impresionante para el talentoso 10, que recibiría el Balón de Oro al mejor africano. Porque apenas pasó la gloria de los Juegos, el Inter italiano lo fichó para ser parte de un plantel espectacular junto a Ronaldo, Simeone, Zanetti, Roberto Baggio y Recoba entre otros. Pero todo se oscureció por un largo tiempo. En la revisación médica se conoció que Kanu padecía problemas de corazón, por lo que se decidió operarlo de la válvula aórtica. La cuestión fue más dura de lo pensado, primero por una polémica entre el Inter y el Ajax por lo que el club neroazzurro consideró falta de cuidado del holandés, y sobre todo porque se dudó de si Kanu podría seguir jugando. La incertidumbre y la pena dominaron esos meses hasta que en Noviembre fue operado exitosamente, pero recién el 17 de julio de 1997, un año después de su llegada, pudo incorporarse al equipo de Milán. Y no le fue tan bien como antes, ya que por sus líos de salud actuó poco (sólo 12 partidos en tres temporadas) y no pudo ser campeón de la Serie A. Al menos logró sí la Copa de la UEFA en 1998, cuando entró en la segunda final con la Lacio. Igualmente, su mejor título lo hizo creando conciencia de su problema, al fundar la Kanu Heart Foundation para asistir a jóvenes africanos con dificultades.
A todo esto, en la selección nigeriana recién regresó tras cuatro años en 1997. El 17 de agosto, un mes después de su reaparición, debutó con la absoluta en un 0-1 con Guinea en Conakry, por el cierre de las eliminatorias para el Mundial de Francia, cuando Nigeria ya estaba clasificado. Así Kanu disputó su primera Copa grande, comenzando en la segunda fecha de suplente ante Bulgaria. También actuó ante Paraguay y en los octavos de final con Dinamarca, ambos ya de titular, pero los campeones olímpicos perdieron sorpresivamente 4-1 y se fueron. Tras el torneo, pasó al Arsenal de Inglaterra, empezando allí la última parte de su carrera. Y volvió a ser feliz con los Gunners: seis campeonatos locales con dos Premier League, dos FA Cups y dos Community Shield, en un equipazo con Dennis Bergkamp, Thierry Henry, Robert Pires y el entrenador, el legendario francés Arséne Wenger. Fue así que ese 99 se ganó su segundo Balón de Oro africano. Y en 2000 por supuesto que el técnico holandés Jo Bonfrére, el responsable de la gesta del 96, lo llevó a su primera Copa Africana de Naciones, justamente en su país junto a Ghana. Con la conducción del astro, los verdes arribaron a la final con Camerún en Lagos ante 60.000 personas. Pero el 2-2 final los obligó a desempatar por penales, y allí Nwankwo erró el suyo, igual que Ikpeba y Babayaro, y se debió conformar con el subcampeonato. Meses más tarde marcó su primer tanto con el nacional, el 22 de abril en la goleada 4-0 sobre Eritrea rumbo al Mundial de Corea y Japón, su segundo, en el que tuvo menos suceso actuando sólo ante Argentina y Suecia, y yéndose en esa primera fase. Ese 2002 vivió también su segunda CAN, pero en Malí sólo alcanzaron a llegar al tercer puesto.
En 2004 se marchó del Arsenal hacia el ascendido West Bromwich Albion, a quien antes había eliminado de la Copa de la Liga con un gol. Jugó otras dos CAN, en 2004 en Túnez y en 2006 en Egipto, donde Nigeria fue tercero nuevamente; él contribuyó a eliminar a los tunecinos por penales en los cuartos 2006 haciendo el decisivo. No tuvo la misma buenaventura en 2008, en Ghana, donde sólo jugó un partido y las Águilas fueron marginadas por los locales en los cuartos de final. Ya había cambiado de club, el último traspaso de su vida, en 2007 al más modesto Portsmouth. Y allí también sembró su grandeza al alzar la FA Cup, marcando el tanto del triunfo primero en la semifinal justamente ante el West Brom y luego, un un golazo en la final contra el Cardiff City, que fue el 1-0 del título.
Eran los últimos destellos de su calidad, pero no se iba a ir sin otro Mundial. Porque en 2006 Nigeria había sido eliminada sorpresivamente por Angola. Y para Sudáfrica 2010, el inédito en Africa, se clasificó con angustia en la última jornada. Entonces Kanu, que a comienzos de año actuó en su última CAN de Angola siendo tercero, formó parte del plantel del sueco Lars Lagerback, pero no fue tenido en cuenta y sólo estuvo en la despedida de la primera ronda, cuando tras caer con Argentina y Grecia igualó 2-2 con Corea del Sur, el 12 de junio en Durban. Kanu fue reemplazado por Obafemi Martins a los 57 minutos, y ése fue su último partido con su país, para el que aportó 87 presencias y 12 goles. Continuó en el Portsmouth, pero el club descendió a la Football League One, la tercera división inglesa, y envuelto en una fuerte crisis económica debió dejar ir a varios futbolistas, entre ellos el nigeriano, quien se alejó molesto con una deuda impaga de casi 3 millones de euros. Participó por última vez activamente el 18 de octubre de 2011, en la derrota de visitante 0-1 con Ipswich Town, cuando ingresó por el portugués Ricardo Rocha a los 75 minutos, y luego estuvo varios encuentros más en el banquillo, el último el 2 de enero de 2012 en el 2-0 de local ante el Watford, obviamente sin jugar.
En la actualidad, Nwankwo está bien de su problema, tras ser nuevamente operado en 2014 para reparar su válvula aórtica. Es embajador de la FIFA y de la Federación nigeriana, pero su mayor y mejor labor sigue siendo su fundación, que según él le ha salvado la vida a mucha gente, entre ellas de bajos recursos. Él ayudó a una mujer a llevar al hospital a su hija en grave estado, mientras concentraba con la selección para un partido de una Copa Africana. Reside en Hertfordshire, Inglaterra, junto a su esposa y sus tres hijos. Tanto amor, tanta felicidad, no sólo con una pelota. Es así, Nwankwo Kanu se quedó para siempre en el corazón de la gente.
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