viernes, 10 de febrero de 2012

Barry, la barrera marfileña

[Vía Fifa.com] La única vez que Costa de Marfil ganó la Copa Africana de Naciones fue en 1992. Aquel año, los Elefantes superaron a las Estrellas Negras de Ghana en una final histórica en la que, por primera vez en la cita cumbre de un torneo importante, los 11 jugadores tuvieron que intervenir en la tanda de penales. 

La sentencia se produjo en el duodécimo lanzamiento, y fue precisamente el guardameta marfileño, Alain Gouaméné, el último en tocar la pelota tras lanzarse para despejar el disparo de Anthony Baffoe. El entonces portero del Raja Casablanca deslumbró a lo largo de todo el torneo y, en los cinco partidos entablados, su equipo no consintió ni un solo tanto durante el tiempo reglamentario. Gouaméné fue asimismo el héroe del encuentro de semifinales contra Camerún, en el que detuvo tres de los cuatro tiros contrarios en la decisiva ruleta de penas máximas. 
Volvamos al presente, hasta la 28ª edición de la CAN que se está celebrando en Guinea Ecuatorial y Gabón. Otro arquero marfileño está a punto de emular las hazañas de Gouaméné. Los Elefantes se han paseado por la fase de grupos quitándose de en medio a Sudán, Angola y Burkina Faso antes de despachar a la anfitriona Guinea Ecuatorial en cuartos y de superar a Malí en semifinales. En sus cinco enfrentamientos hasta la fecha, han marcado 10 goles y no han recibido ninguno. 

Un portero imparable
Boubacar Barry es el dorsal número 1 de los Elefantes en este torneo. Aunque su seleccionador decidió darle descanso en el tercer partido de grupo contra Angola una vez conseguido el pase a la ronda eliminatoria, el custodio ha exhibido una excelente forma y ha jugado un papel determinante en el equipo, manteniendo la portería a cero. Si el meta de 32 años, que desempeña su oficio en el Lokeren belga, logra contener los embates de los atacantes zambianos durante los 90 minutos de la final del domingo, igualará el récord de imbatibilidad de 540 minutos que Gouaméné ostenta con la selección de su país. Y es que, aunque en 1992 sus compatriotas disputaron cinco partidos en lugar de seis, en sus tres eliminatorios hubo que recurrir a la prórroga. Pero eso es algo en lo que Barry no ha estado pensando, porque ni siquiera tenía noticias del hito. "Oh, yo no sabía eso", comentó tras la semifinal. "No sabía que Costa de Marfil ya había obtenido resultados similares. Creo que es una buena señal. Estoy muy contento de haber salido imbatido en todos mis partidos". 

Barry, que formó parte del combinado de Costa de Marfil en las cuatro últimas ediciones de la CAN así como en las dos últimas de la Copa Mundial de la FIFA, fue criticado tras su actuación en la derrota por 3-2 contra Argelia en el campeonato de Angola de hace dos años. "Sabía que tenía que tener paciencia. A diferencia de los jugadores de alto nivel que compiten en las grandes ligas, yo juego en una más pequeña", admitió. "Pero siempre trato de que no se me borre la sonrisa de la cara. El tiempo pasa, y hay que aprender de los errores para mejorar". 

El guardameta, que ha pasado los nueve últimos años de su vida en Bélgica, ayuna antes de cada encuentro, y sólo toma zumos y agua al ponerse el sol. "Es importante para mí. Ayuno antes de cada partido porque me purifica y me hace más fuerte", explicó. "Es una decisión personal, basada en una convicción personal: quiero permanecer concentrado en este torneo. Para ganar hace falta la gracia del cielo, además de talento y preparación". 

Barry aseguró ser consciente de que, a pesar de que su equipo afrontará la final del domingo contra los Chipolopolo como favorito, no será un choque sencillo. "Sabemos que va a ser difícil hasta el final. Vinimos aquí a jugar seis finales y ya hemos ganado cinco. Aún nos falta una fase. Ahora bien, vamos a disfrutar de estos momentos. Es una gran satisfacción haber llegado a la gran final. Y vamos a prepararnos para este encuentro como mejor sabemos, como hicimos para los anteriores", advirtió. 

Una victoria en el Estadio de la Amistad de Libreville el domingo daría a los Elefantes su segundo trofeo continental. Además podrían saborear la gloria de haber encadenado seis partidos sin ningún gol en contra, un hecho a contracorriente de la reputación ofensiva de Costa de Marfil, al que Barry habrá contribuido por encima de todos.

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