[Por Diego Martín Yamus] Este junio 2020 no hay mucho fútbol por el bendito coronavirus. Sí había hace 30 años, gracias al Mundial de Italia en 1990. Y a la selección de Camerún, que llegaba como una perfecta más y terminó siendo un ícono de ese torneo con su sensacional presencia, siendo el primer africano en arribar al grupo de los ocho mejores.
El país del centro del continente ya había dado la nota sonora en España 82, con Thomas N'Kono y Roger Milla al frente de un conjunto talentoso, que no pasó de fase sólo por un gol menos que el futuro campeón Italia, un gol que le anularon mal en su debut ante Perú. Pero no pudo continuar su tarea para México 86, cuando Zambia en gran forma lo goleó en la eliminatoria y lo dejó afuera. Los éxitos regresaron en 1988 cuando retuvo la Copa Africana, y se esperaba que en 1989 fuera gran candidato a clasificarse a su segundo Mundial.
La empresa parecía sencilla en el Grupo C, donde el ganador iba a las finales, con Nigeria, Gabón y Angola. Sería un mano a mano con los nigerianos, a quienes le habían ganado las dos CAN previas. Sin embargo, empezaron con un 1-1 de locales ante Angola. Un buen 3-1 en Gabón los reposicionó, pero Nigeria los venció 2-0 en Ibadan y fueron a por un triunfo en Angola que lograron 2-1 remontando desventaja inicial. El técnico, el soviético Valery Nepomniachi, llamó a N'Kono para los dos partidos decisivos, y a pesar de no contar con el artillero François Omam-Biyik, derrotaron a Gabón 2-1, y en su vuelta el delantero le marcó el 1-0 a Nigeria que los envió a las finales con Túnez. Un gran 2-0 en Yaoundé los puso con un pie y medio en la Copa, y el 19 de noviembre terminaron de concretarlo, cuando Biyik anotó otra vez el triunfo 1-0 que los depositó en Italia 90.
Tras su título en la Copa de la UDEAC (actual CEMAC), Camerún fue a defender su doble corona a la CAN de Argelia en marzo de 1990. Menuda sorpresa dio pero negativa: dos caídas ante Zambia y Senegal y un solo éxito sobre Kenia lo eliminaron en la primera fase. Y todos se confiaron de su mal paso, empezando por la Argentina de Bilardo y Maradona, su primer rival en el Grupo B del Mundial, junto con la potente URSS y la ascendente Rumania.
Casi todo estaba en contra de los Leones Indomables ese viernes 8 de junio en el estadio Giuseppe Meazza de Milán. Casi, porque los espectadores (excepto los argentinos) iban con los africanos. Y entre su fuerte aliento y un gran planteo táctico, con algo de juego fuerte también, el equipo se arregló muy bien ante el campeón del mundo y le creó peligro. Y a pesar de la expulsión de su mediocampista André Kana Biyik, hizo realidad lo irreal. Minutos después, a los 67, su hermano Omam cabeceó un tiro libre de Makanaky y la pelota se le escapó al arquero Nery Pumpido. Argentina buscó desesperadamente el empate, Camerún defendió bien y el otro símbolo del plantel, Roger Milla, generó un contraataque que casi es el segundo. Otra violenta falta de Masing lo dejó con nueve hombres, pero el golpe se consumó: 1-0 al campeón, en la inauguración, a la vista del mundo. No sería el único.
#OnThisDay in 1990, Cameroon faced Romania and I scored my first goals in FIFA World Cup. #30YearsAgo 🇨🇲 pic.twitter.com/X0Wy7JhCeG— Roger Milla (@roger_milla_9) June 14, 2020
Su siguiente partido era el 14 de junio con Rumania en el Stadio San Nicola de Bari. Era un aburrido empate a cero, y a pesar de un nuevo ingreso de Milla desde el banco, parecía que no habría más. Sin embargo el gran Roger tuvo la palabra: a los 76 cuerpeó a un defensor y definió en comba para abrir e marcador, y diez después aprovechó un pelotazo cruzado y un quedo defensivo para volver a rematar y anotar el segundo. Balint descontó y generó la protesta de N'Kono que pidió supuesto offside, pero el 2-1 quedó fijo y Camerún sumó 4 puntos (eran dos por victoria) pasando a octavos de final y dejando en ridículo a los grandes. El 19 no empañó nada un 0-4 con una URSS que buscaba e pase, y terminó, como Marruecos cuatro años antes, llevándose el grupo.
La próxima cita era también dura, el 23 ante la estética Colombia. En el San Paolo de Nápoles, otro 0 a 0 los llevó al alargue. Y allí, Roger Milla afirmó su leyenda para siempre. A los 106 minutos se internó en el área y de zurda batió a René Higuita. Y cuatro minutos después, aprovechó que el arquero demoró con la pelota, se la robó y se fue al segundo, festejando con un singular baile junto a la bandera del córner. El descuento de Bernardo Redín llegó tarde, y por primera vez, Camerún ponía a Africa en los cuartos de final mundialistas.
La camiseta verde con tiras y un león amarillo era ya una imagen icónica del torneo. Y quería más el 1 de julio en Nápoles, pero era Inglaterra quien marcaría si su destino se alargaba o se frenaba. Un cabezazo de David Platt tras mala salida de N'Kono puso a los ingleses adelante. Entonces una vez más Milla entró en el campo y en acción. A los 60 Kunde igualó de penal, y cinco más tarde, tras gran jugada de la leyenda, otro sustituto, Eugene Ekeke, tocó por arriba de Peter Shilton para el desnivel. El equipo aguantó bien hasta que a los 81, una entrada de Platt obligó a Massing a derribarlo en el área. Gary Lineker batió a N'Kono y el partido fue a tiempo extra. Y en el primer alargue, Lineker escapó y el arquero lo agarró de su botín, otro penal que el mismo delantero concretó. Un 3-2 que no se pudo cambiar, como tampoco la proeza de Camerún. Porque hace 30 años, contra todo y contra todos, los Leones fueron realmente indomables.
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