[FIRMA INVITADA/ Rubens Guilherme Santos de Ponta de Lança] Chiquinho Conde tiene reservado su lugar entre los nobles del fútbol mozambiqueño. Y no es solo por su apellido, sino por todo lo que demostró dentro del campo de juego. El ex jugador, que actualmente desarrolla su carrera como técnico, forma parte de los capítulos más felices de la historia de la selección de Mozambique.
Además de brillar como una de las estrellas que vistió la tradicional camiseta roja de las “Mambas”, apodo de su selección, Chiquinho se destacó en el fútbol europeo. El destino quiso que él se fuera a Portugal, hogar de los ex colonizadores de su país, para demostrar que desde las “machambas” (granjas) mozambiqueñas también se planta y se cosecha buen fútbol.
Conde compartió las canchas con grandes futbolistas como Luís Figo, Ricardo Sá Pinto y Rashid Yekini. Al lado de estos y otros personajes del mundo del fútbol, marcó muchos goles, ganó algunos trofeos y protagonizó memorables y bellas historias.
El comienzo de su carrera futbolística
Chiquinho nació el 22 de noviembre de 1965 en la ciudad de Beira, capital de la provincia de Sofala. Desde la infancia respiró deporte. Todos sus hermanos eran deportistas, en cierto modo. Y tres de ellos, incluido nuestro protagonista en ese texto, se convirtieron en jugadores profesionales.
Antes de centrarse en el fútbol, compartió el protagonismo con el atletismo y el baloncesto. Pero estaba convencido de que se convertiría en futbolista influenciado por los reportajes radiales que escuchaba junto a su hermano mayor, Orlando, una de las principales inspiraciones de su carrera y vida.
Comenzó y se formó en el fútbol en la década de 1980, dentro de Ferroviário da Beira, uno de los clubes más importantes de Mozambique. Luego hizo un puente aéreo en un pasaje por Palmeiras, también en Beira, para aterrizar definitivamente en Maputo. Allí el delantero defendió al Clube Desportivo Maxaquene, equipo responsable de que su carrera despegarse. Fue en este mismo equipo que el mozambiqueño naturalizado portugués Eusébio, la “Pantera Negra”, también dio sus primeros tiros al balón, cuando todavía el club se llamaba Sporting de Lourenço Marques.
Siendo joven, fue en el equipo de la capital que Chiquinho soltó el grito de campeón por primera vez. Formó parte del plantel de Maxaquene al ganar la Copa de Mozambique de 1986, en su primer año en el club.
La trayectoria en Portugal y el estatus de ídolo en Setúbal
Siendo uno de los más destacados en la campaña por el título de Maxaquene, Chiquinho recibió varios elogios por el talento mostrado en los campos. Los clubes lusitanos deseaban tener a ese joven en sus planteles. El primer interesado fue el Benfica. Sin embargo, el entonces presidente de Mozambique y líder del movimiento de independencia del país, Samora Machel, prohibió a Conde jugar en tierras portuguesas. La legislación de la época no permitía que ningún jugador saliera al exterior sin autorización del Estado. Y debido a la descolonización, las posibilidades disminuyeron aún más. Pero el jugador no se quedó frustrado, por qué su preferencia siempre fue por el rival de los “Encarnados”: Sporting.
Solo después de la muerte de Samora, en 1986, y con la presidencia del país ya en manos de Joaquim Chissano, Chiquinho finalmente se trasladó al fútbol portugués. El destino fue Belenenses, adonde llegó en 1987. Dejó atrás sus estudios en el Instituto Industrial de Construcción Civil en Maputo en busca de realizar grandes hechos. Lo que logró.
Por los “Azules de Restelo”, en dos pasajes, Chiquinho fue campeón por primera vez en el fútbol portugués, con la conquista de la Copa de Portugal, en la temporada 1988/1989. Jugó cinco temporadas con el Belenenses, de 1987 a 1991 y luego en un corto período en 1995/1996. En total sumó por Belenenses 98 partidos y 29 goles marcados. Su talento despertó interés de otros clubes portugueses.
A mediados de 1991 se trasladó al norte del país. El traslado al Sporting Braga no hizo bien al mozambiqueño. Solo fueron marcados 3 goles en 16 partidos jugados. Chiquinho no supo adaptarse al entorno de la comarca y acabó por no mostrar todo su potencial con la camiseta de los “Bracarenses”.
