[Vía Fifa.com] Decir que Mohamed Aboutrika es una leyenda del Al Ahly es quedarse corto. Los hinchas del equipo cairota se refieren a él como un “ángel”, un verdadero símbolo. E incluso los periodistas le llaman “un hombre de paz”. Hablan de su carácter y de su ética, su humildad, y de cómo llegó a rechazar un salario alto porque lo consideraba una injusticia respecto a un modesto defensor con el que compartía vestuario.
La devoción que suscita este mediocampista oriundo de Guiza, que lleva casi diez años ganando trofeos con el club más laureado de Egipto, es casi ciega.
Por lo tanto, para sus seguidores debió haber sido una conmoción ver a Aboutrika, elegido cinco veces mejor futbolista egipcio del año, fuera del once inicial en el estreno del equipo en la Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2012, frente al Sanfrecce Hiroshima. “Sé cuál es mi papel, y respeto la táctica del entrenador”, señala, esforzándose por evitar a la multitud de periodistas egipcios, con la cabeza oculta bajo la capucha del jersey deportivo y la voz baja y apagada. “Sea suplente o titular, el equipo es uno. Yo soy solo una parte de él. Respetamos las decisiones del entrenador”.
Cuando el talentoso mediocentro Hossam Ghaly, capitán del Al Ahly, tuvo que retirarse lesionado mediada la primera parte, el técnico Hossam el Badry era consciente del tipo de arma que tenía en reserva. “Aboutrika es un jugador fantástico”, ha indicado el estratega, que no siempre ha tenido una relación fluida con su estrella, de 34 años. “Está haciéndose mayor, pero también más sabio”.
Héroe a regañadientes
El partido registraba en ese momento un empate a 1-1, y el Hiroshima incrementaba la presión, pero la calma de Aboutrika en la distribución del balón y el peligro de sus internadas inclinaron la balanza del encuentro. Y cuando firmó el gol de la victoria, parecía lo más lógico. Supo dirigirse cautelosamente hacia una buena posición en la frontal del área y recibió un balón bombeado, se deshizo de su marcador mediante un inteligente movimiento de cadera y envió el esférico al fondo de las mallas -video-. “Ese gol ha sido importante, no solo por ayudar al Al Ahly a ganar el partido”, explica a FIFA.com. “Hemos jugado como un solo hombre, y el éxito es de todos. No se trata de Aboutrika”, añade, casi disculpándose por lo conseguido.
“También quiero enviar mis mejores deseos al gran Hossam Ghaly”, dice, refiriéndose al lesionado capitán, que deberá permanecer hasta medio año alejado de los terrenos de juego tras romperse los ligamentos de la rodilla.
Dejando a un lado la humildad, ese tanto no solo ha contribuido a situar al Al Ahly en semifinales, donde aguarda el temible Corinthians brasileño. También supone la cuarta diana de Aboutrika en una Copa Mundial de Clubes de la FIFA, y lo coloca en lo más alto de la tabla de artilleros del torneo de todos los tiempos, junto a Lionel Messi. “Las distinciones individuales no son importantes”, afirma, haciendo gala de su condición de solidario jugador de club e icono de los suyos. “Lo que importa es que el equipo gane títulos, que consiga trofeos. Me alegra igualar el récord de Messi, pero yo triunfo cuando el equipo triunfa”.
Una sonrisa para los hinchas
Y cuando pasamos a hablar de los aficionados del Al Ahly, la voz de Aboutrika se vuelve aún más sosegada. Anotó el gol de la victoria justo delante de una pancarta colgada bajo una grada de bulliciosos seguidores, que decía “79, no olvidar nunca”: un crudo recordatorio de los 79 hinchas fallecidos en Port Said en febrero de 2012, tras un partido de la primera división egipcia entre Al Ahly y Al Masry. “Nuestra meta, y en realidad la meta más importante, es llevar la felicidad a la gente de Egipto, sobre todo a las familias de los hinchas que murieron en Port Said”, sentencia Aboutrika, cabizbajo. “Queremos darles una pizca de alegría, una sonrisa, lo que sea”.
Aboutrika decidió retirarse del fútbol profesional cuando aquella tragedia segó la vida de esos hinchas. Pero luego reconsideró su postura, y su perspectiva acerca del deporte rey, y su lugar en el orden de prioridades de la vida, ha evolucionado. “El resultado no siempre es el objetivo principal, ganar y perder”, reflexiona el jugador, que se acerca a las 100 internacionalidades con la selección egipcia.
Sin embargo, por mucho que Aboutrika trate de hacer honor a la imagen idealista que de él se han labrado los hinchas, sigue siendo un futbolista, y un futbolista quiere ganar partidos. Su siguiente compromiso es un examen ante uno de los favoritos del torneo, el Corinthians de São Paulo. “No se nos exige que ganemos al Corinthians, que es un grande del fútbol mundial, pero debemos entregarnos al máximo”, confiesa, cambiando de repente el semblante, que refleja determinación en lugar de sumisión y humildad.
“Es un gran equipo, pero nosotros haremos nuestros preparativos, y lo daremos todo para vencer”, concluye, antes de terminar la entrevista con un apretón de manos y dirigirse hacia un enjambre de periodistas egipcios, cargados de cámaras y cuadernos para tratar de extraer unas palabras a este protagonista a su pesar.
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