Javier Garcia Martino/Photogamma |
"Yo soy de la tribu Kusazi y nos venían a perseguir", le contó Bayan Mahmud al Programa Oficial de Boca Juniors y explicó: "Me subí a cualquier barco, no sabía que estaba viniendo a este país. Cuando llegué acá, estuve tres días sin hablar. Hasta que me encontré con un par de senegaleses y nos pusimos a charlar del Mundial de Sudáfrica 2010. Ellos son muy buena gente, me llevaron a migración y de ahí me mandaron a una pensión de refugiados en Flores. Después, me fui a Constitución, donde había muchos africanos".
Ya asentado en el país, comenzó a jugar a la pelota por plata, en una plaza. Fue ahí cuando lo vio Rubén García quien le propuso hacer una prueba en Boca y lo tomaron. "Ahora es todo fútbol, fútbol, fútbol", detalló el lateral de la cuarta del club de la Ribera, que es hijo de futbolista, admira a Hugo Ibarra y a Román Riquelme, pero que también le dedica tiempo al cine y al estudio: cursa segundo año del colegio secundario. Además, la religión es otra de sus pasiones. Es parte del 15% de los ghaneses que practican el Islam. En Buenos Aires, reza cinco veces al día. “Sin Dios, no podría estar acá. Es el que me da fuerzas para seguir”, confieza.
En una Editorial de la publicación del club, el presidente de Boca, Daniel Angelici, habló de este ghanés como "un joven fuerte, alegre, querible y lleno de esperanza". Habló de su historia como una historia dura, compleja y sufrida, que al mismo tiempo es un ejemplo de superación y esfuerzo. Según Jorge Raffo, el director general del fútbol infanto-juvenil de Boca, lo definió como "un jugador de muy buena técnica individual (...) Como todo futbolista de raza negra sus dotes físicas son una característica que lo distingue por su velocidad, agilidad y plasticidad".
Fuentes: Prensa Boca Juniors, Pasión Libertadores y Toda Pasión
Fuentes: Prensa Boca Juniors, Pasión Libertadores y Toda Pasión
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