jueves, 4 de junio de 2020

Glorias de África: Hervé Renard

[Por Diego Martín Yamus] Como recordarán, las Glorias de África no son exclusivamente africanas, pueden ser extranjeros que hicieron grande al continente. Hemos escrito de entrenadores que han sembrado y cosechado buenos frutos en su árido suelo. Uno de ellos es el francés Hervé Renard (30 de septiembre de 1968, Aix les Bains), un perfecto desconocido hasta en su país. Hasta que la victoria le cambió el destino.
Renard fue futbolista en el puesto de defensor entre 1983 y 1998. Debutó en el Cannes, entonces en la Ligue 2, y ascendió en 1988 aunque sólo jugó un partido en la Ligue 1 en 1989. En 1991 pasó al Stade de Vallauris, un modestísimo del interior, donde marcó sus dos primeros goles, y en 1997 a otro del interior, SC Draguignan, en el que convirtió otro gol y se retiró en 1998. Fue allí mismo donde empezó una incipiente carrera de técnico durante dos años, haciéndolo progresar hasta el Campeonato Amateur de la Liga. Al mismo tiempo trabajaba como personal de limpieza, esto de mañana y el fútbol en la noche, llegando a crear su propia compañía de limpieza.

En 2002 conoció al gran Claude Le Roy, entrenador icónico no sólo en Francia sino en África, y fue su asistente entre ese año y 2003 en el Shanghai Cosco chino y más tarde en el Cambridge United de la cuarta división inglesa, al que luego dirigió. De allí cruzó continentes para ir a Vietnam, al Song Da Nam Dinh, al que llevó hasta el subcampeonato a dos puntos del campeón. Retornó a Francia y tomó a otro pequeño, el AS Cherbourg, hasta 2007.

Nuevamente bajo la tutela de Le Roy, comenzó ese 2007 su vida más importante: en África. Fue ayudante en Ghana y en 2008 fue contratado por Zambia, a la que condujo al tercer lugar en el primer Campeonato Africano de Naciones (CHAN) en 2009 en Costa de Marfil, y en 2010 a los cuartos de final de la Copa Africana (CAN) por primera vez en 14 años. Tras la CAN de Angola, volvió allí en abril para tomar a la selección roja y negra, pero al no recibir su paga renunció en octubre. Así pasó al USM argelino en 2011, pero una cláusula en su contrato le permitía firmar con otro equipo. Entonces Kalusha Bwalya, gloria de Zambia y hoy presidente de su Federación, lo fue a buscar para su retorno ese mayo de 2011. En buena tarea, Renard logró clasificar a los del cobre por un punto sobre Libia para la CAN de 2012 en Gabón y Guinea Ecuatorial.
Zambia ya había jugado dos finales y perdido. De la mano de Renard y con los pies de Chris Katongo y Mayuka fue progresando, ganando el Grupo A, dejando afuera a Sudán y Ghana y arribando a su tercera decisión ante Costa de Marfil, el 12 de febrero en Libreville, capital de Gabón, un lugar tristemente familiar donde aquel plantel que quería Mundial se perdió en el accidente aéreo de 1993. Los actuales protagonistas fueron antes del encuentro con su técnico a visitar el lugar de la tragedia. Y se inspiraron en sus espíritus para seguir sus pasos. Y tras un tenso partido igualado a cero, en los tiros desde el punto penal lo lograron y les dieron su merecido homenaje. De paso, el desconocido Renard consagraba su nombre.

El francés estuvo unos meses más hasta la siguiente CAN, donde en 2013 en Sudáfrica, después de quedar afuera en la primera fase se marchó, criticando a la Confederación Africana (CAF) por no permitir a Zambia disputar como campeón continental la Copa Confederaciones. Enseguida volvió a Francia y casi salva al Sochaux del descenso a la Ligue 2, pero cayó 0-3 con el Évian en la última jornada y bajó. Entonces Costa de Marfil lo buscó tras su fracaso en el Mundial de Brasil para reemplazar a su compatriota Sabri Lamouchi, y Hervé lideró a los Elefantes en la Copa Africana que se haría sólo en Guinea Ecuatorial.

Los marfileños, ya sin Didier Drogba y con un recambio importante, buscaban su segunda CAN tras la de 1992 contra Ghana. Con mucho esfuerzo pasaron la primera fase eliminando nada menos que a Camerún, para luego hacerlo con Argelia en alargue y la República Democrática del Congo en semifinales y llegar a una nueva final, justamente contra los ghaneses. Y ese 8 de febrero en el Estadio de Bata, volvieron a hacerlo como en el 92: 0-0 y larga definición por penales. Como fue la suya de 2012, Renard se consagró de vuelta y esta vez con otra selección, siendo algo inédito para la historia africana.
Pero el nuevo sacacampeones no detuvo su travesía por África. Luego de un fracaso con el Lille de su país, en 2016 fichó con Marruecos, y pese a ser marginado en cuartos de final de la CAN 2017, continuó en la búsqueda de un Mundial para los Leones del Atlas. Tras dos empates sin goles, uno de local ante Costa de Marfil, dos sensacionales goleadas a Malí y Gabón le abrieron la chance y el 11 de Noviembre, un enorme triunfo sobre los marfileños de visitante 2-0 los llevó a su primera Copa del Mundo en 20 años. Renard los guió en Rusia, pero esta vez no tuvo el mismo destino en el fortísimo Grupo B, donde cayó con Irán y Portugal por la mínima y tuvo en jaque a España ganándole hasta los descuentos, cuando Yago Aspas empató 2-2 en offside. Igualmente, el entrenador fue confirmado para la siguiente Copa Africana en Egipto 2019. Sin embargo, una inesperada derrota con el modesto Benín en octavos de final por penales los eliminó. Renard se adjudicó la responsabilidad y se fue, dejando alto su prestigio que además le valió ser nombrado entrenador del año por la CAF en 2012, 2015 y 2018.

Rápidamente el ya clásico francés tuvo una nueva chance pero en un nuevo continente: Asia. En julio de 2019 Arabia Saudita lo contrató para su selección, y aunque el comienzo fue en falso con una pobre actuación en el Campeonato del Oeste de Asia, sí se encaminó en las actuales eliminatorias para Qatar 2022, cuando venció a Uzbekistán 3 a 2 de visitante y es su escolta en el Grupo D, esperando entrar como ganador o mejor segundo a los dos grupuos de seis que clasificarán a dos países al Mundial. Cuando este tiempo de coronavirus deje reanudar la actividad, Hervé Renard buscará otra vez un pedacito de gloria. Por si ya no tiene suficiente en África con dos títulos grandes con dos países diferentes.

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