El camerunés Roger Milla, quien fue nombrado mejor futbolista africano del siglo XX, se embarcó en una búsqueda para resolver el colosal problema de los residuos plásticos en Camerún.
Con bolsas de plástico y botellas arrojadas diariamente a las calles de este país africano, es común que los residuos obstruyan ríos y alcantarillas.
"Lanzamos este proyecto para luchar contra la contaminación y crear empleos para los jóvenes", explicó a la AFP Milla, que ahora tiene 63 años.
La contaminación es tan grave en Camerún que el gobierno prohibió en abril de 2014 "la fabricación, importación, detención, comercialización o distribución de envases de plástico que no sean biodegradables".
Pero algunos fabricantes se resisten. A inicios de enero se incautaron cerca de 100 toneladas de envases plásticos fabricados ilegalmente por una empresa en Douala, la mayor ciudad de Camerún.
Milla, que alcanzó la fama internacional a finales de los años 80 y principios de los 90 por su forma de celebrar los goles bailando alrededor del banderín del corner, tiene ahora un nuevo grupo de seguidores. Está formado por un equipo de 2.500 jóvenes encargado de recolectar y clasificar los residuos plásticos, la materia prima para su alquimia moderna.
El proyecto lo está llevando a cabo con su asociación "Coeur d'Afrique" (Corazón de África) que busca proteger el medioambiente y promover el desarrollo sostenible.
"Seleccionamos ya a los primeros 25 jóvenes a quienes dimos una formación completa" para que puedan a su vez formar a otras personas, explicó Pancrace Fegue, secretario ejecutivo de la asociación.
Estos pioneros fabricaron ya miles de adoquines que fueron utilizados para la fachada de la Federación camerunesa de handball.
A finales de noviembre, la asociación invitó a alumnos de dos escuelas de Yaundé a recolectar desechos plásticos en sus barrios. En una semana recogieron cerca de tres toneladas de residuos.
"Queremos que la gente entienda que el plástico no solo tiene que ir a la basura o a la calle", dijo Fegue.
"Una vez que trasladamos todos los residuos recolectados a nuestros talleres, comenzamos a clasificarlos", explica Pierre Kamssouloum, director técnico del proyecto.
No todo el plástico es adecuado. Todo lo que contenga cloro, por ejemplo, es desechado.
Una vez que se identifica el plástico útil, empieza la magia.
"El plástico sirve de argamasa y remplaza al cemento" en la fabricación de adoquines, explica Fegue.
El plástico es fundido en una estufa de leña. Una vez fundido se le añade arena y se coloca la mezcla, aún caliente, en un molde.
No se necesita agua y el producto se seca al aire libre en 15 minutos, según Kamssouloum. Para un adoquín a base de cemento y arena se necesita 24 horas.
Pero estas no son todas las ventajas.
"Nuestros adoquines son más baratos", asegura Kamssouloum. Cuestan 3.500 francos CFA (unos 5 euros) frente a 5.000 francos CFA para los adoquines clásicos.
Además son impermeables, por lo que pueden ser utilizados en zonas húmedas o para construir fosas sépticas, añade.
Milla espera que el proyecto ayude también a niños de la calle a reinsertarse en la sociedad.
"Este proyecto puede ayudarme a tener un futuro mejor", espera Elvis Kake, uno de los niños que participa en el proyecto.
Pero el proyecto se enfrenta aún a varias dificultades, como la falta de vehículos para recoger basura y de recursos, sobre todo para asistir a los jóvenes, según Fegue.
Si la ciudad ofreció un lugar provisional para la fabricación de los adoquines, la asociación sigue buscando un lugar definitivo.
Fuente: La Información
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