[Por Diego Martín Yamus] Con el Beveren belga o una Copa del Mundo con su país. Puede ganar una modesta liga griega, una Champions League europea o una Copa Africana. Puede, también, estar en cualquier puesto del mediocampo y hasta de la defensa. Lo que no cambia con tantos años de vida con el fútbol es su jerarquía y talento. Con los que Gnégneri Yaya Touré ha sobresalido como una auténtica leyenda más de su nación y de Africa.
El “bisonte marfileño” nació en la agitada ciudad de Bouaké, epicentro de guerras civiles, el 13 de mayo de 1983 y en 1996 ingresó a la cantera del popular ASEC Mimosas por recomendación de su descubridor Patrick Van Reijendam. Luego de cinco años debutó en Primera en 2001 y enseguida conoció el éxito, al obtener la MTN Ligue 1 marfileña. Su talento emergente lo llevó primero a su destino inicial en Europa, en el Beveren de Bélgica, como parte de un proyecto del ex internacional francés Jean Marc Guillou de fomentar a futbolistas de Costa de Marfil, que llegaron a sumar 14 en ese club. Luego tuvo en 2003 una prueba en el Arsenal inglés e impresionó como delantero al entrenador Arséne Wenger en un amistoso, pero al no tener permiso de trabajo debió recalar en el modesto Metalurh Donetsk de Ucrania.
Fue entonces que debutó en la selección de los Elefantes, el 20 de junio de 2004 en un 2-1 sobre Egipto por las eliminatorias del Mundial de Alemania, en las que de a poco se ganaría un lugar y contribuiría a la llegada por primera vez a una Copa. Pero ni en el Olympiakos de Grecia, donde alzó dos Ligas y dos Copas, ni en el Mónaco al que llegó en 2006 pudo destacarse. Recién en la segunda parte de la temporada 2006/2007 el técnico Laurent Banide le dio continuidad y Yaya fue figura y razón para evitar el descenso.
Mientras tanto, marcó su primer gol con su combinado en su primera Copa Africana de Naciones, el 24 de enero de 2006 en Egipto, el segundo ante Libia para un ajustado 2-1, jugando regularmente en el equipo que fue subcampeón del local por tiros desde el punto penal. Y en junio disputó el primero de sus tres Mundiales en los encuentros ante Argentina, Holanda y Serbia y Montenegro, tras los que Costa de Marfil fue eliminado.
Pero Yaya comenzó a emerger como estrella con su arribo al Barcelona a mediados de 2007. Inicialmente fue dirigido por el holandés Frank Rijkaard, y luego fue integrante del súper equipo de Josep Guardiola, junto a Víctor Valdés, Carles Puyol, Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Lionel Messi, Samuel Eto´o y Thierry Henry en el que participó como mediocampista defensivo pero fue relegado por la aparición de Sergio Busquets, aunque tuvo presencia frecuente en el once y hasta se desempeñó como zaguero en la final de la Liga de Campeones de 2009 ganada 2-0 ante el Manchester United, debido a la lesión y suspensión de otros titulares, haciéndolo muy bien y contribuyendo a lograr uno de sus 7 campeonatos de su estadía catalana: dos Ligas, una Copa del Rey, una Supercopa española, otra europea, la mencionada Champions y el Mundial de Clubes 2009 ante Estudiantes de La Plata en Emiratos Arabes Unidos.
Tras participar en las Copas Africanas de 2008 (cuarto, un gol) y 2010 (cuartos de final) y en el Mundial de Sudáfrica, donde marcó un gol a Corea del Norte pero se quedó en primera ronda, el alto polifuncional empezó en el Manchester City de Inglaterra otra gran historia que aún hoy sigue escribiendo: goles decisivos ante el clásico Manchester United y en la final ante el Stoke City para levantar la FA Cup 2011, primer título del City en 35 años; una asistencia para un gol del argentino Pablo Zabaleta y la inolvidable consagración en la Premier League de 2011/2012, cuando junto a Sergio Agüero y Edin Dzeko llevó a los ciudadanos a su primera vuelta olímpica liguera en 44 años, que repitió en 2013/2014 y a las que le sumó una Copa de la Liga y una Community Shield.
Fue compañero de su hermano mayor Kolo Touré, también internacional con Costa de Marfil, y de Carlos Tévez y entrenado por Roberto Mancini y Manuel Pellegrini. Pero sobre todo fue estrella, ídolo y también goleador, marcando varios tantos importantes que permitieron semejantes logros para el pequeño de Manchester. Esas actuaciones le dieron asimismo cuatro Balones de Oro al mejor futbolista africano entre 2011 y 2014, dos de la cadena BBC Sport, ser incluido en el equipo del año de la European Sport Media, el de la Premier League dos veces, en el de la CAN Ghana 2008, en el del sitio Primarily.com, como jugador del City en 2013/2014 y en el conjunto histórico de la Copa Africana de Naciones.
Entretanto, Yaya siguió defendiendo con honor a su país. En 2012 guió al equipo que volvió a perder la final de la CAN por penales, esta vez en Gabón y Guinea Ecuatorial ante Zambia, torneo en el que hizo un tanto. Disputó la de 2013 en Sudáfrica, donde convirtió dos goles y quedó afuera en cuartos de final, y el Mundial de Brasil 2014, en el que por tercera vez seguida Costa de Marfil se apeó en la fase inicial. Él fue capitán en lugar de Didier Drogba, llegó a las 100 presencias y fue “hombre del partido” en la victoria inaugural 2-1 ante Japón. Y se tomó gran desquite en febrero de 2015, cuando por fin los Elefantes rompieron el maleficio de los penales y ante Ghana alzaron su segunda Copa Africana en Guinea Ecuatorial, donde Yaya conquistó el primer gol en la semifinal 3-1 sobre la República Democrática del Congo.
Actualmente sigue siendo a sus casi 33 años el emblema de un renovado equipo de Michel Dussuyer, que busca la clasificación para defender su logro en la Copa de 2017 en Gabón. De religión musulmana, practica el ayuno en el mes del Ramadán, donde no se debe ingerir alimentos ni bebidas antes de la puesta del sol. Ha sido en 2013 embajador de la ONU para la campaña contra la caza de elefantes. Aparte de sus galardones deportivos, en 2014 fue nominado en la categoría “personalidad del año” en el MTV Africa Music Awards, y laureado con el Premio del Entretenimiento en la gala del The Future African Awards, entregado por la compañía de comunicaciones nigeriana Red Media Group. Otro de los símbolos de la generación dorada marfileña, Yaya Touré continúa cada semana con creces su impresionante nivel y su invariable jerarquía. Sea en Costa de Marfil, en Europa, en Inglaterra, en Africa o en cualquier cancha que su talento y capacidad pise.
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