[ESPECIAL desde Egipto] Entre cuartos de final y semifinal hubo tres días sin actividad por lo que tuvimos la chance de visitar las Pirámides de Giza y el mercado Khan El Khalili. En el hotel convivimos con muchos hinchas argelinos y algunos menos de Túnez, que aguardaban con ansias las semifinales del domingo: Argelia-Nigeria y Túnez-Senegal.
La noche anterior a la excursión desde la terraza del hotel pudimos divisar las pirámides, pero tenerlas ahí nomás y la primera impresión al verlas de tan cerca es impresionante. Esta zona de Giza es denominada por los locales como Al-Ahram -textualmente las pirámides-. Los tres monumentos funerarios de los Faraones Keops, Kefrén y Micerino desde hace siglos sorprenden a todos los que llegan hasta aquí. "Hay mucha gente pero el turismo ha bajado mucho, de a poco va levantando", comenta el guía Ali. La merma se dio luego de la primavera árabe pero las cosas parecen mejorar. En una reciente editorial del Diario El País de España, se habla de la "recuperación de los destinos turísticos del norte de África tras los años de inestabilidad que trajo consigo la denominada Primavera árabe. Plazas tan destacadas como Turquía o Egipto vivieron durante ese período un abundante éxodo de turistas extranjeros que arribaron a las costas españolas en busca de descanso y buenas temperaturas sin tener renunciar a la paz y la seguridad".
El turismo es una de las principales fuentes de ingreso de Egipto y por eso su crecimiento es también una ayuda para el gobierno y para el pueblo trabajador. En sus tiempos de gloria, las pirámides llegaron a ser visitadas por 13 millones de turistas al año. Más allá de la inmensidad de las construcciones, el gran misterio sigue siendo cómo se llegó a tamaños monumentos hace tantos años y sin la tecnología de hoy en día.
La siguiente parada fue en una zona estratégica para poder tomar fotos con las tres pirámides de fondo. La sorpresa fue cuando estaba haciendo jueguitos con una pelota y un policía empezó a gritar que no se podía. Rapidamente el guía nos pidió que guardemos el balón -adquirido en un mercado de Giza por 50 libras egipcias- para no tener problemas. "Piensa que es para una publicidad o algo por el estilo. A la policía siempre hay algo que le molesta. No hace mucho quise hacerme una foto con una bandera del Fluminense que me regaló un turista brasileño y tampoco me dejaron", cuenta Ali.
Partimos rumbo a la cercana Gran Esfinge, esculpida en el desierto sobre una gran roca. Tiene cuerpo de león y cabeza de humano de cara a la Pirámide de Kefrén. Tiene 20 metros de alto y algunas leyendas dicen que la nariz habría sido destruida por tropas de Napoleón durante una batalla. Otras dicen que sería anterior, con el objetivo de desactivar la fuerza de una imagen. Según Edward Bleiberg, del Museo de Brooklyn, "los egipcios entendían que las representaciones de sus deidades tenían poder, por lo que la manera de acabar con sus capacidades no era otra más que romper su nariz, la vía por la que se respira y por la que se inicia y conserva la vida".
El turismo es una de las principales fuentes de ingreso de Egipto y por eso su crecimiento es también una ayuda para el gobierno y para el pueblo trabajador. En sus tiempos de gloria, las pirámides llegaron a ser visitadas por 13 millones de turistas al año. Más allá de la inmensidad de las construcciones, el gran misterio sigue siendo cómo se llegó a tamaños monumentos hace tantos años y sin la tecnología de hoy en día.
La siguiente parada fue en una zona estratégica para poder tomar fotos con las tres pirámides de fondo. La sorpresa fue cuando estaba haciendo jueguitos con una pelota y un policía empezó a gritar que no se podía. Rapidamente el guía nos pidió que guardemos el balón -adquirido en un mercado de Giza por 50 libras egipcias- para no tener problemas. "Piensa que es para una publicidad o algo por el estilo. A la policía siempre hay algo que le molesta. No hace mucho quise hacerme una foto con una bandera del Fluminense que me regaló un turista brasileño y tampoco me dejaron", cuenta Ali.
Partimos rumbo a la cercana Gran Esfinge, esculpida en el desierto sobre una gran roca. Tiene cuerpo de león y cabeza de humano de cara a la Pirámide de Kefrén. Tiene 20 metros de alto y algunas leyendas dicen que la nariz habría sido destruida por tropas de Napoleón durante una batalla. Otras dicen que sería anterior, con el objetivo de desactivar la fuerza de una imagen. Según Edward Bleiberg, del Museo de Brooklyn, "los egipcios entendían que las representaciones de sus deidades tenían poder, por lo que la manera de acabar con sus capacidades no era otra más que romper su nariz, la vía por la que se respira y por la que se inicia y conserva la vida".
Tras esta interesante visita nos dirigimos al mercado más famoso de todo Egipto: Khan El Khalili. Es uno de los bazares más antiguos de El Cairo, cuyos orígenes se remontan a 1382, cuando el emir Dyaharks el-Jalili lo empezó a construir. Tras tomar un té de menta en el Café de los Espejos -reconocido por haber sido habitué en él el premio Nobel Naguib Mahfouz- culminó el paseo y volvimos al hotel.
El domingo era día de las semifinales y asistimos al segundo turno entre Argelia y Nigeria. En el primer encuentro del día, Senegal se impuso a Túnez en el tiempo suplementario con un penal errado por lado, un gol en contra y una decisión controvertida del árbitro Tessema que no le concedió un penal a los tunecinos tras una clara mano de Gueye.
Sobre las nueve de la noche cairota, y con una gran presencia de argelinos -los más numerosos en esta CAN- el Cairo International Stadium lucía con un gran marco. Los Zorros del Desierto buscaban llegar a una final después de 29 años y se fueron arriba al descanso -gol en contra de Troost Ekong-, pero en el segundo tiempo igualó Nigeria con un penal de Ighalo. Algunos hinchas de Egipto festejaron el empate, lo que ocasionó el enojo de muchos periodistas argelinos en la tribuna de prensa. Parecía que habría definición en tiempo extra, pero el capitán Riyad Mahrez no lo quiso así y con un tremendo tiro libre le dio la victoria 2-1 a Argelia para locura de los jugadores, periodistas y todo el pueblo argelino que festejó por todo el mundo.
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