Pocas fueron las chances claras que se dieron antes de los penales. Sobre todo se dieron en el primer tiempo: Atsu y Ayew vieron sus gritos de gol ahogados cuando el palo evitó la apertura del marcador para Ghana. Mientras que la más clara de los marfileños estuvo en los pies de Gradel, pero su tiro se fue por arriba del travesaño.
Luego llegó el turno de los choques, los roces y las disputas, tanto que los de Hervé Renard terminaron con cuatro amonestados: Kanon, Bailly, Tiené y Die. Ninguno pudo marcar el gol del título y así, por octava vez, la final se debía definir por penales. Como la de 1992 con los mismos equipos.
Y el ganador se repitió. A pesar de haber arrancado 0-2 abajo en la tanda -erraron Bony y Tallo-, Costa de Marfil se recuperó y marcó todos los tiros de allí hasta el final. El último fue obra del arquero Copa Barry -se lo había atajado a su colega Razak-, que sentenció la tanda 9-8 y le dio al francés Renard el segundo título en la CAN, ya que en 2012 y por la misma vía logró el título con Zambia. Aún más épico fue lo de Barry ya que no había atajado en todo el torneo -hoy jugó por la lesión de Sylvain Gbohouo- y el penal decisivo lo pateó lesionado y tras ser atendido por el cuerpo médico de su equipo.
A pesar del título marfileño, Ghana se llevó no solo el subcampeonato sino también el de mejor jugador y mejor gol (ambos para Atsu) y goleador del certamen (André Ayew). En tanto que RD Congo, tercero del certamen, se adjudicó el premio al Fair Play
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