[Vía Fifa.com] De tal palo, tal astilla, dice un refrán. En la familia Kana-Biyik, esta máxima es particularmente cierta. Aquí los valores, los conceptos y, lo que es más importante, las dotes de futbolista se transmiten de padres a hijos. André Kana-Biyik, leyenda del fútbol camerunés en los años 90, ha visto sin sorpresa cómo su hijo, Jean-Armel, su vivo retrato, ha eclosionado al más alto nivel en el Rennes. Para plasmar el caso en detalle, FIFA.com ha convocado una reunión familiar.
"Está en los genes. El fútbol corre por nuestras venas. Mi padre fue futbolista, mi tío también jugaba", recuerda André, hermano de François Omam-Biyik, a cuyo lado alcanzó los cuartos de final de la Copa Mundial de la FIFA Italia 1990. "Yo siempre he visto a mis hijos maravillarse ante un balón. Creo que eso se lleva en la sangre".
La carrera de André, que disputó 16 partidos con la selección de Camerún, se desarrolló en Le Havre AC, luego de que el centrocampista internacional se diera a conocer en una Copa Mundial de la FIFA 1994 bastante decepcionante para su país. La trayectoria de su hijo Jean-Armel comenzó en la misma entidad. "A los seis años, él ya decía que quería ser futbolista profesional. Su rápido ascenso es la recompensa a su determinación, su talento y su abnegación en el trabajo, de los que ha dado muestras desde muy pequeño", cuenta el padre.
El ascenso de un jugador, el progreso de un club
Diez años más tarde, Jean-Armel hizo su debut profesional con Le Havre, después de haber madurado en la cantera del club decano del fútbol francés. De naturaleza rocosa y particularmente maduro, el camerunés se convirtió a sus 19 años en el inamovible pilar de la defensa normanda, así como en el de la zaga de la selección sub-21 de Francia. Y como no podía ser de otra manera, su talento no tardó en llamar la atención de las grandes escuderías francesas. En 2010, el joven Kana-Biyik eligió el Stade Rennais para continuar su progresión, y enseguida se impuso en su nueva casa como titular indiscutible.
"No me fue fácil ganarme el puesto. Yo sólo había jugado una temporada completa en segunda división. Pero trabajé mucho, y eso ha terminado por dar fruto", se felicita a posteriori Jean-Armel Kana-Biyik, con 28 partidos en su haber en el ejercicio 2010/11. Es evidente que este fornido zaguero de 1,84 metros de altura no ha sido ajeno al buen desempeño del Rennes, que acabó con la mejor defensa del campeonato (tan sólo 35 goles en contra) y vio recompensado su rendimiento con el sexto puesto de la Ligue 1, sinónimo de competición europea.
Nuestro interlocutor conforma la bisagra de centrales del Rennes junto al capitán senegalés Kader Mangane, y disfruta del favor del entrenador Frédéric Antonetti a expensas del camerunés Georges Mandjeck y del ghanés John Boye. "La competencia es fundamental para avanzar. Es lo que te impide dormirte en los laureles. Es importante darse cuenta de que hay otros haciendo cola para entrar y de que, al más mínimo fallo, puedes pagarlo caro", analiza el número 15 del conjunto bretón. "En el Rennes se vive bien, la rivalidad es sana. Todos disfrutamos de sus beneficios y, en consecuencia, nos empleamos a fondo sobre el terreno de juego".
Y funciona: cada vez más osados y eficaces, los Rojinegros se encuentran actualmente al acecho del trío de cabeza. "Nuestro objetivo es hacerlo mejor que el año pasado. En concreto, hemos dado dos grandes golpes al ganar en Marsella y en Lyon. Este tipo de victorias deben ayudarnos a darnos cuenta de nuestro potencial y de nuestras facultades. Yo estoy convencido de que nuestro equipo tiene las armas necesarias para subir muy alto", recalca Kana-Biyik.
Corazón de león
El joven cachorro tiene ganas y garra. Siguiendo su instinto, hace poco ha optado por la selección de los Leones Indomables en lugar de por la de Francia, en lo que respecta a su futuro internacional. "Es una decisión meditada, tomada con el corazón, y no por falta de alternativas. Son mis orígenes. Siento el deseo de seguir las huellas de mi padre y de mi tío", nos confía Jean-Armel. "Mi padre siempre ha sido mi modelo, mi ídolo. Él y François, su hermano, son los dos únicos futbolistas de los que yo he sido verdadero fan".
"Como es lógico, me siento muy orgulloso de su elección, que es personal, aunque soy consciente de que el afecto ha influido parcialmente en ella", analiza por su parte André. "No es que piense que sea lo más natural del mundo entrar en los Leones porque dos miembros de tu familia ya lo han hecho. Pero él tiene la fuerza mental y física para afrontar el desafío. Sólo le falta experiencia, que es necesaria para vestir con orgullo la camiseta de una selección tan prestigiosa como la de Camerún. En cualquier caso, Jean-Armel no tiene nada que demostrarme. Mi hijo ya me rinde el más grande homenaje jugando como juega. ¡Estoy muy orgulloso de él!", concluye André Kana-Biyik. Y no hace falta que lo jure.
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