[Vía Fifa.com] En los albores del año 2013, todos los indicadores estaban en verde para el extremo del Saint-Etienne. A base de regates, de goles y de asistencias, el marfileño se había vuelto intocable tanto en su club como en su selección. Nada parecía poder entorpecer la marcha hacia delante del Elefante, hasta que se produjo una lesión entrenándose, en marzo de 2013. Diagnóstico: rotura de los ligamentos cruzados de la rodilla; seis meses de baja.
“Ha sido toda una prueba de fuego”, admitió nuestro protagonista a FIFA.com. “Con una lesión así, se tarda tiempo a la fuerza en recuperar tu mejor nivel”. Un año, exactamente. Tras verse relegado a jugar trozos de partidos desde su regreso a la competición en septiembre de 2013, Gradel volvió recientemente a ver la luz al final del túnel. Tras haber dado la victoria a su equipo en el derbi ante el Olympique de Lyon (1-2), una semana más tarde empató en el último minuto del encuentro ante el Niza (1-1), antes de rubricar un partido completo ante el Reims el pasado domingo (2-2). Un regreso ganado a pulso…
“El trabajo acaba dando sus frutos. Siempre mantuve la confianza en mí mismo; sabía que tenía las cualidades para regresar. En ningún momento bajé los brazos”, analizó Gradel. “Algunos pensaban que estaba acabado, que no iba a conseguir reponerme de esa lesión. Eso es no conocerme bien. Siempre he sabido de lo que era capaz. He seguido siendo el mismo jugador; simplemente me faltaba tiempo para demostrarlo”.
Con sólo 371 minutos repartidos en nueve encuentros durante la primera parte del campeonato liguero, el futuro de Gradel en el Saint-Etienne se había oscurecido. Tras haberse dado por hecha su marcha este invierno al fútbol inglés (que conoce bien por haberse formado en el Leicester y haber jugado en el Leeds), Mad Max se quedó finalmente con los Verdes, que actualmente ocupan el 4º lugar en la Ligue 1. “No me arrepiento absolutamente de nada. Quedan seis partidos de liga, estamos haciendo una buena temporada, y solamente me concentro en eso”.
Muñequeras de amor
En eso… y en su selección. Y es que, desde que dio sus primeros pasos en Abiyán (donde nació en 1987), Gradel sólo tiene en boca a los Elefantes: “Lo representan todo para mí. Son mis amigos, mi familia, mi motor, mi razón de ser. Es por ellos por lo que existo”, confesó Gradel, quien, en cada partido, luce orgulloso muñequeras con los colores naranja, blanco y verde; y de ahí extrae las fuerzas: “Es un homenaje, una forma de decir que estoy orgulloso de mis colores, de mi país”.
Sus prestaciones con Costa De Marfil hablan por sí solas. Gradel, empleado la mayoría de las veces como comodín de lujo, se muestra decisivo a menudo, como en el último amistoso ante Bélgica del pasado marzo, donde marcó el gol del empate en el tiempo añadido (2-2). “Aunque no sea titular en todos los partidos, considero que Max-Alain es más que un comodín”, subrayó Sabri Lamouchi, su seleccionador, que elogió el buen estado de ánimo de su discípulo. “A nivel del grupo, ya es alguien que está bien integrado y que hace de vínculo entre las dos generaciones. Con nosotros, está llamado a asumir grandes responsabilidades en los próximos años. Debería tomar el relevo de los veteranos”.
Entretanto, Gradel saborea cada momento que pasa con su selección. “Siempre estamos contentos de reencontrarnos. Pasamos momentos geniales juntos. Realmente hay un buen ambiente y alegría de vivir en este grupo. Las concentraciones siempre resultan demasiado cortas”, lamentó el extremo, a unas semanas de una Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014™ que debería reunir a los Elefantes al menos unas semanas. “Evidentemente, espero ser de la partida. Confío en mí y en mis cualidades. Voy a seguir trabajando y a procurar no tener nada de lo que arrepentirme. No soy yo quien tiene la última palabra, pero me estoy esforzando para poner todas las bazas a mi favor”.
“Participar en un Mundial es un sueño”, continuó, “no es algo que se le conceda a todo el mundo. Algunos, por más que hayan gozado de magníficas carreras, no han tenido esa suerte. El que viene es aún más especial, porque es en Brasil. Va a ser mágico”, aseveró, antes de concluir: “Pero no quiero hablar demasiado de eso… ¡prefiero esperar a que esté allí! Nunca se sabe lo que puede pasar hasta entonces”.
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