[Por Diego Martín Yamus] Tanto los logros, goles, títulos, premios, como las desventuras, pueden marcar para un lado u otro la vida de un deportista. Especialmente si es figura. Uno de esos casos en África es El Hadji Ousseynou Diouf, el senegalés que debe quedar en la historia por lo bueno que hizo dentro y fuera de la cancha, una carrera marcada en parte por sus enormes cualidades que realzaron a su país, por ejemplo, en un Mundial.
Es que el nativo de Dakar, la emblemática capital, un 15 de enero de 1981 pasó por las buenas y también de las otras, debido a un carácter inesperadamente fuerte. De la etnia serer y de la legendaria familia Diouf, su destacada vida futbolística comenzó fuera de sus pagos, en la acogedora Francia de tantos africanos. En 1998, tras militar en la cantera del Rennes, debutó en el Sochaux. Allí estuvo una temporada de pocos partidos y goles y su primer conflicto, al manejar sin licencia y verse envuelto en un accidente de auto por el que la Corte francesa lo sancionó con trabajos comunitarios. En 1999 volvió ya profesional al Rennes, y el torneo siguiente pasó al Lens, donde concluiría su viaje inicial por Europa.
Sus dotes de hábil, ágil y potente despertaron lógicamente la atención del técnico nacional, el alemán Peter Schnittger, que lo convocó para el arranque de una nueva tentativa de clasificarse a un Mundial. Así Diouf debutó de titular el 23 de abril de 2000 ante Benín, en la revancha de la fase inicial, triunfo 1-0 en Dakar donde fue reemplazado por Moussa Ndiaye a los 88 minutos. Con el correr de los partidos, el delantero se transformó en clave para la selección tricolor. Sus primeros dos goles fueron el 10 de marzo de 2001 en el 4-0 de local sobre Namibia, a lo que siguió un sensacional triplete para golear 3-0 a Argelia. Pero el mas importante lo hizo el 14 de julio, cuando Senegal venció en Dakar 1-0 a Marruecos y quedó de cara a su primera Copa. Y el 21, contribuyó con uno de los cinco en Namibia para un rotundo 5-0 y el histórico pase a Corea del Sur y Japón 2002.
Ese 2002 sería su año consagratorio. Llevó a su equipo, junto con esta nueva camada de figuras y al técnico francés Bruno Metsu, al subcampeonato en la Copa Africana de Naciones de Malí, cuando marcó un gol en cuartos ante la República Democrática del Congo y jugó aquella final sin goles con el poderoso Camerún, donde él y sus compañeros Faye y Aliou Cissé erraron sus remates desde el punto penal. Y el 31 de mayo, comenzó junto a ellos una gesta inesperada e inolvidable, al acompañar a Senegal hasta los cuartos de final del Mundial. Fue autor de un gran desborde para el gol de Bouba Diop y la victoria sobre el campeón, la Francia de Zinedine Zidane, objeto de penal para el primer tanto contra Uruguay (3-3 épico) y enloqueció a la defensa de Suecia, a quien casi marca en octavos (2-1 en alargue). Luego, Turquía terminó con gol de oro la aventura del debutante, pero ya Diouf y sus amigos eran auténticos "Leones de la Teranga", apodo del combinado.
El Hadji fue recompensado grandemente. La FIFA lo incluyó en el once ideal con Ronaldo, Rio Ferdinand, Rafael Márquez, Oliver Kahn o Rivaldo, ganó dos Balones de Oro al mejor futbolista africano en 2001 y 2002 y fue contratado por el Liverpool inglés, que pagó 10 millones de libras esterlinas por él. Y en su inicio, la BBC lo galardonó como el mejor africano de la Premier League inglesa. Al año siguiente obtuvo su primer título de clubes, al llevarse la Copa de la Liga con un 2-0 sobre el Manchester United.
Pero de allí en adelante su trayectoria se oscureció, no sólo por su falta de goles sino por líos extrafutbolísticos, dentro y fuera del campo. Empezó a ser más conocido por sus controversias que por su poco fútbol. En 2003 fue la primera, cuando en la Copa UEFA ante el Celtic escocés, escupió a un hincha y causó incidentes, siendo investigado por la policía, retado fuertemente por su entrenador, el francés Gérard Houllier y multado duramente por el club. Criticado por su escasez de goles y sus actitudes, fue prestado al Bolton Wanderers, para el que en 2005 marcó el primer gol en una Copa europea, la UEFA ante el Lokomotiv Plovdiv búlgaro. No pudo repetir las campañas de antaño con la selección, afuera en cuartos en la CAN de Túnez 2004 y cuarto en Egipto 2006, y luego pasó al Sunderland y en 2009 al Blackburn Rovers, donde tuvo problemas por faltar a entrenamientos. Todo con más incidentes callejeros y de los otros. Su única alegría de ese fin de los 2000 debe haber sido que Pelé lo incluyera en la lista de 100 mejores jugadores de la historia que elaboró junto a la FIFA en 2004.
La de 2010 parecía ser su buena era. En 2011 fue cedido a préstamo al Rangers escocés, y enseguida le ganó la Copa de la Liga y el clásico al Celtic y le aguó el campeonato por un punto. Pero de nuevo los líos, en este caso con la selección, ya que cuando se le preguntó si había negado ir a un tribunal de disciplina, se enojó duramente y fue sancionado con cinco años de suspensión para el equipo; luego lo perdonaron y el 11 de Noviembre de 2011 jugó su último encuentro para Senegal, un 4-1 amistoso sobre Guinea donde además marcó el gol de cierre. Sería en efecto su última convocatoria, ya que en octubre de 2012 fue dejado afuera del plantel en juego contra Costa de Marfil, según Diouf porque la Federación estaba "cansada" de él.
Y uno de los grandes senegaleses de la historia sumó más debes a su carrera. Fue prestado en 2011 al Doncaster Rovers del ascenso inglés, con el que descendió y se fue en 2014 al Leeds, donde continuaron sus desplantes y conflictos: fue culpado de un asalto a una discoteca de Manchester pero no penado, hizo gesto obsceno a hinchas del Brighton y fue sancionado otra vez y de nuevo faltó a prácticas por problemas personales. Estuvo en los funerales de Metsu y del gran Nelson Mandela, salidas permitidas por su club, pero fue cesado y se marchó a Malasia, donde terminó en 2016 su carrera en el Sabah FA de la Premier League. Además de su pobre rendimiento y sus desplantes, se le ocurrió hablar loas de uno de los rivales, el Joor Darul Ta'Zim, diciendo que trabajaría allí aún sin paga para llevar jugadores a Europa, y criticó al Sabah por su falta de visión a futuro. Por ello se lo despojó de la capitanía y se retiró.
Con 24 goles en 70 encuentros internacionales y 69 en 428 en total, el delantero se dedicó igualmente a su pasión con la pelota. Fue embajador y consejero deportivo del gobierno del presidente de su país Macky Sall en 2017, fundó su propio diario deportivo y abrió un gimnasio en Dakar. Sí, las estrellas tienen brillo y oscuridad. Pero El Hadji Diouf será recordado como una de las más luminosas de la constelación senegalesa y africana.
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