[ESPECIAL para The Line Breaker] Desde que el fútbol retomó su actividad en Europa tras el parate ocasionado por la COVID-19, varios jugadores de Gambia dieron que hablar, sobre todo en Italia. Tales los casos de Musa Barrow y Musa Jawara, ambos jugadores del Bologna, que saltaron a la fama tras darle el triunfo a su equipo ante el Inter en los primeros días de julio. Nueve futbolistas de este país, ubicado en el oeste africano y con poco más de dos millones de habitantes, juegan en primeros equipos de las tres categorías principales del fútbol italiano.
Barrow y Jawara son solamente dos exponentes de un fútbol gambiano que crece poco a poco y que busca colarse entre los gigantes africanos. Según un estudio del CIES Football Observatory sobre los jugadores que militaron fuera de sus países durante 2019, Gambia ocupa el puesto séptimo en el continente, solo por detrás de Nigeria, Ghana, Senegal, Costa de Marfil, Camerún y Malí.
Pero quien hoy nos ocupa es Alhaji Momodo Nije, más conocido como Biri Biri. Y es que el último fin de semana, este ex delantero gambiano que dejó una marca imborrable en el Sevilla de los años setenta, falleció en Dakar –la capital senegalesa- tras no poder superar una intervención quirúrgica.
Biri Biri nació el 30 de marzo de 1948 en Banjul, la capital de su país. Dio sus primeros pasos futbolísticos en el Wallidan FC y en 1963 –con 15 años- ya era parte del seleccionado nacional. En 1970, por recomendación del capitán del seleccionado de críquet de Gambia, pudo emigrar a Europa por primera vez, pero las cosas no fueron bien. “Pasé un año difícil. El entrenador, Brian Clough, no me quería. Creo que no le gustaba la forma en la que yo jugaba al fútbol, así que a la temporada siguiente me fui. Volví a Gambia. En Inglaterra no supieron quererme”, confesó a la Revista Panenka en 2019 sobre su experiencia frustrada en el Derby County.
Sin embargo, Biri Biri seguía siendo uno de los mejores futbolistas de su país y en 1972 se despachó con un hat trick en un amistoso contra el B 1901 Nykobing (Dinamarca). El equipo danés se impuso por 5 a 4, pero su entrenador Kurt Nielsen quedó impactado con lo demostrado por el goleador gambiano. “Después del partido me invitó a hacer una prueba. Y le gusté. Así que mi mujer y yo nos fuimos a Dinamarca”, contaría años después.
Su buen rendimiento en el fútbol danés llamó la atención en otras ligas europeas, por lo que los andaluces Betis y Sevilla comenzaron a disputarse su ficha. Y en 1973, Biri Biri aterrizó en España. “Estaba en Dinamarca y me dijeron: un club de España está interesado en ti. Cuando llegué y me bajé del avión, me estaba esperando gente de la junta directiva del Sevilla. Me llevaron al estadio, firmé el contrato, hablé con el presidente, Eugenio Montes Cabeza, y después me dejaron en el hotel”, le contó el año pasado a José Ignacio Martínez.
Ya para ese entonces Biri Biri era el primer gambiano en hacerse profesional y el primero en jugar fuera de Gambia. La selección también era su pasión, esa que le hacía capaz de llegar al aeropuerto de su país, conocer por unos minutos a su hijo recién nacido y partir hacia un nuevo destino para defender los colores gambianos, tal como expresó el entrenador Mattar M’Boge en su cuenta de Twitter.
Cuando Biri Biri llegó, el Sevilla estaba en la Segunda División. Con el austríaco Ernst Happel en el banquillo, el gambiano hizo nueve goles en 17 partidos, pero no se encontraba a gusto. No se sentía valorado y lo hacían ingresar en los minutos finales de los encuentros. Todo cambió con la llegada del argentino Roque Olsen para hacerse cargo del equipo. Con 14 goles en 31 partidos, Biri Biri fue clave para el ascenso y desde allí se ganó para siempre el corazón de todos los sevillistas.
En 1978 –con 109 encuentros disputados y 34 goles- el mejor jugador de la historia de Gambia puso fin a su experiencia en España, marchándose otra vez a Dinamarca: esta vez al Herfolge BK. Pero su vínculo con el Sevilla siguió vivo hasta el día de su muerte.
