Juan Manuel López, periodista argentino que reside en España, escribió para el sitio Goal una nota titulada "Mundial y política: La segunda independencia de Senegal llegó a través del fútbol". Pasen y lean.
La primera fue en 1960, cuando dejó de ser una colonia francesa. La siguiente se produjo en Corea-Japón 2002 y la vio el mundo por televisión.
A partir del siglo XV, Portugal, los Países Bajos e Inglaterra se interesaron en este rincón de África para comercializar esclavos y llevarlos sobre todo hacia América. Francia, en 1677, se interesó todavía más en esta tierra y se adueñó de todo lo que se podía ver y de casi todo lo que podía respirar. Senegal pudo recién ser Senegal en 1960, cuando se independizó de los “extranjeros”, pero el hecho no fue tan televisado ni tan comentado en el resto de los continentes. La “segunda independencia”, que se produjo a través del fútbol, sí llegó a más ojos y a más orejas. En 2002, Senegal apareció en las portadas de la mayoría de los periódicos del mundo. Senegal, con un balón y no con un fusil, se hizo de repente mayor y nadie más cometió el error de ignorar a este país africano.
Senegal, Senegal, Senegal… Una y otra vez se escribió el nombre en los medios gráficos, y se escuchó en las radios y en las pantallas de TV. Fue en el partido inaugural del Mundial de Corea-Japón, el 21 de mayo de 2002. Francia, justo la Francia que oprimió durante siglos al pueblo senegalés, llegaba representada con la Selección campeona del mundo y siendo gran candidata a repetir el título en Asia. Se calcula que poco más de una cuarta parte de la humanidad vio por televisión cómo el equipo dirigido por Bruno Metsu (sí, justo un técnico francés, quien falleció en 2013) daba la gran sorpresa: victoria 1 a 0, con el gol de Papa Bouba Diop, quien, en el festejo, se quitó la camiseta y la acomodó en el césped para que baile todo el equipo alrededor. Su nación ya no era colonia. Era un país independiente que gritaba fuerte y que, pese al dolor de la historia, nunca había perdido la alegría.
Extraño pero cierto, el nombre de Bouba Diop, a partir de entonces, se hizo casi más famoso que el del propio Léopold Senghor, el presidente fundador de la actual República de Senegal. Y el funeral de Bruno Metsu, el DT que llevó a esa Selección hasta disputar los cuartos de final de la Copa del Mundo de 2002 (perdió con Turquía 1 a 0), sirve también para entender qué significó aquella competencia para este territorio: el histórico entrenador, pese a haber nacido en Francia, fue enterrado en Dakar, el ataúd portó la bandera de Senegal y el presidente del país, Macky Sall, lo definió en su discurso como “héroe entre los héroes senegaleses” porque ha logrado “alzar la bandera senegalesa al más alto nivel del fútbol mundial”.
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