Siempre se dice que el formato del Mundial de Clubes está pensado para que lleguen a la final el campeón de Europa y el de América, las dos zonas del mundo más potentes e importantes desde el punto de vista futbolístico. Pero en la edición 2013, por segunda vez en la historia, hubo un africano infiltrado. En 2010 fue el TP Mazembe congoleño y en esta ocasión el local Raja Casablanca.
El Verdiblanco de Marruecos había despedido poco antes del inicio del torneo a su entrenador, Mhamed Fakhir, sustituyéndolo por el tunecino Faouzi Benzarti, un técnico experimentado, ¡pero que no conoció a su nuevo plantel hasta tres días antes del partido inaugural!
Sin embargo, bastó para imponerse al Auckland City FC, gracias a un tanto agónico de Adelilah Hafidi, después de adelantarse en el marcador y de que los neozelandeses empatasen. Ese guión se repetiría otras dos veces, y frente a adversarios de un calibre totalmente distinto. El CF Monterrey fue su víctima en cuartos de final, y la siguiente ronda le tocó al Atlético Mineiro. Para poder realizar dos hazañas semejantes, los locales recurrieron a la calidad de sus figuras, como el guardameta Khalid Askri, el centrocampista Mohsine Moutaouali y el delantero Mouhssine Iajour, y, sobre todo, a un público totalmente entregado, que creó uno de los mejores ambientes de la historia del torneo.
Los hinchas brasileños del Atlético Mineiro, que se habían desplazado en un número superior a las 10.000 personas, fueron silenciados, al igual que su equipo, favorito gracias a su título de la Copa Libertadores y la presencia en sus filas de internacionales brasileños, entre los que destacaba Ronaldinho. Aunque replicaron al tanto inicial de los marroquíes mediante un sublime lanzamiento de falta del genio auriverde, los representantes de la CONMEBOL sucumbieron en dos contragolpes al final del encuentro (3-1), convirtiéndose en el segundo campeón de Sudamérica que no llega a la final, después del Internacional de Porto Alegre en 2010.
La final encontró al súper poderoso Bayern alemán ante el modesto y humilde Raja marroquí. Y en 25 minutos los de Guardiola sacaron una rápida ventaja de 2-0 que no se modficaría, aunque los locales culminaron con un actuación destacable y quedando en la historia a pesar del subcampeonato. Además, Mouhssine Iajour se quedó con el Balón de Bronce Adidas y fue uno de los mejores del torneo junto al francés Ribery y al alemán Lahm. "Pese a que, finalmente, el Raja Casablanca no diese la campanada, el conjunto marroquí completó un torneo grandioso. Su delantero Mouhssine Iajour cuajó cuatro partidos para el recuerdo y demostró un tremendo olfato goleador. El escurridizo atacante fue una amenaza constante para sus contrincantes y brilló tanto en labores defensivas, donde realizó un trabajo encomiable, como en ataque, destapándose como un formidable rematador. Sus dos goles fueron cruciales para que su equipo se colase en la final contra todo pronóstico. Seguro que el Balón de Bronce adidas significa mucho más que un mero premio de consolación para Iajour", se puedo leer en la web de la FIFA en relación al atacante marroquí.
De esta manera, el Raja volvió a hacer que un club africano se meta en la final del Mundial de Clubes, reafirmando el gran momento que pasan los clubes del norte del continente. A su actuación, deben mencionarse el título del Al Ahly en la Champions y del CS Sfaxien tunecino en la Confederación Cup.
De esta manera, el Raja volvió a hacer que un club africano se meta en la final del Mundial de Clubes, reafirmando el gran momento que pasan los clubes del norte del continente. A su actuación, deben mencionarse el título del Al Ahly en la Champions y del CS Sfaxien tunecino en la Confederación Cup.
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