[Por Diego Martín Yamus] Está demostrado por la realidad histórica: Egipto es por lejos el país más grande del fútbol africano. Con más de 50 títulos internacionales, con el Al Ahly como segundo mayor ganador del mundo detrás del Real Madrid, con su historia tan larga como su existencia, como que fue el primer africano en un Mundial o en los Juegos Olímpicos. Y por su larga lista de apellidos que han dado jerarquía al continente. Uno de ellos es Amer Taher Abouzeid Sayed, un talentoso mediocampista que de promesa devino en otro ícono de esa larga lista.
Abouzeid, como más se lo conoce, nació en Assiout el 1 de abril de 1962 y fue además emblema del coloso Al Ahly, uno de los dos de la nación con el Zamalek. Allí dio sus primeros pasos en 1979, cuando debutó con 17 años y ya se hizo de la Liga nacional, empezando un rosario de títulos con los Diablos Rojos, en total 18 entre siete ligas, ocho Copas, dos de África y una Afroasiática. Y mientras ya era promesa de armado de juego en el capitalino, fue lógica su llegada a la selección egipcia, primero en la juvenil, desde donde también marcaría su huella.
El 24 de abril de 1981, el combinado entonces Sub 19 derrotó 2-0 a Camerún en la final del Campeonato Africano, tras igualar la ida en un gol, y Abouzeid se llevó su primer halago internacional. Así fue al Mundial de Australia, donde guió a los suyos a superar la primera ronda a pesar de duros rivales. Le marcó los dos tantos a España del 2-2 inicial, hizo el del triunfo enorme 2-1 sobre el futuro campeón Alemania Federal y en cuartos de final marcó el de la apertura ante el fuerte Inglaterra, que terminó venciendo 4 a 2. Pero los árabes cumplieron y su estrella naciente fue uno de los goleadores del certamen con sus 4 realizaciones.
Era el comienzo de una década de éxitos y logros para Taher, que mientras encadenaba torneos en su patria con el Al Ahly arribó como se esperaba a la selección absoluta, jugando su primer encuentro el 1 de octubre de 1982 en un 3-5 amistoso con Zambia, en el que volvió a convertir, esta vez un doblete. Sólo dos meses más tarde, se coronó campeón de la Liga de Campeones, cuando el 12 de diciembre Al Ahly empató en Ghana a un gol con el Asante Kotoko, tras su 3-0 en El Cairo.
Ya era parte clave del fútbol egipcio, así que su presencia en la selección era indiscutible. Entonces 1984 fue un nuevo gran año. Disputó en marzo su primera Copa Africana de Naciones en Costa de Marfil, y si bien cayeron en semifinales con Nigeria por penales, fue el máximo goleador con 4 conquistas. En agosto fue uno de los valores del equipo que entró a los Juegos Olímpicos de Los Angeles, quedando afuera en cuartos de final con el campeón Francia. Sus actuaciones le dieron el quinto lugar en la votación para el mejor futbolista africano.
Pero en la segunda mitad de los 80 Abouzeid alcanzó la consagración. En 1986, Egipto era sede de la CAN que había perdido en el 84. Por supuesto el mediocampista era uno de sus argumentos, y tras un mal arranque 0-1 ante Senegal, el 2-0 sobre Costa de Marfil encaminó al conjunto para pasar, lo que consiguió ante Mozambique con dos tantos de Taher. Días después, la semifinal con Marruecos era cerrada hasta que el gol del creativo de Al Ahly a los 79 minutos los puso en su primera final tras la de 1959. Jugó el encuentro ante Camerún en el estadio Internacional de El Cairo y fue reemplazado a los 110 minutos, pero desde el banco gozó con la victoria por tiros desde el punto penal de los suyos, lo que además le generó ser incluido en el equipo ideal del torneo.
Al año siguiente, otra alegría fue posible con su aporte para su Ahly, con quien seguía arrasando en la liga local. El 18 de diciembre de 1987 alzaba junto a su grupo la segunda Champions League, al vencer en El Cairo a Al Hilal de Sudán 2-0 tras empatar a cero la ida. En 1988 los cairotas disputaron la extinta Copa Afroasiática ante el Yomiuri de Japón y se quedaron con el título ganando ambos partidos, el decisivo el 22 de septiembre en la capital egipcia 1 a 0 con gol de Abouzeid.
Por un largo tiempo se ausentó de la selección que se alistaba para regresar a un Mundial, jugando las eliminatorias en 1989. Volvió justo para los últimos dos partidos de la fase grupal con Malawi y Kenia, con triunfos que les dieron el pase a las finales con Argelia, contra quien fue parte en la ida igualada a cero, y el 17 de Noviembre vio de nuevo desde el banco el triunfo 1-0 y el glorioso retorno egipcio a la Copa del Mundo. Participó en varios amistosos previos y tuvo su lugar entre los 22 que fueron a Italia en 1990, donde los rojos sorprendieron con dos empates ante Holanda a un tanto e Irlanda a cero. Este último, el 17 de junio, fue el encuentro final de Abouzeid con su país, cuando ingresó por Tolba a los 61 minutos, sumando 65 presencias y 16 goles. Egipto quedaría afuera por una ajustada derrota 0-1 frente a Inglaterra.
Fue el brillante comienzo de cierre de su carrera, que continuó en su Al Ahly con más títulos domésticos, el último en 1993 al llevarse su octava Copa egipcia venciendo al Ghazl El Mehalla 3 a 2. Luego de su retiro, estuvo ligado a su club como dirigente y a la política, ya que en 2013 fue ministro de Deportes de la nación. A pesar de una corta trayectoria, Taher Abouzeid se ganó con sus goles, su juego y sus logros un lugar en la lista de los faraones futboleros egipcios.
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