[Por Diego Martín Yamus] Decir Sudáfrica en fútbol es hablar de política, aunque sea antipático. En 1992, el rico país del África austral transponía una nueva barrera del régimen racista conocido como apartheid, al ser readmitido por la FIFA para competir internacionalmente. Después de tres décadas de inactividad, los Bafana-Bafana, los muchachos en idioma local, volvían a jugar. Un grupo de ellos fue abanderado de ese histórico momento. Y de los que vinieron después, la Copa Africana, el Mundial, el respeto, la leyenda. De ese grupo, Philemon Raoul Masinga, Chippa para los más queridos, fue uno de sus símbolos.
El delantero era un goleador ya desde sus tiempos de juvenil. Nacido el 28 de junio de 1969 en Clerksdorp, comenzó en el Kaizer Chiefs, uno de los típicos de la primera división sudafricana, por entonces aislada del mundo. Su debut profesional fue en 1990 cuando pasó al Jomo Cosmos, el club fundado por Jomo Sono, quien luego sería su entrenador en la selección. Rápidamente pasó al más grande aún Mamelodi Sundowns, en 1991, y allí conquistó el único título de clubes de su carrera, al ganar la liga en 1993. Pero su apellido formó parte del combinado nacional: enseguida el técnico Stanley Tshabalala se fijó en sus dotes y lo convocó para tres amistosos contra Camerún, en julio de 1992. Era un triunfo: Sudáfrica volvía a competir luego de la locura y el dolor del régimen, abolido dos años antes.
Aquel glorioso 7 de julio en el King's Park Rugby Stadium de Durban, se produjo el renacer sudafricano. Unas 40.000 personas lo vieron y vibraron con la victoria por 1 a 0, con gol de Teophilus "Doctor" Khumalo a los 82 minutos, de penal. Masinga estaba en el once junto a Mark Anderson, David Nyahti, Lucas Radebe, Steve Komphela, Sam Kambule, Zane Moosa, Donald Khuse, Neil Tovey, Khumalo y Fani Madida. Jugó también el 9 en Ciudad del Cabo, derrota 1-2, y el 11 en el First National Bank Stadium de Johannesburgo, que luego quedaría en la historia, donde marcó su primer gol en el 2-2 final, en el que también actuó y anotó su primo Bennett. Un mes después, el 30 de agosto, también entró en la historia pero por una expulsión, la primera de la selección, contra Zambia en un partido eliminatorio de la Copa Africana de Túnez 94. Tanto la CAN como la previa del Mundial de Estados Unidos eran las dos primeras grandes competencias para el equipo, y Phil tomó parte. En las clasificatorias de USA 94 fue titular, haciendo el gol del 1-0 a Congo de local el 24 de octubre. Sudáfrica sería marginado, pero le sacaría un empate a la enorme Nigeria y otro triunfo a los congoleños de visita. El delantero siguió anotando en el camino a la CAN 94 y a la del 96, que por entonces iba a ser en Kenia, hasta que luego del 1-1 con Zambia del 13 de Noviembre de 1994, y ante la baja keniana, la CAF decidió dársela a Sudáfrica.
Mientras era ya un referente en el ataque sudafricano, pasó a su primer club en el exterior: el Leeds United de la recién creada Premier League inglesa, donde compartió el plantel con Radebe y jugaría hasta 1996 pero sólo haría cinco goles, aunque tres al Walsall en la legendaria FA Cup. El desafío en su vida era ahora la Copa de Naciones, su primera y del país, y en el país. Ese 13 de enero de 1996, fue el histórico debut en una competencia de peso y los locales, con el nuevo presidente Nelson Mandela en la tribuna del First National Bank, respondieron ampliamente con un 3-0 sobre el gran Camerún, el mismo de aquel 92. Y Masinga estuvo allí para marcar el primer tanto a los 14 minutos. Pieza vital del once de Clive Barker, participó en todos los partidos salvo la semifinal con Ghana, y en la inolvidable final ante Túnez, el 3 de febrero en el First, fue reemplazado por Mark Williams a los 65 minutos. Un instante después, Williams marcó los goles del 2-0 y la apoteosis de un pueblo que resurgía de sus ruinas.
Su carrera en los clubes, sin embargo, no era tan llena de esa gloria. Del Leeds se marchó al Saint Gallen de Suiza, donde sólo jugó diez veces sin marcar, y de allí recaló en el Salernitana italiano y en 1997, en el ascendido Bari. Entonces siguió haciendo su gran historia en la selección, que tomó parte en su segunda eliminatoria mundialista para Francia 98, ya con el envión de sus logros. Y otra vez Masinga fue clave con cuatro tantos valiosos, uno para vencer a Zaire cerca del final, otro para hacerlo de visita, otro a Zambbia y el más importante, el del 16 de agosto de 1997, cuando en el First National Bank le convirtió a Congo el 1-0 que puso a Sudáfrica en su primer Mundial. De paso, con su gol a los zaireños en Lomé (Togo) igualaba a Donald Wilson como máximo artillero histórico. Estuvo en la Copa Confederaciones, que el país se ganó por su título africano, y en la Copa de Burkina Faso en enero y febrero de 1998, donde arribó a la final, aunque sólo disputó tres partidos. Y ya en Francia 98, fue titular en el gran debut ante los locales (0-3) pero no con Dinamarca (1-1), cuando apenas ingresó por otro surgiente goleador, Benny McCarthy, a los 78 minutos. Y no participó en el 2-2 con Arabia Saudita que selló la primera aventura Bafana-Bafana. Sería su único pero imborrable Mundial.
Esa segunda mitad de los 90 fue su cumbre con la camiseta amarilla. No fue a la CAN de Ghana-Nigeria 2000, donde Sudáfrica fue tercero, y tampoco al Mundial de Corea del Sur-Japón 2002. En 2001 concluyó sus cuatro temporadas en el Bari y tuvo una chance de regresar a Inglaterra en el Coventry City, pero no contó con el permiso de trabajo y recaló en el modesto Al Wahda de Emiratos Arabes Unidos, en el que terminó la liga en cuarto lugar. Conquistó el último de sus 19 goles con la selección el 25 de febrero de 2001, y como siempre, decisivo para batir a Malawi 2-1 en Blantyre y encaminar a los Bafana-Bafana a la Copa del Mundo. Y jugó su último encuentro con ellos el 15 de agosto, ingresando a los 79 minutos por McCarthy en la derrota 0-3 ante Suecia. Pero su acto final lo dio en el Wahda, para quien hizo, el 14 de enero de 2002, un genial doblete para dar vuelta el marcador de visitante al Masfoot 2-1 por la liga.
Luego de su retiro ese 2002, Masinga tuvo una corta experiencia como técnico en el PG Stars, un desaparecido club de la tercera división sudafricana, y fue miembro de la Federación (SAFA) en diversos roles. Siempre estuvo activo, como jugador o asesor. Siempre, hasta el 13 de enero de 2019, cuando se fue de este mundo por una grave enfermedad. Una pérdida muy sentida por Danny Jordaan, el emblemático presidente de la SAFA. "Phil era un leal servidor del juego, dentro y fuera de la cancha. Es un gigante del fútbol sudafricano", lo defninió con emoción apenas conocida la noticia. Es que, como el nigeriano Rashidi Yekini, el senegalés Jules Bocandé, el árbitro marroquí Said Belqola, que dirigió la final del Mundial 98, Phil Masinga, Chippa, sigue siendo una gloria viva del fútbol.
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