Cómo entender sino que hoy en día en el Sánchez Pizjuán -en el despacho de Pablo José Blanco (compañero y actualmente secretario técnico)- se encuentre una foto de Biri. “Ahí está Biri, mi amigo”, dicen que es la presentación que hace Pablo Blanco a quienes lo visitan al referirse al “soberbio, exuberante y explosivo atleta gambiano de Banjul (…) una conjunción humana de ballestas de ébano”, tal como lo describe Alejandro Delmás Infante en su libro SR4: La construcción de un mito.
Fue en esos años setenta que Biri se tuvo que acostumbrar a la férrea marca de los defensas españoles. Cuentan que en un partido ante el Real Madrid, el gambiano le tuvo que pedir a Goyo Benito –mítico central merengue- que le deje de pegar. Siempre con respeto, claro. “Señor Benito, no me pegue más, por favor”, fueron las palabras de Biri.
“En el sevillismo ha sido muy duro su fallecimiento ya que Biri Biri era uno de los símbolos de su historia, por su fútbol, su alegría, su forma de entender la vida… Yo le vi jugar siendo muy pequeño y era un futbolista que se hacía notar. Su pasión por el Sevilla valió para que una de las peñas más representativas del sevillismo lleve con orgullo su nombre“, sostiene el periodista José Miguel Muñoz.
“Fue un revulsivo para la afición del Sevilla y para el club en general. La gente venía a ver a Biri porque era un verdadero espectáculo y pudo transmitir muy pronto sensaciones al sevillismo”, sostuvo Pablo Blanco –su compañero de habitación en las concentraciones por tres años- en un informe de Fiebre Maldini de mediados de la década pasada.
“Es que Biri Biri fue nuestro primer jugador negro (…) Era entrañable. El exotismo de su llegada, su forma de jugar al fútbol y su carácter hicieron que la afición comenzara a idolatrarlo (…) Nos dejó sus goles y su bondad, pero también pasó a nuestro corazón con esa peña. Ahí está su legado y su trascendencia en el Sevilla. No hay nada igual a esa peña por su animación, por su sentimiento, copiada por otros muchos y con un carácter muy pionero. Una peña así en 1975 no es algo común”, declaró en estos días Blanco en relación la Peña Biri Biri, que aún hoy sigue alentando al Sevilla.
El nombre Biri Biri no se olvida. “Muchos jugadores han firmado mejores datos en la historia sevillista, pero pocos calaron tanto en la afición como él. Además, esos cinco años bastaron al de Gambia para dejar una imborrable huella en el corazón de una afición que lo adoptó como absoluta leyenda e ídolo, llegando a recibir en 2017 la insignia de oro del Sevilla FC delante de un abarrotado Ramón Sánchez-Pizjuán”, se puede leer en la web oficial sevillista.
Cada vez que pudo regresar al sur de la Península Ibérica, Biri sintió el cariño de sus hinchas. Un cariño que a veces le costaba entender. ”No sé cómo la gente de un país, o una ciudad, o un pueblo donde yo solo jugué al fútbol pudo quererme tanto”, declaró en su ocasión.
En 1987, y con 40 años, Biri Biri puso fin a su carrera en su Gambia natal. “Biri fue, es y será la inspiración para todos los jóvenes de nuestro país. No importa si lo viste o no lo viste jugar”, afirma el periodista Momodou Bah.
El domingo 19 de julio, la noticia del fallecimiento de su mejor futbolista cayó como un baldazo de agua fría en Gambia. A pocos kilómetros, en Dakar, Biri Biri no pudo superar una intervención quirúrgica y falleció a los 72 años. “La noticia conmocionó a todos en el país, ya que todos esperábamos que él superara su cirugía, pero recibimos una de las noticias más devastadoras. Esto significa que Gambia ha perdido a uno de sus mejores hijos”, agrega Bah desde la capital Banjul.
El Sevilla le realizó su homenaje en la previa del duelo ante Valencia. Un lazo negro en una de las gradas y un minuto de silencio precedieron al triunfo 1-0 con gol de Sergio Reguilón, dedicado al mismísimo Biri Biri. El hashtag #BiriBiriLeyenda más las condolencias vía redes sociales de clubes (Real Madrid, Málaga, Leganés, Xerez y Las Palmas, entre otros) y ex jugadores del club (como el camerunés Mbia y los argentinos Maradona y Scotta) dejan bien claro lo que significó Biri Biri para el Sevilla. Porque las leyendas nunca mueren… Las leyendas se honran.
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