[Vía Fifa.com] Cuando el sueño de jugar en el prestigioso fútbol de clubes europeo no se materializa, una cantidad cada vez mayor de jóvenes futbolistas africanos o con raíces africanas están optando por las ligas más profesionales del Continente Madre, donde pueden adquirir experiencia antes de intentarlo otra vez en Europa.
Ghislain N’Guessan es un ejemplo al respecto. El franco-marfileño, que nació en París, pasó por la cantera del FC Nantes y del Padua italiano antes de estancarse en el filial del Tours. Ahora, a sus 23 años, el delantero explica a FIFA.com que no estaba listo para el desafío cuando era más joven sin tener garantizado jugar en un primer equipo: “Cuando empecé, no iba lo suficientemente en serio. Como marcaba goles con bastante frecuencia, empecé a tomarme libertades con mis horarios. Me llegó el interés de algunos clubes de Italia y Francia, pero todos querían hacerme una prueba y jugar con el filial”.
Entonces fue cuando N’Guessan recibió una oferta de un equipo argelino de primera división y decidió aceptarla. “El RC Arbaa era el único club que estaba dispuesto a ficharme enseguida. Acepté porque no podía permitirme esperar demasiado. Ya había perdido mucho tiempo, y tenía que jugar”.
Tras una primera temporada difícil, el gozar de minutos de juego regularmente empezó a dar frutos y, en su segunda campaña, ya ve puerta con asiduidad. Ahora, este ariete de gran talento físico aspira a regresar a Europa: “Creo que si un jugador consigue triunfar [en Argelia], puede tener éxito en cualquier parte. Es una liga dura. Es muy física, y la presión para hacerlo bien es enorme. Lógicamente, mi objetivo es volver a jugar en Europa, y también espero ser convocado con Costa de Marfil”.
Una tendencia creciente
En los niveles más altos del fútbol africano, la historia de N’Guessan forma parte de una tendencia más amplia. El periodista argelino Maher Mezahi ha estado observando cómo el talento se desplaza a las ligas más competitivas del continente. “Estamos viendo una afluencia de jugadores con raíces africanas. Como suelen poseer la doble nacionalidad, no necesitan permisos de trabajo, y los salarios son competitivos”.
Mezahi saca a relucir el ejemplo de Amir Karaoui, nacido en Francia. A Karaoui, un talentoso centrocampista en el fútbol aficionado pero incapaz de dar el salto en su país natal, lo compró el MC El Eulma argelino. Allí causó sensación, y se ganó sucesivos traspasos a clubes de Argelia más grandes: ES Setif y MC Argel, además de ser convocado recientemente con la selección argelina. El SC Bastia lo tentó para volver a Francia, pero sus condiciones actuales eran mejores en Argelia, por lo que decidió quedarse en el norte de África y esperar a otra oportunidad en Europa.
Mezahi señala que los dueños de clubes con mucho dinero a menudo están dispuestos a atraer a África a jugadores nacidos en Europa. “Un equipo como el Club Africain ha fichado a Tijani Belaid, Yassin Mikari, Stephane Nater y Yoann Touzghar. Todos ellos [son internacionales tunecinos pero] habían jugado siempre en Europa, donde nacieron. Algunos vienen por el dinero, o para emprender una nueva aventura, mientras que otros vienen para conseguir continuidad de juego al máximo nivel y para intentar labrarse un nombre en las competiciones de la CAF, con el fin de que les ofrezcan una oportunidad en Europa o en sus selecciones nacionales”.
No sólo el norte de África
Aunque, tradicionalmente, el fútbol de clubes norteafricano ha estado más avanzado que el del resto del continente, esta tendencia se ha extendido por toda África. El capitán de los Bafana Bafana, Dean Furman, se mudó a Inglaterra a muy tierna edad y se formó en la cantera del Chelsea, antes de recalar en el Glasgow Rangers. Luego pasó por varios clubes más, y el centrocampista se forjó un nombre con el Oldham Athletic y el Doncaster Rovers. Sin embargo, el año pasado recibió una lucrativa oferta del SuperSport United sudafricano y optó por volver a casa, con la esperanza de que el tener garantizado jugar le sirviese para mantener su puesto en la selección y conseguir un regreso al fútbol europeo de mayor entidad.
Como Furman, el internacional angoleño Fredy ya ha gozado de una larga estancia en el fútbol europeo. El delantero de 25 años se formó en las categorías inferiores del Os Belenenses portugués y subió a su primer equipo, donde jugó regularmente en primera y segunda división. Cuando se dio cuenta de que no estaba disputando tantos partidos como querría, aceptó una oferta del Libolo angoleño el año pasado y regresó a su país natal, donde actualmente sigue militando.
El internacional zimbabuense Knowledge Musona es un ejemplo perfecto de que un regreso a África no tiene por qué indicar el final de una carrera en Europa. El delantero tuvo muchas dificultades para dejar su huella en la Bundesliga después de recalar en el Hoffenheim en 2011, procedente del Kaizer Chiefs sudafricano. Una cesión al Augsburgo no logró mejorar su suerte, y Musona volvió al Chiefs como cedido. En un entorno familiar, el delantero no sólo recuperó la confianza, sino también su olfato goleador y, tras no haber logrado marcar en 30 partidos en Alemania, vio puerta con regularidad para el Kaizer Chiefs. Desde entonces ha vuelto a Europa y, tras meter 10 goles en 26 encuentros con el Oostende -video-, sólo está a una diana del máximo artillero provisional de la liga belga.
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