AFP- Vivien Mabide tocó el cielo con las manos en la tarde noche del miércoles. Su gol en la victoria de Raja Casablanca sobre Atlético Mineiro 3-1, sellaba el pase a la final del Mundial de Clubes. Mientras, su familia trata de sobrevivir en un campo de refugiados en su país, República Centroafricana.
"La situación de mi familia es crítica. Están dispersados, pero dejo todo en las manos de Dios. Mi padres están en un campo de refugiados en Bangui. Tengo contacto con ellos y con mi cuñado. Es Dios el que decide que pase esto, pero yo deseo al pueblo centroafricano la paz", explicó el volante de 25 años.
"Mis padres están lejos. Es difícil. No puedo explicarlo, pero me hace mal. Dejo todo en las manos de Dios", insistió este centrocampista semidesconocido que ha saltado a la fama en este Mundial.
Mabide empezó en un club de segunda división en su país, de allí pasó a Congo Brazzaville, a Gabón, a Marruecos, a Arabia Saudita y regresó al país magrebí, donde juega su segunda temporada.
"Por el momento, en mi país, en la República Centroafricana, hay muchos problemas. Los inocentes pierden su vida y eso me pone muy triste. Yo me sacrifico por Raja, es mi trabajo, pese a todas las inquietudes que tengo por mis padres y mi familia", indicó. La República Centroafricana está sumida en el caos desde que en marzo una coalición rebelde de mayoría musulmana, los Seleka, derrocaron al presidente François Bozizé. La violencia tomó un cariz confesional entre cristianos (el 80% de la población) y musulmanes. Para evitar las masacres casi cotidianas, se encuentra en el país una fuerza africana (MISCA) de 3.200 efectivos, mientras que Francia, la expotencia colonial en el país, desplegó en los últimos días un contingentes de 1.600 hombres entre la capital y diferentes regiones, aunque aún no han podido controlar la situación.
En este marco, el deporte, y el fútbol sobre todo son una de las pocas alegrías que puede tener el pueblo centroafricano. Además de la final que jugará Mabide, sus compatriotas del seleccionado nacional estarán jugando el fin de semana la final de la CEMAC Cup de Gabón ante los locales, en un torneo que reúne a jugadores de las ligas locales.
"Mi familia se queja, ya que han partido todos al bosque. Me dicen que no están en la mejor situación, pero rezan por mí para que todo vaya bien por mí", añadió el futbolista del Raja. "Todo el pueblo centroafricano estará contento. Es verdaderamente el pueblo centroafricano el que juega el Mundial conmigo y quiero agradecerle su apoyo. Hace falta que vuelva la paz un día", señaló.
Mabide espera con ansiedad la final del sábado en el Mundial de Clubes contra el Bayern Múnich.
"Es un partido muy difícil pero todo depende de nosotros, vamos a sacrificarnos por Marruecos, por todo el pueblo marroquí. Si Dios quiere vamos a hacer algo importante", señaló Mabide, que ha metido a su país en el mapa del mundo del fútbol y que se hable de él no solo por el conflicto existente.
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