jueves, 11 de junio de 2020

Un país, una historia: Kenia

[FIRMA INVITADA- Nahuel Lanzón / @nahuelzn] El fútbol es terreno fértil de representaciones simbólicas. En un partido de fútbol lo que se juega suele exceder el mero resultado deportivo, en especial cuando el público siente que algo de su identidad está en juego en el verde césped. Quizás los dos puntos cúlmines son las selecciones nacionales, dónde una nación se siente representada en sus once futbolistas “luchando” contra un país rival, y los clásicos. En un clásico, la rivalidad entre ambos equipos se suele apalancar en conflictos y tensiones sociales pre-existentes, que encuentran en esa dualidad una representación simbólica clara, con el agregado de los constantes encuentros y la satisfacción de derrotar a tu rival. Las tensiones en las que estos clásicos se enraízan pueden ser diversas, desde cuestiones de clases sociales o identificaciones políticas, hasta cuestiones territoriales, o como veremos en este caso particular, étnicas.
El fútbol llega a Kenia de la mano de los colonos británicos a finales del siglo XX. El territorio, que en ese momento era un protectorado inglés, estaba constituído por diversas “tribus” o grupos étnicos que la habitaban desde tiempos ancestrales. El grupo étnico más importante es el de los Kikuyu, que no solo son mayoría al día de hoy en Kenia (siendo casi diez millones en una nación de cincuenta millones de habitantes), sino que ha dominado la política local en especial desde que la Nación logró su independencia en 1964. Sin embargo, esta historia nos va a llevar a hablar de otros dos grupos étnicos importantes en la región: los Luo y los Luhya.

Con el dominio británico, también cambiaron los medios de producción. Muchas poblaciones se vieron forzadas a emigrar a Nairobi, la capital, en busca de trabajos y sustento que empezaron a hacer falta en sus regiones originales. Tal fue el caso de muchos Luos y Luhyas, que tuvieron que abandonar sus distritos de dónde vivían originalmente (North Nyanza y Elgon Nyanza respectivamente). Así, en tierras extrañas, cada grupo étnico trataba de mantenerse unido como modo de supervivencia. Y es aquí donde comienza a rodar la pelota.

Rápidamente el fútbol se vuelve una pasión entre los trabajadores keniatas, que le ofrecía un pasatiempo en contraposición a sus largas horas de trabajo. Y era especialmente una pasión para los Luo y los Luhya que trabajaban en las plantaciones de café en los alrededores de Nairobi. Así se fueron formando primero algunos equipos informales, que luego fueron dando lugar a clubes con un mayor grado de organización. Tal es el caso del Luo Union en un caso, o Maragoli United, Marama o Samia Union en el caso de los Luhya. De esta manera, lo que antes era un pasatiempo comenzó a ser también un punto de encuentro para los distintos grupos étnicos, que les permitía nuclearse alrededor de una pelota. Ante este rápido crecimiento del fútbol, los gobernadores británicos no solo permitieron sino que fomentaban su participación: veían en este nuevo fenómeno una manera mas de mantener a los distintos grupos étnicos rivalizando entre ellos, en vez de unirse para tratar de lograr el objetivo común de la independencia.

Si bien el fútbol tenía su historia detrás, recién en 1963 se formó la primera liga keniata oficial. Contaba con la participación de diez equipos. Todos principalmente de origen Luhya, a excepción del Luo Union, que iba a dominar esta competición en estos primeros momentos. Por tal motivo, en 1964 la mayoría de los equipos Luhya deciden dejar atrás sus diferencias y formar el Abaluhya United como una unión superadora de los mismos (Abaluhya es un homónimo de Luhya). Luego este nombre iba a cambiar por el conocido hoy en día: AFC Leopards. El nombre no es casual. El leopardo es un animal muy importante en la cultura Luhya, pues simboliza la ferocidad y la valentía. Rápidamente este equipo domina la nueva liga y obtiene el bicampeonato en 1966 y 1967. La estrategia había funcionado.

Del otro lado de la vereda, la historia es un poco mas confusa. Este equipo había sido fundado en la década del ’50 por el político y activista por la independencia Jaramogi Oginga Odinga, quien luego fue vicepresidente del país entre los años 1964 y 1966 cuando la nación se liberó del yugo británico. Ese mismo año el Luo Union se divide y varios jugadores forman el Luo Sports Club, que termina ocupando el lugar que le correspondía al Union en la liga. Esto facilitó que el Abaluhya United obtenga sus dos primeros títulos. A fines de 1967 se comienza a discutir la unificación de ambos clubes, incluyendo una intervención del ministro de economía de aquel entonces, Tom Mboya. Finalmente el 17 de Febrero de 1968 se llega a un acuerdo y ambos clubes se unifican dando lugar al Gor Mahia. Otra vez, el nombre ya nos habla de la identidad étnica del equipo: En la mitología Luo, un médico chamán muy importante es Gor, nieto de Ogalo, mas conocido como Gor Mahia. También el apodo del equipo, k’Ogalo, es otra forma de referirse a este mítico personaje.
De esta manera nacieron los dos equipos mas importantes del fútbol keniata aún hasta el día hoy, y la rivalidad entre ellos encumbrada en lo que se conoce como el Mashemeji Derby. El Gor Mahia es el equipo mas exitoso del país, teniendo 18 títulos de liga local, diversas copas y un título internacional, la Copa Africana de Ganadores de Copa (luego rebautizada como CAF Confederation Cup) en 1987. También son los claros dominadores en la actualidad, habiendo ganado seis de las últimas siete competiciones locales disputadas. El AFC Leopards logró doce títulos, aunque hace mas de dos décadas que no puede ganar una liga oficial, siendo la última la que obtuvo en 1998. El Gor Mahia también domina el historial entre ambos, con 30 partidos ganados ante los 23 del Leopards, y lleva un invicto de cuatro años.

Esta rivalidad deportiva, donde ambos equipos hegemonizaban el fútbol local, no hizo mas que exaltar las diferencias tribales existentes. Los partidos disputados en el mítico Nyayo Stadium atraen decenas de miles de espectadores, y tienen delimitadas las secciones para cada grupo étnico, aún aunque no haya un clásico disputándose. Los episodios de violencia suelen ser comunes, así como los largos festejos por las calles de Nairobi cuando uno de los dos equipos obtiene el clásico. Y durante mucho tiempo, ningún jugador de origen Luo o Luhya jugaba en el equipo rival. Con la mayor profesionalización del fútbol y con mejores oportunidades de pago, esta “regla tácita” comenzó a romprese, pero no sin amoldarse a esta rivalidad. Si un jugador Luhya, por ejemplo, comienza a jugar para el Gor Mahia, la hinchada lo rebautiza con un nombre propio de su tribu.

Si bien el clásico y el fútbol keniata en general tuvo un declive importante durante la década del ’90, en los últimos años se ha vivido un renacimiento importante de esta rivalidad. Las redes sociales, un mayor interés en el fútbol local, y un mayor foco de disputa entre ambas tribus y el grupo étnico dominante, le han dado un nuevo lugar a este derby que es uno de los más importantes y más apasionantes del fútbol africano.

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