[Agustín Challiol para Diario Olé] ¿Te acordás de Naohiro Takahara, aquel delantero japonés que pasó por Boca a principios del 2000? ¿O de Ibrahim Sekagya, el defensor ugandés que jugó en Rafaela, Ferro y Arsenal? Si hablamos justamente del continente africano, por nuestro fútbol pasaron jugadores de países como Camerún (Alphonse Tchami, en Boca), de Sudáfrica (Doctor Khumalo, en Ferro) y hasta de Malawi (Ernest Mtawalli, en Newell’s).
Sin embargo, nunca se llegó a ver en Primera a un futbolista de Senegal, país de donde es Ousmane Ndong. Este defensor central de 19 años se destaca en la Reserva del Grana dirigida por Rodrigo Acosta, hermano del Laucha, y en el último tiempo Luis Zubeldía ya puso sus ojos en él, con la idea de hacerlo debutar en esta Superliga. ¿Hará historia Ousmane en ser el primer senegalés en la máxima categoría de la Argentina? “Ojalá se me dé. Sería un sueño. Luis siempre se acerca a darme confianza. Me viene hablando y ya me dijo que me descanse bien y que esté atento al cuidado”.
-¿Cómo se pasa de Senegal a Lanús?
-Mi representante me planteó la posibilidad y cuando vi que era algo muy concreto no dudé en venir. A mí me encanta el fútbol argentino y estoy feliz de estar en este país, ya llevo casi un año acá.
-¿Cómo te las arreglaste con el idioma? Ya hablás perfecto el español...
-Cuando llegué no sabía ni una palabra, no entendía nada de nada. Vine en marzo y en diciembre ya hablaba y entendía muy bien todo. Fue todo muy rápido por suerte.
-¿Y con la comida?
-Al principio me costó mucho. Yo venía acostumbrado a comer lo que venga. Acá me encontré con una comida mucho más sana que en Senegal y ese cambio fue algo que me costó mucho adquirir y poder mantenerlo.
-¿Allá jugaste en otros clubes?
-En Senegal jugaba en la Primera de un club que se llama Angelo. Pero decidí apostar a este fútbol porque es mucho más profesional que en mi país.
-¿Cómo es el fútbol en Senegal?
-Jugaba partidos picantes en donde nos peleábamos mucho. Pero debo decir que en cuanto al trato dentro de la cancha es mejor en mi país.
-¿Por qué? ¿Acá se discute más, se insulta más?
-Y pasa. Me ha pasado que me dijeran cosas por mi piel. Yo sé que lo hacen para sacarte del partido. Igual fue sólo en los partidos, en la calle no. Yo no me quedo con eso. Personas buenas y malas hay en todos lados.
-¿Y tu vida en Senegal cómo era?
-Yo desde chico siempre tuve la pelota bajo el pie. No trabajaba de otra cosa. Tampoco hice la escuela. Nunca opté por hacer otra cosa que jugar al fútbol. Mi vida era ir a entrenarme, estar con mi familia y jugar al fútbol.
-¿Te quedó mucha familia allá?
-Todos. Allá están mi padre, que es policía retirado; mi madre, médica que también se jubiló una hermana mayor, que ya está casada; y dos hermanos menores, que van a la escuela. Cada día que pasa los extraño muchísimo. La última vez que los vi fue en diciembre cuando los fui a visitar. Lamentablemente ellos aún no pudieron venir.
-¿Se hace difícil mantener la distancia?
-Obvio. A veces me agarran los bajones. Me pasa que en entrenamientos o partidos algo me sale mal y es por extrañar, necesito de ellos. Sin embargo, entiendo que tengo que sacar fuerzas y cumplir mi sueño.
-¿Y cuál es ese sueño?
-Que me conozca la gente de la Argentina. No por la fama, sino por lo que hago dentro del campo. Yo estoy en este club y Lanús es mi Barcelona. Mi cabeza y mi corazón se deben completamente a esta institución.
-Tenés una muy buena relación con Cristian Ferreira, el juvenil de River, ¿no?
-Desde que llegué al país, estamos juntos en el mismo complejo. Me hice muy amigo suyo y la verdad es que hoy te puedo decir que es un hermano de corazón.
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