[@ernestinhos para FutbolPrimera.es] En Marruecos, más de 1300 jóvenes han sido captados por Estado Islámico para llevar la Yihad a los territorios de Siria e Irak; uno de esos chavales es Mohamed Hatim Ouahabi Halawa, que a sus 27 años ha decidido aparcar su carrera en el fútbol sala y cambiar los balones por las balas de la noche a la mañana. Así es como se han enterado sus padres, que con una fría llamada confirmaron el mayor de sus temores. Y es que llama la atención, cuanto menos, que un deportista de élite haya decidido dejarlo todo para unirse al terrorismo islamista.
En 2012, Marruecos disputó en Tailandia por primera vez en su historia una fase final de un Mundial de fútbol sala, y en la fase de grupos le aguardaba un rival tan complicado como España. En aquel encuentro, que La Roja se llevó por 1-5, estaba el joven Hatim marcando en banda a jugadores como Sergio Lozano. El ala era una de las grandes promesas del futsal marroquí que veía en esta participación mundialística un trampolín para potenciar este deporte en sus pabellones, pero tan sólo 3 años después ha optado por enfrentarse a los rivales de Occidente en un verdadero campo de batalla.
Tras jugar en varios clubes de fútbol de Catar y Kuwait, Hatim regresó a Marruecos donde la federación le convenció para probar sobre el parquet, donde se adaptó de forma asombrosa para el Mundial de 2012. Una prometedora carrera y, además, proviniendo de una família acomodada, lo que hace más chocante su decisión de sumarse a esta organización terrorista. Al fin y al cabo, Hatim no es más que uno de los miles de jóvenes que a lo largo del magreb caen presas de los cantos de sirena de Estado Islámico a pesar de conducirles a una muerte casi segura.
No es el único caso de un deportista de élite que cambia el balón por el AK-47. El pasado año una de las promesas del fútbol tunecino, Nidhal Selmi, dejó el Étoile Sportive du Sahel tras ganar la Copa de Túnez para embarcarse en Estado Islámico junto a su hermano, hallando la muerte en combate en octubre de 2014. Pero también encontramos jugadores que se han pasado al otro bando como el iraquí Ali Adnan Kadhim, que tras ser elegido mejor jugador asiático en 2013 decidió combatir a ISIS en el ejército durante el verano de 2014 antes de regresar con su equipo para no dejar de lado el fútbol, e hizo bien, porque esta temporada ha fichado por el Udinese.
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