sábado, 14 de julio de 2018

Las raíces africanas de Bélgica

[Especial para El Enganche] Este sábado Bélgica culminará su participación número 13 en la historia de los Mundiales y por segunda vez llegará a disputar los siete partidos de un Campeonato del Mundo. En México 1986 cayó en semifinales ante Argentina y luego con Francia -el mismo que lo privó de la final en Rusia 2018- el partido por el tercer puesto. Pero, a diferencia de aquel plantel en tierras aztecas con todos jugadores nacidos en el país, el actual equipo de Roberto Martínez cuenta con algunas particularidades. Muchas de ellas relacionadas con África.
La colonización de la República Democrática del Congo por parte de Bélgica es considerada la más brutal en la historia de África.Para obtener caucho, cobre, oro y estaño, las fuerzas coloniales explotaron a la población de manera despiadada. Entre otros castigos, la Force Publique aplicó asesinatos en masa en los poblados que no alcanzaban las cuotas de producción. A su vez, millones de congoleses murieron de enfermedades y hambre causadas por las condiciones de trabajo infrahumanas. Se estima que durante el período en que el país era propiedad privada del rey Leopoldo II, la población se redujo de 30 millones de personas en 1885 a 8,5 millones en 1911“, contó el periodista Nicolás Nagle en 2010 con motivo de la visita del rey belga Alberto II a Kinshasa para conmemorar los 50 años de independencia de la República Democrática del Congo.

La antigua colonia se independizó de Bélgica el 30 de junio de 1960. La invitación del rey belga a los festejos fue considerado como un gesto de buena voluntad para mejorar las relaciones entre ambos países, también tensas por la complicidad de Bélgica en la muerte y desaparición del ex primer ministro Patrice Lumumba. Tal como cuenta Fernando Duclos en Congo finalista del Mundial, la inmigración congolesa hacia Europa -sobre todo a Francia y Bélgica- empezó a incrementarse desde la década del ’70 por razones históricas e incluso logísticas (la cada vez mayor facilidad en los traslados). La Guerra del Congo, que se dio entre 1996 y 2003, aumentó los flujos inmigratorios de forma exponencial. Muchísimas familias de Kinshasa, Lubumbashi, Goma o Kisangani migraron hacia Europa y se instalaron en las banlieues de París, Marsella, en Bruselas, Amberes o Lyon. 

Y a nivel futbolístico eso empezó a reflejarse en la presencia mundialista de sangre congoleña en los planteles de Bélgica. En Francia 1998 y 2002, últimas dos participaciones antes de Brasil 2014 y Rusia 2018, el seleccionado belga contó con los hermanos Mpenza. Mbo nació en Kinshasa en 1976 y desde 1991 a 1996 jugó en las juveniles belgas mientras que su hermano Emile nació dos años después ya en Bélgica y llegó a convertir 19 tantos en el seleccionado mayor.
El seleccionado dirigido por Martínez llegó como candidato a Rusia y a medida que lo fue confirmando las palabras África y Bélgica comenzaron a ir de la mano. “Una Bélgica muy africana en el Mundial de Rusia”, “La fuerza africana de Francia y Bélgica para la semifinal”, “África potencia a Europa en el Mundial de la diversidad” titularon algunos medios en los últimos días.

La sangre congoleña está muy presente en este equipo de Bélgica. Pierre, el padre de Vincent Kompany, emigró desde RD Congo rumbo a territorio belga donde en 1986 nació el actual jugador del Manchester City. Roger Lukaku jugó la Copa Africana de Naciones (CAN) en 1994 y 1996 para Zaire -nombre del país entre 1971 y 1997- pero fue en Bélgica donde desarrolló casi toda su carrera y donde nació Romelu, cuyo nombre es una conjunción de las primeras sílabas del nombre completo de su padre: Roger Menama Lukaku.

Dedryck Boyata y Youri Tielemans (madre congoleña) y Michy Batshuayi (en 2015 fue convocado por Florent Ibenge para el seleccionado congoleño pero prefirió Bélgica al país de sus padres) son los otros relacionados con el país que hoy preside Joseph Kabila.

“¿Quién dijo que Marruecos está eliminado?”, se preguntó Batshuayi en una de sus redes sociales tras el triunfo de Bélgica 3-2 sobre Japón. Y es que por los octavos de final, el seleccionado belga dio vuelta el marcador con dos tantos de hijos marroquíes: Fellaini y Chadli. Marouane Fellaini nació en Bruselas pero es hijo de marroquíes y su padre llegó a jugar como arquero en el Raja Casablanca antes de emigrar rumbo a Europa. En su momento fue invitado a formar parte de las juveniles de los Leones del Atlas pero el actual jugador del Manchester United se habría negado según comentó Jamal Fathi en una entrevista reciente.

Nacer Chadli, por su parte, tiene la doble nacionalidad y llegó a jugar un partido para el seleccionado marroquí -amistoso ante Irlanda del Norte en 2010- pero luego se decantó por Bélgica, con el que ya jugó el Mundial pasado y está jugando el actual. Aquel día compartió equipo con Benatia, Belhanda y El Ahmadi.
Y por último, el mediocampista Moussa Dembelé es hijo de Yaya Dembelé, nacido en Malí. Aunque habría que mencionar también a Kevin de Bruyne, que pudo jugar en la selección de Burundi, el país de su madre Anna y también antigua colonia belga. Allí vivió parte de su infancia el mediocampista. También pasó algunas vacaciones en Costa de Marfil, donde se encontraban las sucursales de la compañía petrolera de su abuelo.

Y aunque no juega, hay una última relación entre África y el equipo belga. Se trata del marroquí Mousa El Habchi, analista de video e integrante del cuerpo técnico de Martínez. Con experiencias previas en Aston Villa y Zamalek y con acuerdo reciente con el Anderlecht es uno de los hombres fuertes en la diagramación de los partidos de los Diablos Rojos.

Por todo esto, y por todos ellos, seguramente Bélgica tendrá muchos africanos que los apoyarán desde el continente que vio nacer a los antecesores de los Lukaku, Chadli, Batshuayi and Kompany.

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