[Especial para El Enganche] El fútbol etíope, como la historia del país, ha tenido altibajos, idas y vueltas, buenos y malos momentos. En los inicios de las competiciones de la CAN, Etiopía fue uno de los animadores, siendo campeón en 1962 y finalizando entre los cuatro primeros hasta la quinta edición del certamen en 1968. De aquel tiempo a esta parte, el fútbol etíope ha ido decayendo, estando en sólo cuatro CAN más, incluida la última este año, después de 31 años. Dictaduras como la del socialista Mengistu Haile Mariam (1977-1991), hambrunas, epidemias y guerras civiles impidieron el crecimiento continuo del fútbol etíope. En todo ese tiempo, Etiopía o bien no participó, no clasificó y hasta fue descalificado en el camino a los Mundiales. En 2008, rumbo a Sudáfrica 2010, fueron descalificados por FIFA al surgir irregularidades en el manejo de la Federación Etíope de Fútbol.
Desde 2011, con el regreso al banquillo de Bishaw -tuvo un proceso anterior entre 2004 y 2006- el fútbol etíope comenzó con una nueva etapa amparada en un proceso serio y en un equipo armado con las bases de los equipos más poderosos actualmente -Dedebit, Saint George y Ethiopian Coffee-. Así, se obtuvo la clasificación a la CAN 2013 y este gran momento en las Eliminatorias para Brasil 2014. Es la primera vez que Etiopía está tan cerca de obtener una de las plazas africanas para un Mundial. Claramente, tanto el fútbol como el atletismo en sus diversas ramas, son los deportes que acaparan la mayor atención en Etiopía. Fueron introducidos por italianos e ingleses en las décadas del 40 y 50, pero desde los años 60 se empezó a priorizar el atletismo debido al éxito que los atletas le daban al país, sobre todo en los Juegos Olímpicos. Por aquellos años, el seleccionado de fútbol animaba las Copas África de la mano de los hermanos italo-eritreos Italo y Luciano Vassalo pero poco a poco el atletismo fue ganando en adeptos por sobre el fútbol.Al ser el atletismo un deporte individual, desde la dirigencia deportiva se empezó a trabajar también de una forma más profesional en los deportes de equipo. Y con el crecimiento exponencial del fútbol a nivel mundial desde mediados de los 90 a esta parte ese trabajo recayó en el seleccionado nacional etíope, más teniendo en cuenta la pasión que genera el fútbol en todo el país. En enero de este año, por ejemplo, un joven se suicidó en Addis Abeba tras la caída por 4-0 ante Burkina Faso por la CAN 2013. Podría decirse que no hay competencia entre ambos deportes sino que se complementan. Claro que el fútbol toma cosas del atletismo para buscar ser reconocido mundialmente en ese aspecto. El trabajo en el fútbol base es clave para el crecimiento del fútbol en Etiopía. Hace más de tres años, luego de que la FIFA les levantara la sanción, el presidente de la Ethiopian Football Federation, Gebremariam Sahilu, marcaba que el objetivo era atraer a los jóvenes del país a la práctica del fútbol con mejores políticas de trabajo, desarrollo y entrenamiento.
El apoyo más importante está dado por un cambio radical desde la máxima dirigencia de la Ethiopian Football Federation, que dio muerte a las prácticas corruptas y de amiguismo en su seno para empezar a trabajar de manera seria y organizada. Al mismo tiempo, los diversos programas de FIFA han ayudado a un mayor desarrollo y al crecimiento. Los programas Goal, cursos de distintas temáticas y donación de gran cantidad de balones han sido los aportes de FIFA al fútbol etíope en los últimos años. El éxito, y la mayor presencia mediática del seleccionado, otorga también nuevas oportunidades que hace que lleguen ingresos a las arcas de la EFF. Claro ejemplo de ello es el acuerdo que se firmó a principio de 2013 con la cervecera Heineken para que sea auspiciante por dos años, aportando una importante suma de dinero.
Según la IFFHS, la Ethiopian Premier League fue la número 120 a nivel mundial en la primera década del siglo XXI. La liga ha crecido en el último tiempo y este año el Saint George -campeón vigente- estuvo a punto de dejar afuera al Zamalek egipcio de la Champions League. Otros de los animadores son el Ethiopian Coffee, el Dedebit y el Ethiopian Electric Power Corporation Football Club (EEPCO). En la liga predominan los jugadores locales y esos son los que conforman la base del equipo de Bishaw. Por un lado eso es una ventaja, ya que los jugadores se conocen de sus clubes y le permiten al entrenador trabajar más asiduamente con ellos y tener un contacto casi diario con la mayoría. Además, la liga cuenta con varios jugadores de países cercanos, como Uganda, Kenia, Sudáfrica y Camerún, entre otros. Y también en el último tiempo, la liga se ha visto beneficiado por el trabajo en ella de entrenadores europeos como el alemán Michael Kruger.
Sin lugar a dudas el jugador clave para Etiopía es el delantero Said Saladin. Con 18 años se hizo conocido por su capacidad goleadora en el Saint George y en 2011, pasó al Wadi Degla egipcio para transformarse en el traspaso más caro en la historia del fútbol de su país, en una suma cercana a los 200.000 euros. Tuvo su posibilidad en Europa, en el Lierse de Bélgica -hermanado con su club de Egipto-, y no defraudó. A nivel selección suele jugar como delantero central pero no tiene inconvenientes para moverse por las bandas. Tras un gran rendimiento personal en la CAN 2013, en las Eliminatorias rumbo a Brasil terminó como uno de los goleadores de su equipo con cuatro goles, incluido uno en el triunfo 2-1 ante la República Centroafricana que decretó el pase a la presente instancia. A pesar del momento que vive el fútbol etíope, son pocos los jugadores de Etiopía que deciden emigrar al exterior o tienen esa posibilidad. El mercado europeo prefiere ir a lo seguro en cuanto a jugadores africanos. Por eso, los ojeadores no recurren a ellos, pero sin dudas tienen condiciones para jugar en el fútbol europeo. Una muestra de ello es el delantero Said Saladin en su paso por el Lierse belga. Recién en estos últimos años se están dando más salidas hacia al extranjero, como es el caso de Sudáfrica, Qatar y ligas menores de Europa, como Israel o Finlandia.
Nacido en 1952, Bishaw es el entrenador que llevó a Etiopía a lograr una clasificación histórica. Tras 31 años, pudo devolver a su país a una Copa Africana de Naciones en enero de este año. En su segundo mandato como cabeza del seleccionado nacional, el equipo tuvo altibajos pero logró instalar una idea de juego efectiva y con gran llegada al área contraria sobre todo gracias a los trabajos de Saladin, Kebede y Girma. El sistema que prefiere es el 4-4-2, con volantes punzantes por las bandas. La unión de grupo y la motivación que brinda son claves en su idea de equipo. Y eso, más el apoyo incondicional que tendrán sus dirigidos en la mañana del domingo en Addis Abeba, serán las claves para determinar si el sueño de Etiopía puede seguir vivo y viajar el mes que viene a Nigeria por un lugar en su primer Mundial.
1 comentarios:
Etiopía seguramente una de las potencias africanas de los próximos años. Veremos a ver que hace en esta eliminatoria frente a Nigeria
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