lunes, 20 de diciembre de 2021

Glorias de África: Ahmed Faras

[Por Diego Martín Yamus] En los albores de los años 70, África se destapaba lentamente al fútbol grande, tras aquel boicot al Mundial de Inglaterra 66 países como Ghana, Etiopía, Zaire, Camerún, Sudán, Nigeria o Egipto figuraban en la naciente Copa Africana de Naciones y en las eliminatorias de Mundiales y Juegos Olímpicos. Marruecos no estaba entre los de punta y sin embargo, en 1970 fue el primero en llegar a la Copa del Mundo tras los egipcios en 1934. Ese plantel contaba con talentos como Bamous, El Filali, Jarir o Ghazouani. Y en el banquillo, Ahmed Faras esperaba su chance. Que le llegó esporádica entonces, pero que luego lo enviaría a una carrera exitosa. 
"La Zurda Mágica", como fuera apodado el delantero, nació en Mohammmédia el 7 de diciembre de 1946. Con 19 años arrancó su promisoria trayectoria en el Sporting Club Chabab de su ciudad, uno de sus dos amores por 17 temporadas. Porque apenas debutó en 1965 fue llamado a la selección marroquí, para la que al principio no tuvo mucho suceso, más allá de su primer gol para ella el 5 de noviembre de 1967 para un 1-1 ante Túnez, por la ruta a los Juegos Olímpicos de México 68 que no alcanzó. 

Pero siguió haciendo goles en el Chabab para terminar 1969 como máximo artillero de la Liga, y así el técnico yugoslavo Biagoje Vidinic confió en él y lo contó en las eliminatorias a México 70. Faras respondió con un gol a Nigeria que valió un 2-1 clave en la ronda final y al cierre, la llegada de Marruecos a tierra azteca. Estuvo entre los viajeros e ingresó un rato en el debut con la poderosa Alemania Federal que casi derrota (1-2) y otro en el histórico 1-1 con Bulgaria, primer punto de África en la Copa. Fue su luminoso comienzo internacional, que se diluyó un tiempo entre 1971 y 1974.

Marruecos se retiró en medio de los Juegos del Mediterrráneo en 1971, no pasó la fase inicial de su primera Copa Africana en 1972 y arribó a segunda fase de sus únicos Juegos Olímpicos (Munich 72) y quedó a la puerta del Mundial de Alemania 74, aunque siempre estuvo en la red y de a poco titular. Esos años le iba mejor con el Chabab, con el que obtuvo cuatro de sus cinco títulos: dos Copas del Trono (1972 y 1975), una Recopa del Maghreb (1972) y una Supercopa marroquí en el 75. Por algo ese año fue premiado por la revista France Football con el Balón de Oro al futbolista africano del año. Además repitió el honor de goleador liguero en 1973. 
Pero la real gloria le estaba esperando: una nueva oportunidad en la Copa Africana, en Etiopía en 1976, a la que debió clasificarse tras pobres rendimientos en el 72 y no estar en 1974. Y la gloria llegó. Con tres tantos del delantero, dos decisivos en la fase final a Egipto y Nigeria, Marruecos salía campeón por primera y hasta hoy única vez de África, luego de igualar el 14 de marzo con Guinea a un gol. Faras fue además elegido en el once ideal del certamen. Y luego continuó como parte del equipo con eliminatorias al Mundial de Argentina y la CAN 1978, con goles pero ya sin éxito quedando él y sus compañeros eliminados. 

Se retiró triunfante en 1979, cuando el 24 de junio marcó su último gol para la selección en un 7-0 a Togo que le dio el pase a la Copa Africana de Nigeria 1980, que Ahmed ya no disputó. Dedicado enteramente a su Chabab, volvió a festejar su quinto título, el único de Liga en 1980, y en 1982 puso punto final a una carrera con luces, tanto como 784 partidos y 231 conquistas, siendo hasta ahora el histórico de los Leones del Atlas con 42 en 94 encuentros. Por algo, por mucho, en 2006 la Confederación Africana (CAF) lo eligió entre los mejores 200 jugadores del continente en los últimos 50 años. Fue el broche a un camino de momentos que Ahmed Faras, ese desconocido suplente de los 70, construyó en grande.

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