Un año después, en 1992, el mozambiqueño fue contratado por el club en el que quedó marcado para siempre en su vida, Vitória de Setúbal. Por su brillo con la camiseta blanca y verde, el delantero es considerado un ídolo de los “Victorianos”. Chiquinho fue uno de los integrantes de una de las mejores parejas de la historia del Vitória de Setúbal. Junto al gran futbolista nigeriano Rashid Yekini, el mozambiqueño protagonizó partidos que se mantuvieron en la historia de los fanáticos sadinos. En la temporada 1993/1994, Chiquinho marcó 15 goles y su compañero nigeriano fue el máximo goleador de la Liga Portuguesa, con 20 goles. Repitieron la pareja más adelante, en la temporada 1996/1997, pero sin mucho éxito. En el conjunto de Setúbal, sumando los tres pases, participó de 145 partidos y marcó 60 goles.
Después de destacarse con la camiseta de los “Victorianos”, todavía en el primer pase, Chiquinho ganó la gran oportunidad de su carrera, cuando fue fichado por Sporting, uno de los tres clubes más importantes del fútbol portugués. Además de la importancia del club a nivel nacional e internacional, Chiquinho era un aficionado del club, por el que tenía sentimientos desde su infancia. Jugar en Alvalade fue como realizar un sueño.
Pero su trayectoria en el Sporting no fue la mejor. Pasó la mayor parte de su tiempo en el banco de suplentes. Como fue convocado con frecuencia para jugar para su selección nacional, el delantero también terminó perdiendo numerosos partidos en los Leones de Lisboa. Allí, sólo marcó tres goles, en dos temporadas y se fue con cierta frustración por parte de la afición “Sportinguista”.
Aun así, en el Sporting ganó su segunda Copa de Portugal, en la temporada 1994/1995 y su último título en el fútbol portugués, la Supercopa de Portugal de 1995/1996.
Al final de su carrera, ya en el cierre de los 90 y principios de los 2000, Chiquinho jugó para los estadounidenses Tamba Bay y New England Revolution, para el francés Créteil y para los portugueses Alverca, Portimonense, Montijo e Imortal. Fue en este último club donde puso fin a su victoriosa carrera como jugador, en 2004, en el país en el que prácticamente el delantero se consagró como un jugador de alto nivel.
La historia iniciada por Chiquinho en las décadas de 1980 y 1990 en Europa proporcionó una nueva visión acerca del potencial y talento del fútbol mozambiqueño. Si hoy avistamos futbolistas de Mambas jugando en las mejores ligas del planeta, es por qué un cierto Conde, más precisamente un Chiquinho, abrió las puertas y dejó una buena impresión sobre la calidad del fútbol de Mozambique.
Historia con la camiseta Mambas
La habilidad y el espíritu de liderazgo proporcionaron a Chiquinho la oportunidad de jugar en la selección juvenil de Mozambique temprano, a los 17 años. A los 19 años y junto a sus hermanos mayores, formó parte de la escuadra de la selección de Mambas, cuando compitieron en su primera edición de la Copa Africana de Naciones (CAN) en 1986. También compitió y representó su país en las ediciones de 1996 y 1998.
Es considerado el mejor jugador de todos los tiempos en la selección de Mozambique. Con 98 partidos disputados entre 1995 y 2002, Chiquinho fue quien más defendió los colores mozambiquenõs. Además de la habilidad y del récord de apariciones por el equipo, su nombre siempre será recordado por su importante contribución en el ejercicio del papel de líder y capitán de Mambas.
Un nuevo puesto: entrenador
Después de colgar las botas, regresó a Mozambique para actuar como entrenador. Con formación en la UEFA, prácticas en Manchester United y Real Madrid y la guía del también mozambiqueño Carlos Queiroz, regresó a su tierra natal para dirigir varios clubes tradicionales, como Maxaquene, Desportivo de Maputo, Ferroviário de Maputo, Vilankulos FC y União do Songo.
Su proyección como entrenador llegó en el Ferroviário de Maputo, donde ganó el Campeonato Nacional y la Copa de Mozambique en 2009. Los triunfos en el club de la capital destacaron al entonces joven técnico.
Recibió la oportunidad de comandar su país en 2010, pero él entrenó a Mambas durante solo cinco meses. En 2018, luego de acumular buenas entradas y títulos en el fútbol mozambiqueño, fue fichado por Vitória de Setúbal para comandar el equipo sub-23. De nuevo en los “Sadinos”, pero esta vez como director técnico, Chiquinho acumuló dos años de trabajo, hasta mediados de 2020, cuando su vínculo con el equipo de Sado llegó al fin.
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